Raúl Beryón integró el elenco de actores del programa de humor "Risas y salsa": (Foto: Facebook oficial del artista)
Raúl Beryón integró el elenco de actores del programa de humor "Risas y salsa": (Foto: Facebook oficial del artista)
Sonia del Águila

Un intento frustrado de ingresar a la Universidad Mayor de San Marcos hizo que Raúl Beryón virara su camino profesional hacia al arte. Sus primeros pasos en la televisión los dio en “El show de Rulito y Sonia”, pero consiguió mayor notoriedad y reconocimiento del público en “”, programa en el que permaneció durante 17 años.

Recién había cumplido la mayoría de edad, acababa de salir del colegio, cuando ingresé a la pantalla chica. Primero trabajé con Rulito Pinasco y Sonia Oquendo, luego, en 1981, llegué a ‘Risas y salsa’ a través de un concurso en el que buscaban humoristas que dominen la improvisación. El programa ya estaba al aire, era uno de los más sintonizados, todos los que nos dedicábamos a la comedia queríamos estar allí junto a grandes artistas como: Adolfo Chuiman, Alicia Andrade, Esmeralda Checa, Efraín Aguilar. La lista era larga y yo me siento muy orgulloso de haber formado parte de ella”, señala Beryón.

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Hay quienes dicen que la comicidad en el Perú está agonizando, que no hay representantes y los de antes perdieron vigencia. ¿Qué opinas?

Creo que faltan más espacios de humor, pero sigue habiendo talento. Para los jóvenes de ahora es más fácil hacer televisión, antes tenías que formarte, que estudiar. Para poder sobrevivir yo me pegué bastante a Chuiman (Adolfo) y a otros actores con experiencia. Ellos me alivianaron el camino.

En “Risas y salsa” siempre te comparaban con Chuiman. ¿Eso generó algún tipo de malestar entre ustedes?

Con Adolfo somos muy amigos. Si buscas en YouTube vas a encontrar videos de todas las cosas que hicimos juntos. A él no le molestaba que lo comparen conmigo, y yo me sentía halagado porque es un gran artista.

Raúl Beryón y Adolfo Chuiman compartieron roles actorales en "Risas y salsa". (Foto: Facebook oficial del artista)
Raúl Beryón y Adolfo Chuiman compartieron roles actorales en "Risas y salsa". (Foto: Facebook oficial del artista)

Hay diferentes clase de humor, el humor blanco y el que recurre a frases con doble sentido. ¿Con cuál te identificas?

Manejo el humor blanco como puedo manejar el humor tan fuerte que necesitas parar para poder decir una lisura. Yo no me animo a arrancar un show con un chiste en doble sentido, por ejemplo. Todo va a depender del público al que te diriges.

¿Entre tus pendientes está volver a la televisión?

Estoy dispuesto a volver a la televisión porque más que cómico soy un comediante. El año pasado estuve en el programa de Carlos Álvarez y me fue muy bien.

¿Es verdad que para ser un buen humorista antes debes aprender a reírte de ti mismo?

Eso es muy cierto. Yo aprendí a reírme de mis defectos físicos justamente para que no me agarren de punto. Cuando mis compañeros del colegio me molestaban por mi nariz, les respondía con bromas, hacía chistes. Al final todos nos reíamos. En el teatro se aplica el desarrollo de la personalidad.

El humor es muy subjetivo. El que para algunos puede ser divertido, para otros es patético y desagradable. ¿Cómo se logra el equilibrio?

Tú vas sondeando al público. Antes la gente iba a los locales solo para tomar un café, no estaban predispuestos a ver un show. A ellos cuesta más hacerles reír. Además, lo que para algunos puede ser considerado rojo o chabacano, para otros no lo es.

¿El humor tiene limites?

Ahora sí. Yo nací en una época en la que no tenía límites. Mira lo que ha pasado con Negrita (Alicorp le cambiará el nombre e identidad visual con el propósito de superar estereotipos y fomentar la inclusión y diversidad). Antes los peruanos podíamos burlarnos de todo, ahora cada vez hay más restricciones. Nunca he dejado de hacer mi personaje ’Pocholo’ porque a la gente le gusta, lo pide. Los mismos gays de aquella época me daban tips para el personaje y ahora el movimiento LGTB se opone.

Se reinventa

Para hacerle frente a la difícil situación que afrontan todos los artistas, debido a la paralización de los espectáculos públicos por la pandemia del Covid-19, el actor apela a la creatividad y se reinventa. “Después de 30 años desempolvé a ‘Pimpollo’, mi personaje de payasito, para animar la fiesta virtual de mi hija. De ahí surgió la idea de presentar mis shows por ese medio, también hago monólogos, no he dejado de entretener a la gente”, remarca Raúl Beryón.

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