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God of War
Harry Bazán Gómez

Después de más de cuatro años de desarrollo y mucha expectativa como zozobra, Santa Monica Studio vuelve a sacar un título de su más aclamada saga y nos pone nuevamente en la piel del legendario espartano Kratos. El Dios de la Guerra, ya entrado en años, se verá obligado a enfrentar los desafíos de las tierras nórdicas mientras que aprende a lidiar con la responsabilidad que conlleva ser padre.

La franquicia llevaba siete títulos a sus espaldas y la fórmula que la caracterizaba, una mezcla entre violencia y tragedia griega conjugados en el género Hack and slash, ya mostraba signos de desgaste. Es por eso que la desarrolladora señaló poner todos sus esfuerzos en evolucionar estas características y es, bajo la prometedora dirección de Cory Balrog, que este título apunta a nuevos aires y a una experiencia más contemplativa sin dejar de lado la naturaleza agresiva de su protagonista.

El tráiler de :

Este nuevo God of War nos sitúa en la continuación de la historia del Fantasma de Esparta, que tras exterminar al Olimpo e intentando huir de la desdicha y la culpa, se exilia en los fríos páramos del norte de Europa buscando un reinicio a su vida. Allí logra un periodo de tranquilidad junto a una nueva familia: su esposa Faye y su hijo Atreus.

¿El nuevo título de Santa Monica Studio está a la altura del videojuego que prometieron? ¿Es este God of War la llegada triunfal de Kratos a las consolas de octava de generación de Sony? Este análisis (libre de spoilers) arrojará un poco de luz sobre todas las dudas que conciernen a esta entrega.

► Historia

El fallecimiento de la madre de Atreus y su deseo de que “esparcieran sus cenizas en la cumbre más alta de todos los reinos nórdicos”, será la razón para que Kratos y su hijo se abran paso entre varios enemigos, dioses y personajes extravagantes.

(Foto: Santa Monica Studio)
(Foto: Santa Monica Studio)

La historia es magnífica ya que tiene varios puntos fuertes y matices como el propósito de algunos personajes secundarios y los secretos que poco a poco vamos desentrañando, pero es la relación paterno-filial que se desarrolla entre el espartano y Atreus lo que lleva a la cúspide a este título.

El Dios de la Guerra carga todo el tiempo con las consecuencias de las decisiones que tomó en el pasado e intenta ocultar como puede las numerosas cicatrices que sus encarnizadas luchas contra los dioses de Grecia dejaron en su cuerpo. Todo esto lleva a Kratos a madurar de cierto modo, él ya no cede tan fácilmente a la ira que lo caracterizaba ni sucumbe a las provocaciones; todo lo contrario, ahora solo lucha cuando su vida, o la de su hijo, corren peligro. Son esos momentos en los que asoma el viejo y conocido Fantasma de Esparta a destruir todo lo que esté delante o enfrentar a quien tenga la osadía de cruzarse en su camino.

(Foto: Santa Monica Studio)
(Foto: Santa Monica Studio)

Por otro lado, Atreus muestra rasgos distintos, caracterizados (sobre todo al inicio de la aventura) de inocencia y ganas de cumplir ciertas expectativas de su poderoso padre. Padeciendo una extraña enfermedad desde muy pequeño, el hijo del espartano fue criado la gran mayoría del tiempo por su madre dada la ausencia de Kratos, y aprendió a cazar haciendo uso de su confiable arco.

A lo largo de la aventura, Kratos, siendo un padre estricto y disciplinado, tendrá que aprender a cómo llegar a su hijo y enseñarle a defenderse, mejorar y no dejarse llevar por las emociones y la ira, mientras que Arteus poco a poco irá ganando experiencia y conocerá más de su padre y su naturaleza.

En palabras de Cory Barlog, director de God of War, este videojuego “nos muestra a Kratos enseñando a su hijo a ser un dios” y a Atreus enseñando a su padre “cómo volver a ser humano”.

(Foto: Santa Monica Studio)
(Foto: Santa Monica Studio)

► Jugabilidad y mecánicas

La gran carga narrativa de la historia se acompaña con un magnífico detalle: Santa Monica Studio ha conseguido la proeza de plantear toda la jugabilidad desde una cámara cercana a Kratos y en un perfecto plano secuencia. Estos detalles han ayudado a generar una mayor cercanía y un cambio de tono y perspectiva a la historia del espartano de cara al jugador.

