Javier Santaolalla se ha tomado muy en serio lo de la divulgación científica. Por ejemplo, hace monólogos de ciencia en clave de humor. (Foto: Archivo personal).
Javier Santaolalla se ha tomado muy en serio lo de la divulgación científica. Por ejemplo, hace monólogos de ciencia en clave de humor. (Foto: Archivo personal).
Bruno Ortiz Bisso

Javier Santaolalla nació en Burgos en 1982. Al terminar el colegio hizo un test vocacional. No quería saber nada como las letras, la comunicación, las humanidades. Sus opciones fueron estudiar ciencias básicas o ingeniería, que fue lo que finalmente eligió. A la mitad de la carrera descubrió que las no eran lo que pensaba, pero no se echó para atrás. Terminó ingeniería y empezó a estudiar física. Luego, su pasión por compartir el conocimiento lo hizo acercarse a las humanidades y se ha convertido en uno de los principales divulgadores científicos en habla hispana.

El científico -que además es monologuista, ‘youtuber’ y forma parte del colectivo Big Van Ciencia- estuvo en Lima para presentar en la FIL 2018 su nuevo libro “Inteligencia física”. El Comercio conversó con él sobre las claves para una divulgación científica efectiva y sobre cómo la es el motor de desarrollo para los países.

--Hoy no se ve mucho espacio para la ciencia. Incluso hay quienes aseguran que la ciencia no vende. ¿Crees que es cierto?
La realidad es que siempre esa ha sido una excusa para muchos medios de comunicación que no han querido arriesgarse a hacer algo diferente. Se escudan que eso de que la no vende para no innovar, para no probar con nuevos formatos. Pero la realidad es que no tiene ningún sentido. En efecto, hay muchas noticias de ciencia que llaman la atención, pero no son lo único. Cada vez hay más videojuegos que tienen muchos componentes de ciencia en sus tramas; las películas y series siguen recurriendo a la ciencia ficción y a los argumentos científicos para sus historias. La ciencia está mucho más presente de lo que la gente cree. Lo que pasa es que a veces no sabemos que estamos consumiendo ciencia. El entretenimiento está bien, pero la gente está buscando cosas diferentes, algo más. Y ese extra te lo puede dar el conocimiento. Me entretengo, pero aprendo algo nuevo es una combinación que está teniendo mucho éxito. Al entretenimiento de toda la vida le estamos dando un valor agregado espectacular.

-- ¿Todos los temas de ciencia se pueden explicar? ¿Hasta los que parecen más complejos y tediosos?
Es un verdadero ejercicio de comprensión lograr explicar algo a alguien que no comprende nada. Pero lo cierto es que no hay ningún tema científico que no puedas explicárselo a cualquier persona de la calle. Existen diversos recursos para lograrlo, pero también se necesita muchísimo esfuerzo. Pero hasta ahora no me he encontrado con nada de la que no se pueda explicar.

-- Hay temas como la física cuántica que parecen demasiado complejos…
En la serie animada “Rick y Morty” hay muchas referencias y uso de términos relacionados con la física cuántica y la gente los entiende. Uno de los mayores errores de la comunicación es que quienes toman las decisiones piensan que la gente es tonta. Te sorprendes cuando no cedes a ese miedo a que la gente se pierda. Sin embargo, cuando esa misma persona no entiende algo, pero luego se da cuenta que más adelante lo va a entender, se genera un adicción. En mis videos soy bastante agresivo con los temas que trato. Sé que hay mucha gente que no entiende todo lo que les explico, pero para mí es muy importante crearles desconcierto sin generar frustración. Está bien que la gente no entienda, pero no podemos tratarla como tontos. 

-- ¿La clave es generar curiosidad?
Claro. Y no tratar a la gente de tonta. Si le explicas algo con manzanas probablemente lo entiendan, pero no generarías la curiosidad de querer aprender más. Es fundamental que la gente se enfrente a su propia ignorancia, que se topiece con aquellas cosas que aún no pueda entender, pero que sepa que hay algo más. Es sano que hayan cosas que no podamos entender, pero si fuera todo fácil de entender no sería interesante. Cuando uno presenta el contenido como un reto, como algo alcanzable pero que requiere esfuerzo, la gente se engancha y por eso hay mucha gente que es muy fiel a los canales de en YouTube.

