"Sabrina, la bruja adolescente" tuvo siete temporada en la televisión. (Foto: AFP)
"Sabrina, la bruja adolescente" tuvo siete temporada en la televisión. (Foto: AFP)
Patricia Castañeda Alva

Antes que la diabólica conquistara la pantalla chica, existió una Sabrina diferente en los noventa. Este personaje, interpretado por Melissa Joan Hart, fue la imagen de muchas niñas y adolescentes en esa década: “Sabrina, la bruja adolescente” (1996-2004) del canal ABC, que se convirtió en un éxito rotundo, en especial sus cuatro primeras temporadas. Ante el reciente estreno de “El mundo oculto de Sabrina” temporada 3, que se basa en una versión oscura del personaje de Archie Comics, nos provocó volver a ver, al menos, la primera temporada de la bruja más dulce.

La primera temporada tiene 24 capítulos ligeros y divertidos, algunos más que otros, pero todos cumplen con la función de hacer olvidar los problemas y recordarte que la adolescencia también tiene buenos momentos.

“Sabrina, la bruja adolescente” estrenó su primer episodio el 27 de septiembre de 1996. Esta ficción narra la historia de una teenager que, a los 16 años, descubre que tiene poderes mágicos. Esta versión de la historia es una desviación de “Sabrina - That Cute Little Witch” de Archie Comics, donde la bruja conoce sus poderes mágicos desde muy temprana edad.

La dulce Sabrina debe vivir con sus tías de 600 años, las brujas Hilda (Caroline Rhea) y Zelda (Beth Broderick), y su gato mágico parlante Salem (Nick Bakay) en un suburbio ficticio de Westbridge en Boston, Massachusetts, lugar en dónde ocurre gran parte de la historia.

La vida de la joven adolescente debe repartirse entre el mundo terrenal y el "Otro reino”, un lugar a millones años luz, según explica la tía Zelda. Sin embargo, al tener un portal mágico en el cuarto de blancos, Sabrina es capaz de visitar al resto de su familia en el Otro reino.

En el mundo terrenal tiene dos amigos Harvey Kinkle y Jenny Kelly, y una “enemiga” llamada Libby Chessler; quien trata a la protagonista como un “fenómeno” y “nerd”, porque le gustan las ciencias. Imagino que, en el fondo, intuye que Sabrina tiene algo sobrenatural.

Con Jenny tiene una buena relación amical, se apoyan, se ayudan. Con Harvey, al menos en el primera temporada la relación es muy platónica hasta que logran darse el primer beso. Para Sabrina, que es mitad bruja y mitad mortal, es difícil tener una relación con alguien mortal porque los códigos de su aquelarre no se lo permiten, pero ella, astuta, encontrará la forma que lograrlo y tener una sana relación con Harvey, quien, admitámoslo, no era muy inteligente.

Sabrina en la preparatoria. (Foto: Difusión)
Sabrina en la preparatoria. (Foto: Difusión)

Algo que me gustó mucho de esta temporada, además que Melissa Joan Hart tiene la capacidad de hacer que todo sea muy divertido, tiene mensajes de empoderamiento femenino que no había notado la primera vez que la vi. La serie, a pesar de tocar el tema de la brujería, incentiva a que las niñas apuesten por conocer la ciencia y estudiarla.

El precioso y ocurrente Salem también es un gran plus, mientras que la tía Hilda, interpretada por Caroline Rhea, logra retratar con brillantez a una loca y divertida mujer.

Si la representación de los monstruos y hadas de esta serie no parecen del todo creíbles, eso es porque hace 20 años no existían tan buenos efectos especiales como los de hoy. Esta versión de Sabrina es muy, muy diferente a la nueva de Netflix, pero ambas cumplen con la función de hacernos soñar que la magia existe.

Sabrina junto a sus tías Hilda y Zelda. (Foto: Difusión)
Sabrina junto a sus tías Hilda y Zelda. (Foto: Difusión)

Ver “Sabrina, la bruja adolescente” en 2020 es una sabia decisión. Grande o chico, igual disfrutarás de estas brujas y su gato con alma de dictador. Te extrañamos, Salem. Ojalá llegues eventualmente a Netflix (y no te quedes solo en Amazon Prime Video).

CALIFICACIÓN

★★★★

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