Camucha Negrete cumple 70 años y recuerda sus anécdotas en TV
Camucha Negrete cumple 70 años y recuerda sus anécdotas en TV
Redacción EC

FERNANDO VIVAS

Le digo por teléfono que no cumplirá años, sino efemérides. Se ríe y me agradece como si yo exagerara. Siempre tuve la sensación de que la tele la agarró tan rápido que no tuvo tiempo ni necesidad de pensar en lo que implicaba ser tan popular. ¿Para qué? Hubiera perdido esa naturalidad con la que reinó en los sketches más intensos y divertidos; esa espontaneidad con la que encarnó nuestros encantos y veleidades: la zalamería, el cotilleo, las licencias y las lisuras fuera de la pantalla. Debo hacer un 'disclaimer': me es tan familiar porque es una de las mejores amigas de mi madre, así que conozco muchas de sus respuestas y, también, algunos de sus silencios. 

Murió 'Pantuflas', el director en tu mejor época, la de “El tornillo”.
Soy obra de él. Cuando entré a “El tornillo”, 'Pantu' se dedicó a mí y a Anita Saravia, que éramos las jovencitas, nos enseñaba y nos repasaba la letra. Yo ya estudiaba en el Club de Teatro de Reynaldo D'Amore, pero él nos repasaba la letra.

En “El tornillo” haces un sketch histórico que te define, el del sastre Monsieur Canesú.
Yo era la modelo de sus huachaferías. De ahí viene el ‘Camiuch’, que me lo pone Luis La Roca, el sastre.

Debe ser el primer gay de la TV
Verdad, era todo amanerado, modistón. Y me decía: "Muestra el detalle, Camiuch".

¡Frase histórica! Tu entrada a la TV es precoz.
Fue de la manera más casual. Nunca pensé ser artista. Vine a los 4 años de Iquitos. Y tuve un matrimonio muy joven, a los 15 años, con Juan Gensollén, que era un poco mayor que yo. A los 16 nació Mocita y un año después, Julio. Coco, como le decíamos a Juan, murió en un accidente de moto y fui viuda a los 17. Fue todo muy rápido, pensé que se acababa la vida.

En realidad empezaba otra vida. ¿Cómo fue ese ingreso casual?
Tenía que hacer algo. Estaba con dos hijos, volví a la casa de mis padres, empecé a trabajar en el consultorio del doctor Carminati. En el mismo edificio estaba la compañía de publicidad de Moisés Rodrich. Me enamoraron para hacer anuncios de Philco y de Monterrey. A la semana me llaman del viejo Canal 9 para “La llamada de la fortuna”. Mi mamá me dijo: "Esto es un escándalo". Agarré a mis hijitos, mi bolsita y me fui.

En el 69 estuviste en la temporada limeña de Tres Patines.
Tres Patines se desbordaba y había que seguirlo.  Antonio Salim era muy pegado a la letra y se molestaba muchísimo porque Tres Patines improvisaba y lo dejaba sin piso. Yo era una esponja y absorbía todo.

¿Quién era el cómico más simpático fuera de la pantalla?
Huguito Muñoz de Baratta era un sol. He tenido la suerte de trabajar con gente simpatiquísima, incluso Alexander, el productor.

El papá de Michelle Alexander.
Sí, pero no es cierto eso que dice ella de que su papá la llevaba de niña y la cargábamos.

O sea, no has cargado a Michelle.
¡No! [risas].

¿‘Loco’ Ureta era loco de verdad?
Era loco. Una vez fue a una reunión en mi casa y una amiga fue con zapatos transparentes que se habían puesto de moda. En algún momento se los quitó y se perdieron. Se fue a su casa sin zapatos. Al día siguiente abrí el freezer y estaban ahí, entre el hielo. El 'Loco' los había puesto.

¿Te provoca recordar algún romance que fue público?
Estuve con Luis Carrizales y con 'Gaucho' (Enrique Collantes) llevo 40 años.

Los televidentes te identifican con una manera de ser peruana, zalamera pero capaz de soltar una pachotada, con su lado picarón, todo eso se pone de manifiesto en “Utilísima”. Yo sentía que tú y Meche Solaeche se parodiaban a sí mismas.
No sentí eso. Es que soy así, ahora los años me lo impiden, que la rodilla, que la espalda, pero soy loca. Yo me divierto así. No sé si Meche, a ella le decíamos la madre superiora porque decía: "Compórtense, chicas" [ríe].

Tú ibas a hacer un “Aló, Camucha” pero surgió otro personaje.
En ese momento me afectó porque firmé un contrato, ahí no decía el nombre del programa, pero sí que sería diario, hora y media de duración. Pero con el tiempo llegué a aprender que la decisión fue buena porque rompió esquemas que tal vez yo no hubiese roto. Pasé al 4, donde hice “Camucha y tú”, y me retiré por unos años de la TV. Volví con "Utilísima" y he seguido hasta "Confesiones" en Canal 2. Ahora estoy en radio La Inolvidable de 9 a.m. a 12 m. Me siento muy cómoda.

Y puedes ir en babuchas.
No, qué te crees. Yo soy bien perica y tengo que arreglarme.

Tienes un nieto campeón de golf.
Mateo Stickler, hijo de Claudita, tiene 8 años, es uno de los 20 mejores del mundo en su categoría.

Volviendo a la tele, trabajaste con un mito, Ferrando, antes de Violeta, 'Tribilín', Carbajal.
Yo le puse 'Tribilín', por el dibujo animado, él lo ha contado varias veces. Yo entré antes.

¿Ferrando era el personaje de muchas caras, como se cuenta?
No era lo que se pintaba en la TV, pero no me parece bonito hablar mal de él, si no está más.

Es la misma actitud que tuviste en el “Fuego cruzado” que lo marcó. Fuiste invitada sorpresa y no te sumaste al cargamontón.
No lo iba a hacer, jamás. Tal vez puedo comentar con mi familia los entretelones de ese programa en el que estuve como 4 años hasta que me cansé y me fui a hacer “Topoyadas”.

¡Has trabajado hasta con Topo Gigio! ¿Alguna vez te arrepentiste de algo en lo que te enrolaste?
Nunca pienso que estoy haciendo una porquería. Siempre siento que estoy haciendo lo mejor. Lo que me pasó fue que la segunda temporada de “Utilísima” me hartó y renuncié.

Y, además, te tenías que aguantar las imitaciones de 'Chibolín'.
Por eso le pegaba de verdad. Me creó una mala fama. Me dejaba como la que le apesta todo. Me da la impresión de que todo lo de 'Chibolín' fue manejado.

Tu fama está asociada, en el humor, a tus atributos.
Lo único que enseñaba eran piernas. En una oportunidad, cuando había Telecentro, grabé en Canal 7 y tuve que ponerme ropa de baño. Bajaron todos a verme y juraban que antes me habían visto en tanga. Jamás me he puesto una tanga.

Ya ves, eres parte del imaginario popular.
Me veían como me querían ver en su imaginación. Solo enseñaba piernas y me encantaba.

Ustedes eran un tipo de mujer distante del que luego se impone, el de las modelos flaquitas.
Éramos distintas de las flaquitas y de las hinchadas de ahora, que se hacen de todo. Nosotras no teníamos cirugías.

¿Recuerdas algún piropo?
Una vez me dijeron: "No camines por el sol porque te vas a derretir, bomboncito". Pero una vez me siguieron y me asusté.

Ahora hay otros miedos e inseguridades.
Sí, es cierto. Y antes la prensa y la gente eran más respetuosas.

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