-- Estás en Lima para presentar tu sexto libro, el segundo como autor principal: “Inteligencia fìsica”. ¿Cuáles son las ideas principales?
Es un libro en el que he intentado reflexionar acerca de lo que es ser un físico y en el camino he descubierto varias cosas. Primero, que un físico ve el mundo de una manera diferente al resto de personas. Es algo que defiendo en los primeros capítulos, el tema de que un científico -en particular un físico- aprecia mejor el mundo. El pensamiento científico te hace tomar mejores decisiones al entender tu entorno, al entender filosóficamente quiénes somos, qué es el universo, qué es la materia. Entender esas cosas hace que podamos enfrentarnos mejor a los problemas del día a día, que entendamos nuestra conexión con el universo. La naturaleza científica es algo propio del ser humano. Mientras escribía el libro descubrí que todos tenemos un científico, un físico adentro, y que es muy fácil ejercitarlo y permitir que salga. Si potencias tu naturaleza científica vas a ser más feliz.

-- ¿Qué se le puede decir al joven científico que siente deseos por divulgar, pero aún lo está pensando?
Es un paso muy importante e interesante, pero no es algo que todo el mundo tenga o pueda hacer. Pero a quienes tengan esa curiosidad los animo a que lo hagan. Aunque al principio pueda dar vértigo, es el mismo camino el que empieza a enseñar todo. Lo primero que se tiene que hacer es practicarlo. Es frustrante enfrentarse al vacío de la gente, porque existe, es una realidad y hay que asumirlo. No hay mejor escuela que enfrentarte a algo desde cero, donde el propio creador eres tú. Tú debes aprender a editar videos, a tomar los fotos, a los audios. La calle es un auténtico máster en comunicación. Pero la recompensa es enorme. 

-- ¿Qué le diría a un chico que está terminando el colegio y duda por estudiar ciencias?
Vivimos en una época especialmente buena para las ciencias por dos motivos: estamos en un mundo hiperglobalizado y hoy un chico de la escuela de la ciudad más pequeña del Perú o de cualquier país puede terminar estudiando en Harvard o trabajando en algún laboratorio de Singapur, por dar un ejemplo. Hay gente de todo el mundo en los centros más importantes de investigación. Esto es una suerte, porque tu país puede ir mal y no apostar por la ciencia, pero si tú tienes talento habrá otro país que sí apueste por ti. Y es que así se construyen países, invirtiendo en investigación. Suecia, Japón, EE.UU. continuamente están captando gente con ideas, talento, capacidad de trabajo, para formarlos, desarrollarlos. Y lo segundo, es que la está en auge pese a que se pueda pensar en lo contrario. Cada vez se necesitan más científicos y hay menos gente que hace ciencia. Hay una brecha que cada vez es mayor y los científicos somos los beneficiados. La sociedad moderna demanda más ciencia. Los dispositivos electrónicos, la domótica, la dependencia tecnológica… hay un futuro muy prometedor para los científicos.

-- ¿Vale la pena seguir invirtiendo en ciencia?
La es la que permite que llegue el agua potable a más sitios, la que consigue un factor que genera alimento en el mundo, la que consigue que lleguen mayores recursos a las zonas más inhóspitas del planeta. La ciencia es una herramienta muy importante que consigue reducir esas brechas. Es el mejor aliado contra las enfermedades, la desnutrición y de los mayores problemas del mundo. Las mejores economías del mundo son las que más apuestan por la ciencia. Si un país crece más cuando apuesta por la ciencia, por qué no hacerlo. Es una de las paradojas del mundo moderno. Un mundo que se moderniza gracias a la ciencia, pero a la que cada vez más le damos la espalda.

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