Los seguidores más fieles de la serie Juego de Tronos se reúnen para comentar las peripecias de la encarnizada lucha por el poder en Poniente. Hay quienes se disfrazan de Daenerys, de Jon Snow, de Cersei Lannister; están los que escriben relatos asociados inspirados por estos personajes en los foros de fanfiction y revisan cada línea de los libros originales para buscar semejanzas y diferencias entre éstos y el producto televisivo.

Hay otros que van más allá: dedican su tiempo a estudiar un lenguaje inventado para la serie , aun cuando difícilmente vayan a hablarlo en su vida cotidiana en el mundo real.

Dothraki se llama el idioma compuesto para una tribu de guerreros nómadas de Juegos de Tronos (Game of Thrones, en inglés), la ficción que se ha convertido en un fenómeno de culto y que acaba de estrenar tercera temporada.

Es la primera vez que se hace un lenguaje para una serie de TV buscando que sea natural, completamente auténtico, que si uno lo escuchara en medio de Australia o del Amazonas no se sorprendería sino que le sonaría como un idioma en uso. Incomprensible pero plausible, con una lógica similar a la de un idioma del mundo real, dice a BBC Mundo David Peterson, creador del dothraki.

Peterson, que tiene 32 años y estudió lingüística en la Universidad de California en San Diego, cobró inusual fama mediática después de que su idioma inventado explotara en internet y atrajera a cientos de seguidores de Juegos… que quieren estudiarlo a fondo.

No es su primer intento: antes había creado una decena de lenguajes experimentales y se define como un conlanger, como se llama en la jerga a quienes se dedican a construir idiomas por puro pasatiempo intelectual. Sólo que ahora el hobby se le ha vuelto empleo.

Es increíble el fenómeno que se generó: hay tutoriales, alguien creó un diccionario que hasta yo consulto, hay toda una serie de lecciones para tomar virtualmente y yo organizo sesiones semanales con los estudiosos más avanzados, relata.

CONCURSO El fenómeno es proporcional al que ha generado Juego de Tronos, cuyo estreno de temporada, el 31 de marzo pasado, batió su propio récord al atraer a 6,7 millones de espectadores en Estados Unidos, 13% más que en la apertura de 2012. Es, también, la serie televisiva más pirateada.

Con cientos de personajes y una trama que parece tener infinitas ramificaciones, esta historia de fantasía medieval está basada en Canción de Hielo y Fuego, una serie de siete libros escrita por George R.R. Martin que ha vendido más de 15 millones de copias.

Llevarla a la TV ha sido un desafío creativo: con siete familias que compiten por un trono de hierro en un sinfín de intrigas, venganzas y conspiraciones, ha sido elogiada por su nivel técnico y su despliegue de recursos.

Es lógico, entonces, que sus creadores no quisieran sino un idioma totalmente original y coherente, completo con su fonética y sus reglas gramaticales, para que lo hable una de las tribus protagonistas, los dothraki.

Así fue que, en 2010, los productores se acercaron a la Sociedad de Creación de Lenguajes, un grupo de intercambio entre conlangers. La organización convocó a un concurso entre sus socios y terminó eligiendo el proyecto de Peterson.

Eran 180 páginas, más el audio (para la fonética) y un diccionario, recuerda el joven, que indica que el dothraki figura en los libros de Martin pero con un repertorio de no más de treinta términos.

Para desarrollar el vocabulario y la gramática se inspiró en idiomas europeos como ruso y estonio, en las lenguas inuit de los esquimales y el swahili de África oriental.

Así fue que su cóctel lingüístico se coló en los diálogos de escenas completas de Juegos…: el casamiento de Khal Drogo y Daenerys Targaryen, el ritual en el que se alimentan de corazón de caballo o el asesinato del cuñado de Drogo bajo un chorro de metal caliente. Todas, subtituladas en inglés.

EN FORMA En dothraki, m’athchomaroon, que equivale a hola, es tan importante como athhilezar, el vocablo para sexo: uno de los ingredientes que esta serie de fantasía tiene en abundancia.

Peterson indica que el repertorio de palabras que debió crear lo dicta el guión, además de la naturaleza de la tribu dothraki: así, originalmente no pensó vocablos para teléfono o libro, que no existían en la época, pero sí una decena de palabras para referirse a los caballos, según su tamaño o edad. Para este grupo errante, los equinos no sólo son el medio de transporte sino el principal ingrediente de la dieta.

A los vocablos les suma luego una serie de reglas gramaticales: declinaciones, por ejemplo, como tienen el latín o el alemán. O clasificaciones de tipos de sustantivos, que divide entre animados e inanimados.

Además, debe asegurarse de incorporar las irregularidades propias de cualquier idioma para que el dothraki suene natural.

¿Un ejemplo? Serja es la palabra para chaleco, pero se vuelve serj en el modo acusativo (cuando es el objeto de la oración). O iddelat, que significa dar la bienvenida, es un verbo irregular cuya forma pasada es idde.

El trabajo del creador de un lenguaje es darle una forma similar a la que tendría si hubiera sido una lengua que evolucionó naturalmente, a partir del uso. Es mitad arte y mitad ciencia, porque sabemos cómo los sonidos cambian a lo largo del tiempo y cómo se modifican las gramáticas, explica Peterson a BBC Mundo.

NUEVAS LENGUAS Por cierto, el caso del dothraki no el único ni el primero: está el idioma de los elfos concebido por J.R.R. Tolkien en su saga El señor de los anillos o el na’vi que hablaban los humanoides azules en la película Avatar.

Tal vez el más famoso en la pantalla sea el klingon, que cautivó a los fanáticos de Viaje a las estrellas y dio lugar a toda una serie de reacciones, desde una versión traducida a esta lengua de Hamlet o del juego Monopoly hasta la formación de klingon-hablantes avanzados en un instituto oficial.

Nunca creí que el dothraki fuera a ser como el klingon o el na’vi porque la audiencia es mucho más limitada: los niños pueden ir a ver Avatar, ¡pero ningún niño debería estar viendo Juego de Tronos con su contenido sexualmente explícito! Eso lo limita: es un público más adulto, que no tienen tanto tiempo para invertir en un hobby como estudiar dothraki”, reconoce Peterson.

Por el momento, el entusiasmo parece ser suficiente para mantener activos los tutoriales (más de un centenar de entradas en YouTube) o las sesiones semanales en línea.

Pero, en breve, deberá competir por la atención de los seguidores de Juegos de Tronos: al Peterson le comisionaron otros dos nuevos idiomas que debutarán esta temporada.

Más de uno querrá aprenderlos, también, y el lingüista sabe que no puede dejar detalle librado al azar si quiere satisfacer a los televidentes ávidos de batallas en el mítico continente Westeros.