Reseña: Sonic Runners
Reseña: Sonic Runners
Juan Pablo Robles R.

 

Hace 24 años Sega lanzó al mercado a su personaje icónico: Sonic, un erizo de 15 años que podía correr a una increíble velocidad. Fue el principal competidor de Mario Bros., de Nintendo. Sin embargo, Sega dejó de hacer consolas y trabajó al personaje en distintas plataformas.


El pasado 2 de julio llegó en versión para dispositivos móviles Sonic Runners, un videojuego gratuito que busca captar la atención tanto de los amantes de los juegos clásicos como los ‘gamers’ casuales,que buscan un entretenimiento sencillo.


El videojuego es del tipo ‘endless runner’, por lo que no sorprende ni muestra alguna característica que lo diferencia de alguno de los cientos de juegos que apuestan por lo mismo, muchos de los cuales hemos reseñado en este espacio.


Tras la instalación se debe esperar por la primera actualización del juego. Esto puede tomar varios minutos, dependiendo de la calidad de su conexión. Recuerde que Sonic Runners requiere de conexión a Internet mientras el juego esté en uso.


El concepto es sencillo: Sonic, Knuckles  o Tails deben correr en los distintos niveles y obtener la mayor cantidad de anillos y otros objetos (como gemas) que aparecen en pantalla. Estos se usan en la tienda para obtener algunas mejoras.


Dominar el control no es complejo. El personaje corre de forma automática mientras que el ‘gamer’ solo debe pulsar la pantalla para realizar los distintos saltos. Lo mejor del videojuego es la parte gráfica. Se ha trabajado como si se tratara de las primeras versiones del juego.


Si bien la descarga es gratuita, la opción de adquirir mejoras o artículos en su tienda aparece a cada momento e incomoda, y llega a tal punto que puede provocar al usuario cambiar de juego o eliminarlo. Su monotonía es una constante. No es necesario avanzar demasiados niveles para ver que no variará.

 

Está catalogado para toda edad.


CALIFICACIÓN


Sonic Runners no tiene nada que lo diferencie del resto de juegos similares que aparecen cada semana. Genera nostalgia pero la monotonía juega en su contra. No lo recomendamos.


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