Pese a que deberá pasar tres meses en rehabilitación para superar la fisura en la vértebra que le provocó caerse de un caballo, Beto Ortiz se siente afortunado porque las consecuencias pudieron ser peores.

Puede parecer mala suerte haberme caído de un caballo y tener fisurada la primera vértebra lumbar, pero es buena suerte no habérmela fracturado del todo porque hubiera quedado postrado en una silla de ruedas por el resto de mi vida, escribió Ortiz en su cuenta en Facebook.

Y es buenísima suerte no haber salido volando del caballo porque me habría desnucado y los noticieros y los programas de espectáculos habrían aumentado su sintonía con tremebundas crónicas de la tragedia ecuestre y bonitas semblanzas de quien en vida fui y recontra fui, acotó tras señalar que sufrió un problema de asma y que por ello debe dormir con un nebulizador.

Asimismo, dijo que está aprovechando los días en cama, para leer los libros que tiene como pendientes. “Es buena suerte haber sido condenado a volver a leer y empezar, de una buena vez, a devorar los cerros de libros que compro cuando viajo o que me regalan interesadamente las editoriales y que siempre guardo para cuando tenga tiempo”, señaló Ortiz. Y, bueno, volver a escribir. Volver a escribir es, siempre, la mejor de las suertes, subrayó.