(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Diego Suárez Bosleman

Los usamos para hacer llamadas, informarnos, socializar y hasta tomar fotografías. Sin embargo, en los últimos años, los teléfonos inteligentes, así como otros dispositivos móviles, son piezas claves en la realización de procedimientos médicos. “Se trata de una nueva tendencia llamada salud móvil”, dijo a El Comercio Tobey Clark, director del Centro Colaborador para la Gestión de Tecnologías Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este especialista estuvo recientemente en el país –invitado por la Universidad Continental– para dictar una serie de conferencias sobre tecnologías médicas y explicar el concepto de la salud móvil.

— ¿Los centros médicos dependen más que nunca de las innovaciones tecnológicas?

Hay que tener en cuenta que actualmente vivimos en un mundo conectado. En Estados Unidos al menos el 30% de los dispositivos médicos está conectado a una red. Podemos ingresar a los registros electrónicos de salud directamente desde la red del hospital. Gracias a esta conexión los médicos pueden obtener y analizar información almacenada a kilómetros de distancia. Asimismo, los dispositivos móviles, como los smartphones y los ‘wearables’ (tecnología ponible), permiten también mejorar el trabajo de los médicos.

— ¿De qué forma?

A pesar de su tamaño, el smartphone es muy poderoso y muchas personas tienen uno. Se trata de una herramienta ideal para la salud. Y es que la mayoría de cosas que puedes ver en un laboratorio se puede unir al teléfono. Puede colocar una gran variedad de gadgets para realizar distintas labores médicas, como realizar ultrasonidos, análisis microscópicos, monitoreo de la presión de la sangre, análisis respiratorios. Asimismo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprobó recientemente el nuevo Apple Watch, que tiene integrado un electrocardiograma para monitorear el corazón del paciente. Todo esto es nuevo, esto es salud móvil. Sin embargo, hay inconvenientes.

(Foto: Universidad Continental)
(Foto: Universidad Continental)

— ¿Como cuáles?

Uno de ellos es la confiabilidad de las conexiones Wi Fi; es decir, si será lo suficientemente eficaz para poder permitir el correcto funcionamiento de los dispositivos. Si vas a un lugar donde no hay una adecuada recepción de Wi Fi no se podrá monitorear al paciente. Otra de las principales preocupaciones es el hackeo; por ejemplo, el uso de un código malicioso para robar datos de las personas atendidas o provocar el mal funcionamiento de los equipos electrónicos del hospital.

— ¿Actualmente los países están en la capacidad de adoptar la salud móvil?

Es interesante porque en EE.UU. tenemos una infraestructura fuerte para Internet. Los datos médicos viajan rápidamente desde los dispositivos hasta los registros de los hospitales. Sin embargo, en Sudamérica o en África, todos tienen un teléfono celular, incluso dos por persona, lo que en EE.UU. no es usual. Ustedes tienen una mejor red de telefonía móvil. Eso debería ser la fuente de interacción, es decir, el teléfono móvil debe ser su dispositivo médico por excelencia.

— ¿En el Perú hay ejemplos de esta nueva tendencia?

Junto con la especialista Rossana Rivas desarrollamos un proyecto en el 2011 con el Gobierno Regional de Arequipa. Consistía en el diagnóstico de niños usando señales de Internet por satélite. En el 2012, realizamos otro proyecto en Cusco para diagnosticar malnutrición a través de dispositivos de telemedicina (a larga distancia) y señales satelitales de Internet. En el 2015, llevamos a cabo un proyecto con celulares, gadgets y softwares, sin el uso de Internet, para examinar malnutrición, enfermedades infecciosas y respiratorias, y problemas estomacales en niños menores de 5 años.

— ¿Cuál es el siguiente paso en el uso de este tipo de tecnología?

Uno de los siguientes pasos es el entrenamiento de especialistas detrás de los distintos procedimientos médicos, como el personal clínico y los operarios de los equipos médicos. No obstante, se busca que este aprendizaje se lleve a cabo a través de sistemas de realidad virtual. De esta manera, a través de sensores y dispositivos, los expertos pueden entrenar en un ambiente que simula una situación real. Es una gran herramienta de aprendizaje, un gran avance que poco a poco se está acercando más. Creo que en unos 10 años la mitad de los dispositivos médicos estará conectada a Internet y toda la información que recojan se registrará automáticamente en las bases de datos de los hospitales.

Síguenos en Twitter...

Contenido sugerido

Contenido GEC