La cámara sobre el hombro, muy distinta al plano general de las anteriores entregas, genera un apego y mayor control del protagonista. Te hace sentir más que presente, te posiciona ahí, en el escenario, junto a Kratos, su travesía y la interacción constante con Atreus.

(Foto: Santa Monica Studio)
(Foto: Santa Monica Studio)

Respecto al otro detalle, la cámara secuencia, solidifica la propuesta de Santa Monica Studio al contar una historia hilada a la perfección juntando las cinemáticas y el gameplay sin ningún tipo de pantalla de carga o interrupción que obligue una pausa o corte entre Kratos y el jugador.

Al nivel de mecánicas, el espartano vuelve a brillar por el combate y su destreza con las diferentes armas en cada reto que plantea el título. Si bien han sacrificado la acción de ‘saltar’, eliminando por completo los bien conocidos combos aéreos, el control se ha enfocado en la precisión y la versatilidad.

Por su parte, Atreus no es un estorbo ni mucho menos. El hijo del espartano está siempre ayudándonos en los combates y podemos sacarle provecho constantemente para doblegar a nuestros enemigos con sus diferentes tipos de flechas.

Otras de las funciones del menor es el protagonismo que gana en diferentes puzles ya que nos ayudará a superar retos, abrir puertas o desbloquear caminos que nos llevarán a descubrir preciados tesoros.

(Foto: Santa Monica Studio)
(Foto: Santa Monica Studio)

► El rol y el mundo ‘semi-abierto’

God of War experimenta con dos apartados que la diferencian totalmente de los títulos anteriores de la saga: el planteamiento rolero y un mundo semi-abierto no lineal de gran tamaño.

Esta entrega nos da la opción de invertir la experiencia ganada en las habilidades en el orden que nosotros decidamos desbloquear y que mejor se adapten a nuestro estilo de juego. Por ejemplo, Kratos inicia la aventura con el hacha Leviatán, que posee poderes de hielo y es arrojadiza, pero también podemos optar a pelear con los puños y el escudo, lo que se traduce en confrontar a los enemigos de una manera más rápida y frontal.

Asimismo, podemos personalizar el equipamiento del espartano y su hijo para que se nos incrementen algunas estadísticas y llegar con más ventaja a las peleas con enemigos ocultos o jefes.

(Foto: Santa Monica Studio)
(Foto: Santa Monica Studio)

Por otro lado, el factor del mundo semi-abierto nos da la libertad de visitar y apreciar los preciosos e imponentes reinos nórdicos (desde Midgard a Jötunheim, el reino de los gigantes, pasando por Helheim, el reino de los muertos, u otros) y diversos zonas opcionales para finalmente ser premiados con materiales que nos servirán para la fabricación o mejoras de armas y armaduras en las tiendas. También podremos encontrar importantes runas con diferentes habilidades que nos servirán de apoyo si están equipadas y así facilitar los combates.

Por último, sobre este apartado, Santa Monica Studio ha aprovechado la oportunidad del mundo semi-abierto para implementar misiones secundarias o tareas que también serán bien retribuidas y vitales si queremos completar el 100% del videojuego.

► Conclusiones

Durante el desarrollo de un título es común que se prometan “cambios innovadores” o “mejoras jamás antes vistas”, pero Santa Monica Studio es parte de esas pocas desarrolladoras que genuinamente han logrado replantear sus sagas y cumplir con las expectativas, deconstruyendo pieza por pieza su fórmula y desarrollando un videojuego sólido en el intento. God of War no es perfecto pero la experimentación que realiza es grata en todo sentido.

Fallos como el backtracking (tener que volver a zonas específicas del mapa) o la repetición de las ejecuciones (teniendo en cuenta que bebe en menor o mayor medida del Hack and slash) pueden ser pasadas fácilmente por alto si se observa todo el contenido que se ofrece en conjunto.

Con alrededor de 18 a 22 horas de juego para la historia principal y más de 45 para completar el 100% del título, God of War es un videojuego totalmente recomendado y se une al podio de títulos esenciales que justificarían la compra de una PlayStation 4.

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