(Foto: Reuters)
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Diego Suárez Bosleman

El Perú recibió a un interesante visitante: el avión científico estadounidense que en el 2017 observó y estudió desde el cielo un . Su llegada tiene un propósito: el 2 de julio se elevará sobre la Isla de Pascua (Chile) para perseguir nuevamente este tipo de evento astronómico y revelar datos significativos sobre el . Para eso, la aeronave cuenta con un sistema único en su clase, que permitirá analizar la misteriosa corona solar.

–Misterios sin resolver–

Antes que nada, debemos entender que el Sol desafía la lógica. La corona, la capa más exterior de la atmósfera solar, tiene una temperatura de más de un millón de grados, mientras que más abajo, en su superficie subyacente, la temperatura ronda solo los 5.500 grados. Además, en esta estrella ocurren violentos fenómenos que afectan el clima espacial, como erupciones e intensos estallidos de radiación, capaces de interrumpir las comunicaciones de radio, dañar satélites y –en sus formas más graves– interferir con las redes eléctricas terrestres.

“Para poder tener mejores predicciones del clima espacial, de las eyecciones de masa desde la corona y de las erupciones solares, incluso entender por qué la corona es tan caliente, es necesario medir el campo magnético del Sol. Pero a su vez, para comprender el campo magnético necesitamos entender lo que ocurre en la corona”, le dijo a El Comercio Jenna Samra, científica de instrumentos en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.

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“El experimento que vamos a llevar a cabo el 2 de julio no puede medir el campo magnético, pero nos dará la idea de cómo crear un instrumento que lo haga de una forma más precisa, ya sea una sonda, un globo espacial o una nave”, agrega la especialista.

–Una nueva ventana–

El proyecto consiste en el uso de un dispositivo llamado AIR-Spec, un espectrómetro diseñado para –desde el aire y durante un eclipse solar– observar las líneas de emisión infrarroja que son expulsadas desde la corona, que guardan información clave sobre ese ambiente.

“La tecnología nos permite observar líneas de ondas infrarrojas que hace diez años no éramos capaces de observar. Cada vez que abres una nueva ventana en la observación astronómica, incrementas tu entendimiento de los procesos físicos que ahí ocurren, porque ahora eres capaz de verlos en una forma distinta”, explicó a este Diario Edward DeLuca, astrofísico de Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.

(Infografía: Raúl Rodríguez)
(Infografía: Raúl Rodríguez)

Por qué realizar este tipo de experimento durante un eclipse solar. De acuerdo con DeLuca, durante un eclipse solar total, la Luna cubre el disco solar, lo que permite que las líneas infrarrojas se vean con mayor facilidad. Además, el avión –un Jet Gulfstream V– se elevará más de 12.000 m, una altitud que colocará a la aeronave por encima de las nubes y el vapor de agua de la atmósfera, que bloquea la radiación infrarroja.

Otro punto destacable –indican los especialistas– es que el AIR-Spec ha sido mejorado para adaptarse y reducir los errores causados por el movimiento del avión, así como otros cambios para aumentar su rendimiento.

El equipo espera que estas mejoras otorguen un conjunto de datos mucho más preciso que el del primer vuelo.

Por otro lado, el próximo eclipse solar total –en la zona de la Isla de Pascua– tendrá una duración de unos ocho minutos, prácticamente el doble de tiempo que el del 2017.

Pero este no es el único significativo intento por resolver los misterios del Sol. En agosto del año pasado, la NASA lanzó al espacio la sonda Parker. Se trata de una máquina que viajará a través de la atmósfera del Sol, más cerca de su superficie que cualquier otro objeto hecho por el hombre.

Uno de sus objetivos primarios será rastrear cómo la energía y el calor se mueven a través de la corona solar. La NASA sostiene también que la nave “volará lo suficientemente cerca del Sol para ver cómo el viento solar se acelera de lo subsónico a lo supersónico, y volará a través del lugar de nacimiento de las partículas solares de mayor energía”.

Esto solo demuestra que es cuestión de tiempo para entender el comportamiento de nuestra estrella principal.

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