En las aulas suelen presentarse infecciones que afectan a los alumnos. (Minedu)
En las aulas suelen presentarse infecciones que afectan a los alumnos. (Minedu)
Redacción EC

Un niño menor de dos años podría presentar entre seis y ocho infecciones respiratorias al año, debido a que su sistema inmune aún no está completamente desarrollado por no haber sido expuesto a los microorganismos que causan habitualmente las enfermedades. Así se consigna en un informe de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (Funcei) titulado “No todo es Covid”.

En el contexto del regreso presencial a clases y la disminución de los contagios de COVID-19, el aula es señalada como uno de los principales núcleos de transmisión de enfermedades entre niños y adolescentes, pero, al mismo tiempo, es uno de los espacios más seguros para evitar la circulación de estas por los hábitos de prevención que trajo el nuevo coronavirus. Ante este panorama, los infectólogos consultados por LA NACION (GDA) advirtieron sobre el riesgo de la reaparición de las afecciones habituales en los más pequeños.

“El ingreso escolar suele coincidir con el predominio de enfermedades e infecciones en los chicos, principalmente las respiratorias. En abril y en mayo aumenta la demanda en los servicios de salud porque empiezan a manifestarse los casos, pero un porcentaje muy bajo requiere internación. El común denominador de los cuadros de fiebre y tos, es principalmente del virus influenza. Los niños que concurren al jardín maternal son los más expuestos a todos los virus circulantes, que generan resfríos y cuadros febriles y suelen recuperarse entre los cinco y siete días. Esto no implica que no deban recurrir al jardín, pero sí hay que estar atentos a la gran variedad de virus, que además no generan inmunidad entre ellos porque son distintos”, apuntó Mario Elmo, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

Las infecciones respiratorias, particularmente la bronquiolitis, son las más frecuentes entre los chicos. “Ahora, con la llegada del otoño y con el retorno de las clases presenciales, se debe incrementar la atención en los más pequeños, ya que prevalecerán las infecciones respiratorias. La bronquiolitis, en los más pequeños, de dos años y las neumonías y los cuadros respiratorios inespecíficos, como la rinitis o el coronavirus, son los más frecuentes. La famosa gripe o influenza es un cuadro más complicado, pero se autolimita en niños sanos, por lo que se debe prestar atención en los chicos con factores de riesgo por si aparecen complicaciones: si aparece fiebre alta, alrededor de 39.5°C, dolor de garganta, tos seca o dolores musculares. Es la más temida en chicos con defensas bajas o asmáticos”, detalló Cecilia Torroija, infectóloga pediatra de Funcei.

Y agregó: “En los últimos dos años la circulación del coronavirus prevaleció casi un 100% y, si bien en las últimas semanas se produjo un descenso de los casos, ahora comenzó a circular el virus de la gripe. Las infecciones respiratorias, como el adenovirus, circularon muy poco en esta etapa. El COVID-19 desplazó al resto de virus respiratorios que circulan normalmente, pero ahora estamos volviendo a la etapa previa a la pandemia”.

Las más comunes

En las etapas preescolar y escolar, las enfermedades más frecuentes son las infecciones respiratorias, que se pueden presentar en cualquier etapa del año y la mayoría de ellas se resuelven sin tratamiento específico y sin complicaciones. Por su parte, las gastrointestinales son menos usuales, aunque casi todos los niños presentan alguna al año, según el informe.

La bronquiolitis es la infección más frecuente en los menores de dos años, causada por el virus sincicial respiratorio (VSR), el adenovirus y el virus de la gripe, principalmente. Los expertos insisten en prestar atención a la aparición de fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y de garganta y tos ante el virus de la gripe; que puede derivar en neumonía, comprometiendo a los pulmones, y puede ser viral o bacteriana, como en el caso del neumococo.

Omar Tabacco, médico pediatra y expresidente de la SAP, puntualizó: “Al hablar, siempre emitimos unas gotitas microscópicas que pueden llevar bacterias que contagiamos. También a través de las manos, sobre todo los chicos que se llevan muchos objetos a la boca, en las infecciones gastrointestinales. Algunas medidas que se internalizaron con la pandemia sirven para prevenir estas enfermedades, como el uso del barbijo, la ventilación cruzada y el distanciamiento social; así como la higiene permanente de manos y el uso de alcohol en gel”.

Y agregó: “Con la cuarentena, los chicos se enfermaron muy poco los dos últimos años. Aun así, los beneficios que presenta la presencialidad son muy superiores al potencial efecto de mantenerlos aislados, que generó otras cuestiones físicas y emocionales. Afortunadamente, la mayoría de las enfermedades respiratorias circulantes son sencillas y se previenen en gran parte con la vacunación”.

Prevención

Las cuatro vías principales de contagio son la respiratoria, luego de toser o estornudar; la digestiva o fecal oral, a través del contacto con las manos de objetos contaminados o de la ingestión de agua o alimentos; por el contacto directo con la persona enferma; y por el contacto con la saliva, orina o sangre, donde están presentes la mayoría de los virus.

Los expertos destacaron la vacunación como la principal herramienta de prevención, con énfasis en un marco en el que el gobierno nacional alertó por un aumento de casos de Gripe A. “Se debe respetar el calendario nacional de vacunación, que vacuna contra la gripe estacional a partir de los seis meses. También es importante la del neumococo en esta población”, apuntó Elmo.

Las medidas de prevención para evitar la circulación del coronavirus podrían haber influido en el descenso de la transmisión del resto de virus respiratorios. “Además, el frecuente lavado de manos y la limpieza de superficies dentro de la escuela es fundamental para proteger a los chicos, ya que pueden estar en contacto con secreciones de virus, en tableros, computadoras o juguetes contaminados. El personal educativo también debe ser precavido, manteniendo la ventilación en las aulas y prestar especial atención en aquellos centros que tienen comedores. Si los padres observan algún síntoma, no llevarlos al colegio hasta tener un diagnóstico adecuado”, agregó Torroija.

Los expertos coincidieron en que la implementación de las medidas preventivas del COVID-19 influyeron en la protección de los chicos contra el resto de enfermedades e infecciones más frecuentes.

“Las medidas contra el COVID-19 hicieron más seguras las aulas. La sociedad en general tomó conciencia de la importancia del lavado de manos y se incorporó como un hábito. Durante la cuarentena extrema, los chiquitos no presentaron virus respiratorios o gastrointestinales en general, que habitualmente se ven durante todo el año. Al retomar el contacto el año pasado, insistimos en la importancia de mantener el uso del barbijo y el lavado de manos estricto, que ayudó a que disminuyera la frecuencia de la circulación de estos virus”, puntualizó Torroija.

Elmo concluyó: “Con la pandemia fuimos muy estrictos con los períodos de aislamiento, pero es válido para cualquier enfermedad y es importante que el chico no haga un sobreesfuerzo de acudir a la escuela si no está en condiciones, lo ideal son siete días. Además, estar atentos a si la presencia de mocos y de tos se prolonga en el tiempo, para verificar que no comprometa a su salud general”.

Por Sandra Rodríguez Ramos, La Nación, Argentina/GDA

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