Voluntario de la CRP consuela a uno de los damnificados del terremoto de Pisco del 2007. (Foto: CRP)
Voluntario de la CRP consuela a uno de los damnificados del terremoto de Pisco del 2007. (Foto: CRP)
Diego Suárez Bosleman

El 31 de mayo de 1970, el terremoto en el Callejón de Huaylas dejó un inimaginable rastro de destrucción y muerte en el país. Mientras muchos huían del lugar, cinco voluntarios de la Cruz Roja Peruana (CRP) se movilizaban rápidamente a Huaraz. “Cruzamos a través de los cerros porque la carretera estaba bloqueada”, relata Augusto del Solar, miembro por más de 60 años de la CRP. Lo que vieron al llegar fue desolador: la ciudad había desaparecido prácticamente. Pero, a pesar de ese panorama y el frío, empezaron con su labor.

Hoy, esta institución –que se puede jactar de haber acompañado al país en gran parte de su historia republicana, así como en sus momentos más críticos– cumple 140 años. En todo ese tiempo, se ha mantenido como un símbolo de la ayuda humanitaria.

—Época de guerra—

El origen de la Cruz Roja Peruana se remonta a la Guerra del Pacífico. En 1879, un grupo de estudiantes y catedráticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, al prever una numerosa cantidad de víctimas, propusieron la creación de ambulancias civiles. Estas, así como los recursos que necesitarían, serían administradas por una junta central, con sede en Lima.

Se formaron en total cuatro ambulancias civiles, que se dividían en dos secciones: una fija (hospital) y otra volante (campamentos).

El cirujano Plácido Garrido Mendívil, citado en el libro “125 años de la Cruz Roja Peruana”, del periodista Carlos Batalla, relata que durante el combate de San Francisco, la primera y segunda ambulancia atendieron hasta la madrugada a más de 150 heridos, a los cuales recogieron del campo de batalla, exponiéndose al fuego enemigo. Es más, tras finalizar la batalla de Tarapacá, una sección de las ambulancias tuvo que auxiliar a 339 heridos, entre ellos 49 chilenos.

Con la firma del Perú en la Convención de Ginebra en 1880 –piedra angular del derecho internacional humanitario– y el notable trabajo de la junta central y las ambulancias civiles, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja aceptó la solicitud del Perú, convirtiéndose en el primer país americano en ser parte de esta asociación. Es así cómo la junta central pasó a llamarse Junta Central de Ambulancias de la Cruz Roja.

Se estableció como fecha de fundación el 17 de abril de 1879, día en el que se aprobó la creación de las ambulancias civiles.

—Legado—

Tras la guerra, y como se anunció en la Tercera Conferencia Internacional en Ginebra, la labor de la Cruz Roja empezó a enfocarse en la preparación de recursos ante emergencias y el adiestramiento de voluntarios para esos casos.

A pesar de que se estaba en una etapa de relativa paz, esta institución tuvo que enfrentar duros momentos.

“Durante la época del terrorismo, el Gobierno decía que la CRP apoyaba a los terroristas, y estos pensaban que estábamos de lado de los militares. Tuvimos varias dificultades, pero se fue educando a ambos lados. Si había heridos, los atendíamos sin importar otra cosa”, sostiene Del Solar, y agrega que el lema de la Cruz Roja es: “todos somos hermanos”.

En los últimos años, la CRP ha tenido una significativa participación en situaciones de emergencia, como en los desbordes de ríos en el 2017. Actualmente sus esfuerzos están dirigidos también al tema de la migración.

María Josefina García Roca, presidenta de la Cruz Roja Peruana, indica que se están llevando a cabo talleres para determinar qué se puede hacer por los migrantes, qué tipos de servicios ofrecer, en mediano y largo plazo, con el fin de evitar la vulneración de sus derechos.“Ya no se trata solo de mitigar los efectos de desastres”, comenta García Roca.

Su labor incluye, asimismo, la educación y el empoderamiento de grupos sociales. Agrega que la labor de la Cruz Roja Peruana no es sencilla, pues, en muchos casos, tienen que alejarse de su familia o exponer su propia vida. Sin embargo, tanto ella como Del Solar, afirman que el voluntariado es ampliamente gratificante.

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