Chespirito recordó el cariño por el Perú en sus memorias
Chespirito recordó el cariño por el Perú en sus memorias
Ronny Isla Isuiza

No contaban con su astucia, nosotros contamos siempre con su amor. El cariño que el genio del humor,, le tenía al Perú quedó plasmado en “Sin querer queriendo”, las memorias que el actor, escritor, director y  dramaturgo mexicano publicó el 2006, ocho años antes de su muerte.

En aquella voluminosa obra (Aguilar, 440 páginas), en la que nos introduce a su entorno más íntimo, nos revela sus inicios en la actuación, la creación de sus personajes, entre otros notables episodios de su vida, también le dedica varias páginas a su paso por el Perú.

“Fue precisamente en Perú donde tuvimos la oportunidad de disfrutar de otras hermosísimas e inolvidables experiencias: una de ellas fue la visita a la imponente y asombrosa Machu Picchu, la  ciudad sagrada que se levanta majestuosamente en lo alto de una hermosa montaña”.

Chespirito recordó que en una de las visitas que hizo a nuestro país acompañado del elenco de “El Chavo del 8” tuvo que viajar de Lima a Cusco en un avión militar, debido a un “contratiempo” con un grupo de empresarios que fue superado tardíamente, por lo cual no lograron abordar un vuelo comercial.

“Para volar a Cusco es necesario cobrar una considerable altura, y el avión de marras no contaba con la oxigenación adecuada, de modo que tuvimos que recurrir a unos tubitos que colgaban del techo del rústico aparato, por los cuales se administraba el oxígeno necesario mediante la introducción de dichos tubitos en la nariz”.

El incómodo viaje no arruinó el humor ni la buena disposición del elenco, según cuenta Chespirito. Tampoco la expectativa de los cusqueños que “afortunadamente seguían esperando con toda paciencia en el aeropuerto para luego acudir en forma masiva a la presentación del espectáculo”.

FASCINADO POR LA SELVA
Otro  recuerdo imborrable del Perú fue el viaje que hizo por el impresionante Amazonas, el río más caudaloso del mundo. “La travesías es más que imponente, pues por un lado desfila el cambiante paisaje conformado por una insuperable diversidad de árboles, helechos, lianas, etcétera, y por el otro lado hay tramos del río en los que no se alcanza a distinguir la ribera opuesta”.

En aquel viaje, Roberto Gómez Bolaños conoció a los Yaguas y contó que hizo una excursión con ellos en la que le enseñaron cómo fabrican sus dardos usando las fauces dentadas de una piraña. También recuerda que cuando los Yaguas van de cacería impregnan aquellos dardos con un veneno que paraliza a la víctima.

En una excursión nocturna, Chespirito se embarcó en el Amazonas a bordo de una canoa con el propósito de escuchar “los múltiples y diversos sonidos de tantos y tantos animales que pueblan la exuberante selva. Puedo asegurar que la experiencia no tiene parangón”.

Descansa en Paz Roberto Gomez Bolaños. 

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