Los investigadores advierten que la medicación solo debe ser usada como último recurso una vez exploradas todas las demás vías (fisioterapia, medidas conductuales, etc.). (Foto: EFE)
Los investigadores advierten que la medicación solo debe ser usada como último recurso una vez exploradas todas las demás vías (fisioterapia, medidas conductuales, etc.). (Foto: EFE)
Redacción EC

El sedentarismo favorece la incontinencia urinaria en mujeres mayores, según un estudio de la Glasgow Caledonian University y la Universidad de Vic-Universidad Central de Catalunya (UVic-UCC), que ha analizado datos de 459 mujeres mayores de 60 años con diferentes tipos de incontinencias.

El trabajo, que publica la revista PLOS ONE (The Public Library of Science ONE), desaconseja las pastillas de incontinencia como solución a largo plazo para los problemas de vejiga, por lo que sus autores se plantean ahora desarrollar una aplicación para proporcionar datos más exactos sobre cómo paliar el problema.

La investigación, en la que ha participado el investigador de la UVic-UCC, Javier Jerez-Roig, ha concluido que estar menos tiempo sentadas y seguir técnicas sencillas para entrenar la vejiga es mejor que escoger como primera opción las compresas, que, según los autores, solo deben utilizarse cuando el tratamiento ha fallado y como último recurso.

Jerez-Roig ha explicado que hay tres trastornos principales para el control de la vejiga en mujeres: la incontinencia de estrés o por esfuerzo, a menudo relacionada con el parto y la debilidad muscular; la incontinencia de urgencia, en que las personas no llegan al inodoro a tiempo por un problema de control de vejiga; y una mezcla de ambos (tipo mixto), que es el más frecuente en mujeres mayores.

Una de las razones de la incontinencia en mujeres mayores sería por estrés o por esfuerzo, a menudo relacionada con el parto y la debilidad muscular. (Foto: EFE)
Una de las razones de la incontinencia en mujeres mayores sería por estrés o por esfuerzo, a menudo relacionada con el parto y la debilidad muscular. (Foto: EFE)

Las mujeres que han participado en el estudio llevaron un acelerómetro, dispositivo para medir la actividad física, las 24 horas del día durante cinco días. Según los autores del trabajo, aunque se sabía que la actividad física puede ayudar en los problemas de la vejiga, "es la primera vez que se ha encontrado una asociación significativa entre comportamiento sedentario e incontinencia en una gran cohorte". Jerez-Roig ha destacado que "es fundamental sentarse menos y moverse más" y "desglosar los ratos de sentarse en períodos de menos de 18 minutos".

"Sabemos que estar sentadas es malo para este colectivo, pero hasta ahora no se había encontrado evidencia de que pudiera estar asociado con las pérdidas de orina cuando estos períodos de sedentarismo son prolongados. El tipo de incontinencia que parece estar más relacionado es el de urgencia, así que aconsejo a las mujeres que se sienten menos y se muevan más", ha abundado el investigador.

El estudio prueba que las mujeres con incontinencia urinaria están sentadas durante períodos de tiempo un 19% más largos que las que no la padecen.

Actualmente, para paliar el problema de la incontinencia a corto plazo hay múltiples opciones, como medicación o usar pañales, aunque los investigadores advierten que la medicación solo debe ser usada como último recurso una vez exploradas todas las demás vías (fisioterapia, medidas conductuales, etc.).

"Ahora hay más mujeres que nunca que compran compresas para la incontinencia. Las estanterías de los supermercados están llenas. Esto no había pasado nunca. Toda la publicidad de materiales para la incontinencia en la televisión está normalizando su uso como solución para este problema. Se publica que puedes ser sexy aunque lleves una compresa, pero no es normal tener pérdidas, es común, pero no normal", señalan los autores del estudio.

Según los investigadores, tres cuartas partes de las mujeres pueden mejorar o curar sus problemas de incontinencia mediante técnicas sencillas, como entrenar la vejiga o ejercicios musculares del suelo pélvico, moviéndose más o modificando sus hábitos de ingesta de líquidos.

Fuente: EFE

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