Están sentados frente a frente, mirándose fijamente, imponiendo su presencia desde tronos milenarios que no tardarán en levitar. El ambiente gótico de aquel palacio proporciona sombras y luces al gran salón en el que ambos empiezan a intercambiar sortilegios para imponerse sobre el otro. Gárgolas de piedra rugen a su alrededor. Tan pronto una serpiente lanzada por uno se convierte en pañoleta, esa misma pañoleta, devuelta por el adversario, se convierte en murciélago. Entre abanicos, sangre, puñales, balas de cañón o rayos de colores lanzados con sus manos se mantendrá la batalla por los siguientes minutos. Entre dos poderosos hechiceros ninguno será capaz de claudicar. A pesar de que protagonizan la escena dos iconos del de terror, termina siendo eminentemente cómica a causa de los efectos especiales. Es 1963. No hay aun CGI que potencie atmósferas o que haga más espectacular la batalla. Es este un duelo a muerte con innegable sazón kitsch.

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Roger Corman, su director, se las ingenió –como hizo casi siempre- para rodar el filme con un escaso presupuesto de aproximadamente 200 mil dólares. La película se llamó “El cuervo” –basada en parte en el texto original de Edgar Allan Poe- y fue protagonizada por Boris Karloff y Vincent Price como los brujos y oponentes Dr. Scarabus y Dr. Erasmus Craven. En el reparto, además, estaban Peter Lorre y un jovencísimo Jack Nicholson. Estrenada en enero de 1963, no solo sumó un título más en la filmografía excelsa -aunque irregular- de los protagonistas, sino que sirvió de inspiración para un cómic aparecido poco tiempo después. “Este superhéroe surgió en un contexto de la mezcla, en los años 60, entre la lógica y la ciencia occidental y el misticismo oriental”, ha dicho Benedict Cumberbatch sobre el personaje que hoy interpreta nuevamente en “Doctor Strange en el Multiverso de la Locura” (”Doctor Strange in the Multiverse of Madness”).

Porque mientras Karloff y Price intercambiaban rayos, truenos y centellas, Steve Ditko y Stan Lee le daban forma a un personaje que aparecería por primera vez en julio de 1963, para el número 110 de Strange Tales, una saga de historietas publicada por Marvel Comics. Karloff era una leyenda de la primera generación de actores de terror del cine sonoro. Había interpretado a Frankenstein o a La momia. Price, por su parte, tuvo interesantes papeles en recordadas cintas de Hollywood –”Laura”, “Los diez mandamientos”- sobre todo, durante los años 40 y 50. En la década del 60, gracias a sus papeles en numerosas cintas de terror de serie B –”El museo de cera”, “House of the Haunted Hill”, “La Mosca”, “El último hombre sobre la tierra”, “La caída de la Casa Usher”- se convirtió en un icono del género cuya influencia alcanza nuestros tiempos: colaboró con Alice Cooper o Deep Purple, fue la voz en off del video de “Thriller”, de Michael Jackson, actuó como invitado en “Los Muppets” y encarnó al científico que crea al “Joven Manos de Tijera”, entre muchos otros hitos. En su época de mayor auge, un look suyo destacó entre todos: el cabello peinado para atrás, el bigote delgado, las cejas expresivas y una tenue línea de canas solo a los lados de la cabeza. Así fue representado también un enigmático personaje de la serie animada “Scooby-Doo”. Su nombre: Vincent Van Ghoul. Como cerrando el círculo, el mismo Vincent Price hizo alguna vez su voz.

Vincent Van Ghoul en "Scooby Doo". Foto: Cartoon Network.
Vincent Van Ghoul en "Scooby Doo". Foto: Cartoon Network.

Viaje en el tiempo

La serie de historietas “Strange Tales” fue una saga con historias de suspenso y horror que se desarrolló entre 1951 y 1968. Poco a poco, Marvel fue agregando superhéroes y otros personajes interesantes a estas fantasías, como la Antorcha humana y Nick Fury. De este modo, en julio de 1963 –tiempos de JFK y de Jrushov, en una Guerra Fría cuyas tensiones llegaron hasta el espacio exterior-, Doctor Strange hace su aparición: lleva una amplia blusa azul, una cinta naranja alrededor de la cintura, guantes también naranjas y un llamativo medallón en el cuello. La personalidad del heroico hechicero está inspirada en la serie radiofónica “Chandu The Magician” -luego adaptada al cine con Béla Lugosi en el papel principal- y, según el libro “Our Gods Wear Spandex: The Secret History of Comic Book Heroes” (Chris Knowles y Joseph Linsner, 2007), también en el personaje Dr. Fate de DC Comics. De hecho, en la serie de comic DC vs. Marvel (1996), ambos se amalgaman, tomando características de uno y otro, creando al Dr. Strangefate. Pero esa es otra historia. Aparte de la personalidad, estaba su apariencia: bigote delgado, cejas expresivas y una tenue línea de canas solo a los lados de la cabeza. ¿A quién se parecería?

