Tom Hanks: “Mientras hagas una película buena cada tres o cuatro, te va bien”. (Foto: Sony Pictures Entertainment).
Tom Hanks: “Mientras hagas una película buena cada tres o cuatro, te va bien”. (Foto: Sony Pictures Entertainment).
Agencia EFE

“Elvis”, la película sobre el rey del “rock and roll” dirigida por Baz Luhrmann , es en realidad el relato de su ambicioso y agresivo representante, Tom Parker, que lo acompañó toda su vida y que está encarnado en el nuevo filme por un irreconocible .

“Yo también tuve un agente que decía que no sabía nada y me obligaba a hacer lo que él quería”, recuerda el actor en una entrevista con Efe por el estreno, este viernes, del esperado filme biográfico.

Si en algo se centra el guion de esta ambiciosa película, dirigida por el artífice de títulos como “Moulin Rouge” (2001) y “The Great Gatsby” (2013), es en la complicada relación que mantuvo el artista con el empresario que descubrió su talento y gestionó, entre aciertos y errores, su astronómica carrera.

Algo que Hanks (California, 1956), con un trayecto que abarca más de cuatro décadas, comprende a la perfección. “Tardé mucho en seguir mi instinto y saber decir que no. Al principio, siempre que alguien me ofrecía trabajo decía que sí a todo. Me estaban pidiendo que trabajara ¿Qué iba a decir?”, rememora.

“Hasta que me hice mayor y me di cuenta de que me estaba perjudicando a mí mismo y mis deseos artísticos. Aprender a decir que no fue una de las lecciones más difíciles de mi vida”, añade.

A raíz de ese cambio llegaron varios de los papeles -”Forrest Gump”, “Philadelphia” o " Saving Private Ryan”- que convirtieron a Hanks en uno de los rostros más queridos de la gran pantalla.

“Y eso no significa que siempre tengas éxito. He hecho muchas películas malas, pero mientras hagas una decente cada tres o cuatro, te va bien en este juego”, explica.

ELVIS PRESLEY, UN HOMBRE QUE NUNCA DIJO NO

Su próximo intento “en el juego”, como define el actor, es el esperado largometraje que cuenta los altibajos, los aciertos y los fracasos de Elvis Presley, icono del “sueño americano” y estrella global de la música que, durante toda su carrera, contó con un hombre de confianza que podía llevarse hasta el 50 % de sus ganancias.

Porque ante todo, la cinta biográfica de Presley (encarnado por Austin Butler) es la historia de una estrella que nunca aprendió a decir no.

En lugar de arrancar con su nacimiento o su infancia entre Misisipi y Tennessee, el filme arranca con un irreconocible Hanks en el papel de Tom Parker, también conocido como el “Coronel”, un empresario circense que encontró en el joven Presley, su voz aterciopelada y su movimiento de caderas, el espectáculo definitivo para hacerse de oro.

Parker creó a Elvis Presley, el icono, y lo acompañó en todo su periplo. Desde 1955, cuando tocaba como telonero en espectáculos ambulantes, hasta 1977, cuando murió con 42 años extenuado por el ritmo de conciertos que su representante contrataba y el músico nunca rechazaba.

“Me reuní con Priscilla (la mujer de Elvis) y pensaba que me hablaría de un ladrón retorcido que manipulaba a Elvis, pero justo fue lo contrario, me contó que era un hombre adorable”, señala Hanks.

Nacido en Países Bajos, inmigrante ilegal en EE.UU. y aficionado a inventar hazañas para salir en los medios de comunicación, Parker explotó el talento de Presley desde que, tras el éxito de su primera audición, le invitó a firmar un contrato por 200 conciertos.

Cuando su fama se desvaneció, el representante llevó al artista a Hollywood a filmar una treintena de filmes producidos en serie; y tras quemar su atractivo en la gran pantalla, se lo llevó a Las Vegas para que protagonizara un espectáculo fijo que se alargó durante seis años en los que Presley llegó a la bancarrota y desarrolló una adicción a los medicamentos.

“Luchó por su negocio con las uñas. No creo que fuera fácil negociar con él”, presume el actor.

Hubo piedras en el camino. La dupla perdió millones de dólares en derechos de autor, porque Parker recomendó que Presley no ingresara en las entidades de autores. También rechazó varias giras mundiales, mientras los Beatles y los Rolling Stones globalizaron la música pop en todos los rincones del planeta.

“Fue un hombre que hizo grandes cosas por razones correctas y cometió grandes errores por razones también correctas. Eso es fascinante -apunta el actor-. No me interesaba el papel de un villano”.

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