El oso de anteojos está considerado como una especie Vulnerable para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El oso de anteojos está considerado como una especie Vulnerable para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Mongabay Latam

En el norte de Perú, hacia el lado occidental de la cordillera de los Andes, aún quedan relictos de lo que alguna vez fueron grandes extensiones de bosques nublados montanos. Ahora, solo quedan unos pocos fragmentos de estos ecosistemas y el área mejor conservada corresponde al Refugio de Vida Silvestre Bosques Nublados de Udima (RVSBNU), en la región Cajamarca.

“Son bosques con influencia amazónica, de mucha importancia para los servicios ecosistémicos hídricos. Abastecen de agua al pueblo de Udima y a las cuencas de los ríos Chancay y Zaña”, explica Aníbal Calderón, jefe del área natural protegida.


Se trata de un bosque con flora y fauna de la Amazonía –precisa Calderón– debido a la presencia del abra de Porculla, la zona más baja de la Cordillera de los Andes. Un ecosistema que alberga una gran diversidad biológica de especies endémicas y amenazadas, así como una zona arqueológica.

Una reciente investigación con cámaras trampa ha permitido captar imágenes de la fauna de Udima. El zorro costeño (Lycalopex sechurae) ha sido la especie que aparece con mayor frecuencia, pero en los videos también se ven osos de anteojos (Tremarctos ornatus), yaguarundis (Puma yagouaroundi), pumas (Puma concolor) y gatos monteses (Leopardus colocolo), entre otros animales.

El último refugio para el oso de anteojos
Cuatro osos de anteojos fueron identificados por las imágenes de las cámaras trampa. Tres de ellos ubicados en sectores fuera del área protegida y uno dentro de la reserva, detalla Renzo Piana, director de Ciencia de la Organización para la Conservación del Oso de Anteojos de Perú (SBC por sus siglas en inglés).

El Refugio de Vida Silvestre de Udima no es un bosque continuo, está dividido en tres sectores con espacios libres entre ellos de por lo menos 10 kilómetros. Cuando se decidió su categorización, estas zonas ya estaban impactadas por la deforestación y algunos sectores habían sido ocupados por ganaderos. 

“Fue una sorpresa identificar a los osos. Creemos que se trata de los registros del oso andino más al sur del sector oeste de los Andes. Después ya no existen hábitats para esta especie porque es más seco y con presencia de poblados”, comenta Piana sobre los hallazgos de SBC, institución que en coordinación con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) realizó este primer monitoreo de vida silvestre en Udima.

Se colocaron 104 cámaras trampa para el monitoreo de la fauna en los bosques de Udima. Foto: SBC Perú.
Se colocaron 104 cámaras trampa para el monitoreo de la fauna en los bosques de Udima. Foto: SBC Perú.

Entre los animales que registraron las cámaras trampa figuran cuatro especies de felinos: el puma, el tigrillo, el gato montés y el yaguarundi.

“Nuevamente encontramos al yaguarundi al oeste de los Andes. Y al parecer es más común de lo que pensábamos”, agrega Piana sobre esta especie que en Perú es considerada sobre todo Amazónica, pero que también habita cerca de la costa peruana, como lo demostró un monitoreo anterior hecho en Laquipampa .

Se registraron 21 mamíferos en total. Entre ellos figuran especies silvestres como el venado de cola blanca (Odocoileus virginianus), la zarigüeya (Didelphis marsupialis), el zorro costeño (Lycalopex sechurae), el majaz (Cuniculus sp.) y el manco o taira (Eira barbara), entre otras.

En cuanto a las aves, se captaron a 15, algunas de ellas fueron la pava parda (Penelope barbata), el aguilón (Geranoetus melanoleucus), el gavilán caminero (Rupornis magnirostris), el águila solitaria (Buteogallus solitarius), la lechuza del Pacífico (Otus roboratus) y el cuculí (Zenaida meloda).

Para captar esta gran riqueza animal se colocaron 104 cámaras trampa en 53 estaciones y 51 de ellas tuvieron dos aparatos, explica José Vallejos, investigador biológico y de relaciones comunitarias de SBC Perú, quien lidera el equipo del monitoreo en campo. Vallejos cuenta que en esta ocasión fueron dos equipos, integrados por dos personas cada uno —un representante de SBC Perú y un guardaparque de Udima—, quienes se encargaron de instalar todas las cámaras trampa.

“Se instalan cada kilómetro y medio. En cada lugar colocamos dos cámaras, una frente a la otra. Las programamos para obtener videos de 30 segundos y 3 fotos cada vez que se activa. Esto sucede cuando los sensores detectan movimiento”, explica Vallejos.

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Amenazas para Udima
“Especies como el yaguarundi, el majaz y la pava negra, que creíamos solo se veían en la Amazonía, se han encontrado en Udima. Y también sucede con la flora, con especies como los podocarpus, los helechos arbóreos y las palmeras”, comenta Calderón, jefe del área protegida.

Calderón explica que la presencia de estos animales permite plantear un nuevo monitoreo para la fauna, pues es posible encontrar especies desconocidas para estos bosques. “Ahora tenemos una línea base de fauna para actualizar el Plan Maestro de Udima”.

La presencia del oso de anteojos ha sido un hallazgo importante —dice— porque ha permitido conocer que esta especie no solo está dentro del área protegida, sino también en los espacios libres entre los tres sectores que forman el refugio de Udima. Esta información ha sido un aporte para que se proponga que esos sectores libres formen parte del área de amortiguamiento y Udima sea un espacio continuo protegido. “Este es un enfoque de integración”, dice Calderón y menciona que el área protegida aún está expuesta a amenazas.

Antes de su categorización como área protegida en febrero de 2010, los bosques de Udima perdían unas 200 hectáreas al año. “Cuando se crea este espacio de conservación ya había 800 hectáreas impactadas”, precisa Calderón.

En julio de 2011, el Ministerio del Ambiente decidió su categorización final y se convirtió en el Refugio de Vida Silvestre Bosques Nublados de Udima, con una extensión de 12 183 hectáreas en sus tres sectores.

Renzo Piana, de SBC, agrega que la agricultura y sobre todo la ganadería son las dos actividades que ejercen una fuerte presión sobre este ecosistema. “La ganadería está presente en casi todas las áreas protegidas al oeste de los Andes”.

La versión completa de este reportaje de fue publicada en Mongabay Latam.

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