En aquella primera aparición en el cómic, un hombre que no puede dormir bien a causa de horribles pesadillas lo busca para que lo ayude. Strange acepta, entra en trance y su espíritu viaja hacia los confines de Asia, donde lo espera su maestro en un secreto templo, antes de entrar en los sueños del hombre que le ha pedido ayuda. La magia del poderoso amuleto que lleva en el cuello lo ayuda a superar los obstáculos que se imponen a su paso. La historia era de Stan Lee y el arte de Steve Ditko. Igual sucedió en el #114 de “Strange Tales”, cuando el Dr. Strange se enfrentó a su archienemigo, el Barón Mordo, en un plano que recordaba, nuevamente, a la película El Cuervo. Solo en posteriores ediciones le contaron al público el origen del personaje: un arrogante cirujano que, tras un accidente que lo deja imposibilitado para operar nuevamente, atraviesa una radical transformación espiritual y se sumerge en el aprendizaje de las artes místicas al lado de un anciano sabio. Aunque al principio aparenta un origen asiático, pronto toma su apariencia definitiva y su nombre completo: Stephen Vincent Strange, un homenaje directo a Vincent Price, a quien inequívocamente recordaba también su imponente apariencia. El universo místico de Marvel sumaba magia a sus ya infinitas posibilidades.

Portada del cómic Strange Tales. Foto: Marvel Comics.
Portada del cómic Strange Tales. Foto: Marvel Comics.

Terror, magia y psicodelia

Poseedor de una voz inconfundible, una risa usualmente cínica o diabólica, mirada penetrante y una presencia que, estando en personajes, podía ser temible, Price fue el principal rostro de la segunda gran generación del cine de terror, que también integraron, fundamentalmente, Christopher Lee, John Carradine, Peter Lorre o Peter Cushing.

A Lee, su longevidad y permeabilidad le permitieron pasar a la historia ya no solo como Drácula, sino como parte del elenco de sagas como El señor de los anillos o Star Wars. Vincent Price, por su parte, fue adoptado por la cultura popular: Deep Purple le dedicó la canción “Vincent Price”, los Misfits “Return of the Fly”, ZZ Top “Vincent Price Blues”. Pink Floyd, nada ajenos a la influencia surrealista y sicodélica del personaje, incluyen una imagen del Dr. Strange semioculta en la lisérgica portada de su segundo álbum A Saucerful of Secrets (1968) –obra del colectivo Hipgnosis- y una mención en el tema Cymbaline, de su siguiente disco, el soundtrack del filme More (1969): “Doctor Strange is always changing size” (“El Dr. Strange siempre está cambiando de tamaño”). El propio movimiento hippie adoptó pronto al Dr. Strange, pues sus viajes dimensionales podían asemejarse a los que se hacían con el LSD. En el libro Marvel Comics: The Untold Story (2012), Sean Howe, su autor, cuenta que, en los años 70, escritores o artistas detrás de los cómics de Strange –entre ellos Steve Englehart y Frank Brunner- tomaban ácido como preámbulo a su trabajo, revelando así la verdadera influencia en ellos de la cultura sicodélica. Así, El “Summer of Love” tuvo su propio héroe.

Aparece como referencia en diálogos del libro de Tom Wolfe Ponche de ácido lisérgico, que retrata a Ken Kesey –confeso fan del personaje- y los Merry Pranksters. El Doctor Strange llegó a aparecer en afiches de promoción de eventos sicodélicos en San Francisco, como lo prueba un concierto en “Tributo a Dr. Strange” que encabezó Jefferson Airplane en 1965 o el afiche de un concierto de The Youngbloods en 1967, que se vende en E-Bay como reliquia a 650 dólares. ¿El título del evento? “Strange Happenings”. Su relación con la música no quedó aquí. El propio Vincent Price, que interpretó a otros enigmáticos personajes en el cine además del de El Cuervo, tiene, incluso, su propio perfil en Spotify, donde es posible oír narraciones tenebrosas, poemas o cuentos de Edgar Allan Poe con su voz opulenta.

Afiche del concierto “Tributo a Dr. Strange” en San Francisco (Estados Unidos).
Afiche del concierto “Tributo a Dr. Strange” en San Francisco (Estados Unidos).

El look del Dr. Strange actual tiene algunas variaciones, aunque se sigue manteniendo, en esencia, fiel al original. Esto, a pesar de que Benedict Cumberbatch no es el primer actor en interpretar al personaje en el cine. En 1978, una película para la televisión que cuenta con críticas divididas, fue protagonizada por Peter Hooten, un actor hoy apenas recordado. La idea era que el film funcionara como piloto para una futura serie de televisión, pero su fracaso condenó todos los planes. En 1986 se retomarían los ánimos para un nuevo proyecto del Dr. Strange que solo pudo concretarse casi 30 años más tarde, con su ingreso en el MCU.

A pesar de que nos hemos quedado con las ganas de ver a Vincent Price interpretando al Doctor Stephen Vincent Strange –cosa que, muy probablemente, hubiera sucedido de haberse filmado una película sobre él a fines de los 60 o comienzos de los 70-, siempre nos quedará el legado de sus elegantes actuaciones, su sonrisa mortalmente encantadora y el terror que emanaba solo un movimiento de sus cejas.

¿Cree que sabe cómo funciona el mundo, Dr. Strange?”, le pregunta una voz en un momento decisivo del filme. “¿Y si le dijera que la realidad que conoce es una entre muchas? ¿Quién es usted en este vasto multiverso, Dr. Strange?”, insiste la voz hacia un Dr. Strange que, en alguna dimensión, será Benedict Cumberbatch, pero en otra podría ser Vincent Price quien agite su capa extraordinaria. “¡Jamás has conocido nada igual!”, decía el comic en su lanzamiento, aquel julio de 1963. Las películas de Marvel nos lo dejan hoy, casi 60 años después, más claro que nunca. Al menos en esta realidad.

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