Los compromisos de reducción de emisiones en el horizonte de 2025 o 2030, presentados voluntariamente por los Estados en la COP21 a fines de 2015, harían que el mercurio suba más del 3°C en 2100. (Foto y video: AFP)
Redacción EC



Hay una diferencia "catastrófica" entre las promesas nacionales de limitación de emisiones de gases de efecto invernadero y las acciones necesarias para contener el calentamiento global a menos de 2°C, advirtió la ONU a seis días del inicio de la COP23.

"Los compromisos actuales de los Estados cubren apenas un tercio de las reducciones de emisiones necesarias, abriendo una brecha peligrosa" anunciadora de grandes desajustes (canículas, inundaciones, superhuracanes...), subrayó Erik Solheim, director del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUE), que publica este martes su informe anual sobre la acción climática mundial.

"Gobiernos, sector privado, sociedad civil deben colmar esta diferencia catastrófica", agregó. Y subrayó: "Un año después de la entrada en vigor del acuerdo del clima de París, estamos lejos de hacer lo necesario para impedir una vida de miseria a cientos de millones de personas".

"El acuerdo de París impulsó la acción climática, pero esta dinámica claramente se está debilitando", opina el ministro costarricense Edgar Gutiérrez Espeleta, presidente para 2017 de la Asamblea de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Según el informe del PNUE, al mismo tiempo hay que "acelerar urgentemente las acciones a corto plazo y reforzar la ambición a largo plazo".

"Todos los países" están implicados, especialmente el G20, responsable de tres cuartas partes de las emisiones, se añade.

La revisión de los compromisos nacionales, prevista en 2020 por el Acuerdo de París, será la "última ocasión" para hallar la correcta trayectoria para 2030: si no es así, "es extremadamente improbable que el mundo quede por debajo del objetivo de los 2°C y desde luego del 1,5°C de calentamiento respecto a la revolución industrial", añade el balance.

Este texto es publicado antes de la apertura el lunes en Bonn de la 23ª conferencia de la ONU sobre el cambio climático.

Los compromisos de reducción de emisiones en el horizonte de 2025 o 2030, presentados voluntariamente por los Estados en la COP21 a fines de 2015, harían que el mercurio suba más del 3°C en 2100.

Lejos de los objetivos

Para quedar por debajo del 2°, habría que emitir como máximo 41,8 gigatoneladas (Gt) equivalente CO2 en 2030, contra 51,9 Gt en 2016. Y si los países se limitan a sus actuales compromisos, sin reforzarlos, producirán 52,8 Gt en 2030.

El PNUE cita las acciones posibles y necesarias para ahorrar más de 30 Gt por año antes de 2030 (renovación de inmuebles, energías renovables, transportes...) pero admite que persisten numerosas incertidumbres relativas a las tecnologías, y la capacidad o voluntad de los Estados.

También se impone el cierre de las centrales de carbón, indica el PNUE, que las cifra en 6.683, más otras en proyecto.

"El PNUE hace lo que puede para intentar conservar una visión optimista, pero el futuro es lúgubre" comenta el climatólogo Glen Peters, interrogado por la AFP.

"Ya es el octavo informe, y cada año la conclusión es la misma: 'hay que actuar urgentemente, hay medios a disposición'. Pero, en el detalle, el texto es más bien sombrío" este año, añade.

En efecto, cada acción "está en el límite de la viabilidad", subraya el experto del centro de investigación Cicero (Oslo). "Y si una de ellas fracasa, no podremos colmar la diferencia en 2030", explica.

(Fuente: AFP)

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