A nurse holds a newborn baby, seen wearing a face shield as a protective measure amid the COVID-19 coronavirus pandemic, at a maternity facility in Jakarta on April 21, 2020. (Photo by ADEK BERRY / AFP)
A nurse holds a newborn baby, seen wearing a face shield as a protective measure amid the COVID-19 coronavirus pandemic, at a maternity facility in Jakarta on April 21, 2020. (Photo by ADEK BERRY / AFP)
/ ADEK BERRY
Agencia EFE

La presencia de ciertos contaminantes en el aire y el agua pueden influir en si un bebé nacerá niño o niña, según el análisis de más de 6 millones de nacimientos en Estados Unidos y Suecia publicado este jueves en la revista PLOS Computational Biology.

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Durante este estudio, dirigido por Andrey Rzhetsky, de la Universidad de Chicago (EE.UU.), los investigadores analizaron registros de más de 3 millones de nacimientos en Estados Unidos desde 2003 a 2011, así como datos de más de 3 millones de nacimientos en el Registro Nacional de Pacientes de Suecia desde 1983 hasta 2013.

Los expertos cruzaron esos datos con información sobre el clima y diferentes contaminantes atmosféricos y acuáticos en el periodo de cada nacimiento.

Al hacer ese análisis, el equipo dirigido por Rzhetsky determinó que varios contaminantes estaban asociados con cambios en la proporción de sexos al nacer (SRB, en sus sigas en inglés) durante diferentes etapas, ya fuera aumentando o disminuyendo la cantidad de bebés varones respecto a recién nacidos de género femenino.

De acuerdo a sus datos, la presencia de contaminantes del aire como bifenilos policlorados, hierro, plomo, mercurio, monóxido de carbono y aluminio, y contaminantes acuáticos como el cromo y el arsénico, influyeron en el sexo del bebé.

Además, los expertos encontraron otros factores asociados con la SRB, incluyendo sequías extremas y tasas de accidentes de tránsito.

Cuando los investigadores intentaron determinar vínculos entre dos eventos de alto estrés en EE. UU. y la SRB en las áreas cercanas, no encontraron relación entre el huracán Katrina, en agosto de 2005, y el SRB local, pero sí una asociación significativa en el caso del tiroteo de Virginia Tech, en abril de 2007.

A pesar de estos hallazgos, Rzhetsky aseguró que este estudio no puede determinar si dichos contaminantes realmente causaron los cambios observados en la SRB.

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