El comienzo de la tercera temporada de la serie estadounidense Game of Thrones (Juego de Tronos) genera enormes expectativas, pero otro fenómeno se torna cada vez más intrigante: el comportamiento de sus seguidores.
Y es que el resonado espectáculo –que cuenta la historia de siete familias que compiten por un trono de hierro en un mundo de lobos, dragones, luchas y peleas de espada al estilo shakesperiano– es un éxito poco convencional.
Cuenta con cientos de personajes y con una historia en constante expansión. Sus héroes son nada menos que un hijo ilegítimo, un enano y una marimacha.
La mayoría del elenco es británico –muchos hablan con acentos regionales– y se filma principalmente en Irlanda del Norte.
Pero donde más éxito ha tenido es en EE.UU., en donde la transmisión del capítulo de apertura de la temporada pasada en el canal HBO captó cerca de cuatro millones de espectadores.
Aún más descargaron al menos un capítulo de la serie el año pasado, convirtiendo en el espectáculo televisivo más pirateado de 2012.
La tercera temporada, que comienza hoy en Estados Unidos, y mañana en el Perú, es esperada con ansias en ambos lados del Atlántico.
Pero el fenómeno no se limita al tamaño de la audiencia.
PASIÓN Y DEVOCIÓN Mi nombre es Bryony, y soy adicta a Game of Thrones, escribió Bryony Gordon en una columna del diario británico Daily Telegraph el año pasado.
El otro día descargué un mapa de Westeros (uno de los tres continentes imaginarios de la serie) en mi iPad. Ahora llamo a mi novio mi sol y estrellas, y recientemente, participé en un concurso para ganarme una corona usada por Robert Baratheon, expresó.
Bryory es una de muchos seguidores que han llevado la afición a su vida personal.
Alex Chen, un graduado de Negocios de Nueva York, usa su tiempo libre en recrear escenas del programa con Lego y las sube a su página web.
Me gustaría pasar por toda la serie: las escenas más sorprendentes, los distintos personajes y el mundo que crea, dice Chen.
Y eventos relacionados con el espectáculo se han vuelto comunes en las convenciones de cómics de todo el mundo.
El propio Mark Zuckerberg -creador de Facebook– organizó un asado que tuvo la serie como tema. En el evento se sirvió cabra y partes de animales oscuros el año pasado.
Otros incluso han visto una oportunidad comercial, aunque no necesariamente para ganar dinero.
Ashley, de Cleveland, vende pañuelos con el símbolo protector de la Casa de Stark, uno de los linajes de la serie. Le toma una semana hacer cada uno y los vende a US$90.
Los personajes femeninos fuertes y sus espectaculares vestuarios son una atracción para la bailarina de burlesque de Toronto, Scarlett LaFlamme.
No voy a revelar lo que (el personaje de) Daenerys le hace a uno de sus dragones en mi acto, pero sin duda no van a ver algo igual en el programa de televisión, dice.
La noticia de que HBO vendería una réplica del trono de hierro en US$30.000 inspiró a Brent Sheen, profesor de escuela primaria en Calgary, Canadá, a realizar su propia versión de bajo presupuesto.
A través de una calcomanía, convierte retretes en tronos. Y vendió más de 300 el último verano.
¡Es la cultura geek, hombre! Las cosas que tienen más éxito son las que hacen que te sientas parte del espectáculo, dice.
Pero la afición no acaba ahí. Un número pequeño pero creciente de personas viaja a los lugares en donde se filma la serie, que es una adaptación de los libros del escritor estadounidense George R.R. Martin.
Aún no hay estadísticas exactas que indiquen el número de turistas. Pero generalmente van por sus propios medios a lugares como la Calzada de los Gigantes en Irlanda del Norte y el paisaje volcánico alrededor del lago Myvatn en el norte de Islandia.
Han venido muchos fanáticos que quieren investigar todo por su cuenta, explica Gudrun Birna, de la compañía Promote Iceland.
Otros han ido más lejos, eligiendo nombres de la serie para sus propios hijos.
El diario New Yorker relató el caso de una pareja que asistió a una firma de libros de Martin y le pidió al escritor posar para una fotografía junto a su hija Daenerys, que lleva el nombre de una de las protagonistas.
¿POR QUÉ ES TAN EXITOSA? Siempre ha habido producciones que causan furor –Star Wars es probablemente la más famosa de todos los tiempos– y que generan una reacción masiva en los espectadores. Pero es difícil saber a ciencia cierta cual es el secreto detrás del éxito.
Chelsea Monroe-Cassel, coautora de un libro de cocina basado en la serie, piensa que se debe a la riqueza de los detalles en la historia.
Mediante descripciones precisas de la heráldica, los castillos, la ropa y las joyas, y, ciertamente, la comida, Martin nos acerca a ese mundo imaginario, dice.
Para muchos críticos, Martin es una versión actualizada de Tolkien. Su mundo imaginario es moralmente más ambiguo, y está inspirado en los acontecimientos más impactantes de la historia, como La Guerra de las Dos Rosas, la antigua Grecia y las Cruzadas.
Y luego está el uso del sexo. El término sexposition –que explica la manera en que se utiliza la desnudez en pantalla para distraer a los espectadores durante escenas muy explicativas y locuaces– ha sido criticada por los críticos televisivos, específicamente en el caso de Game of Thrones.
De hecho, en la segunda temporada, una de las actrices de la serie se fue del set en protesta por lo que calificó como desnudo gratuito.
La mayoría de las historias fantásticas están pasadas de moda, dice Harriet Walker, una periodista que admite estar obsesionada con el show. Pero Game of Thrones rompe con el cliché de la fantasía, argumenta.
La imagen de la serie se debe en gran parte al uso de la alta costura, opina. Los trajes que visten los personajes Sansa y Cersei, por ejemplo, reflejan el estilo de Alexander McQueen.
Pero al final, su principal atractivo es el clásico: veranos que duran años, batallas épicas entre rivales, y el salvaje e intrigante escenario.
Lo que más me gusta de la serie es que es sólida, dice ella.
Hoy en día pocas creaciones generan ese impacto, todas son baratas, instantáneas o transitorias.