Juan Luis  Del Campo

”, uno de los programas icónicos de la televisión, ha cerrado una etapa con la reciente noticia de la salida de su conductor . El espacio de educación cinéfila seguirá, pero no será el mismo que conocimos por más de dos décadas. Aun así, el programa no era solo de Bedoya. El Comercio habló con Samantha Chau Adrianzén, productora del espacio en casi toda su existencia y reconocible por su icónica voz al narrar los reportajes.

Su acercamiento a “El placer de los ojos” fue casi fortuito en 2001. “Cuando estudiaba en la Universidad San Martín había una profesora de fotografía llamada Karen Diaz con la que yo conversaba mucho y que era productora del programa. Justo coincide que una practicante se había retirado del programa y justo iba a ser el mes del Festival de Cine, cuando tenía mucho que producir. Entonces me dijeron ‘¿no quieres ayudarnos?’ y yo inmediatamente acepté.

Para 2003, Karen Díaz partió a los Estados Unidos y Samantha Chau asumió la producción. En una nota de El Comercio publicada ese mismo año se puede ver tanto a Samantha como a Ricardo Bedoya mirando seriamente al espectador junto a una cámara de televisión: “Amigos del cine”, se titula el artículo.

Artículo de El Comercio sobre Samantha Chau y "El placer de los ojos" publicado en febrero de 2003.
Artículo de El Comercio sobre Samantha Chau y "El placer de los ojos" publicado en febrero de 2003.

Aquellos primeros años de “El placer de los ojos” eran complicados por tratarse de la era analógica, no solo en cuanto a las cámaras que utilizaban, sino también por los insumos para los reportajes. “Los procesos de producción eran mucho más largos. La única imagen que teníamos era la que provenía de los VHS, que era muy mala.”, recuerda Chau. “Recuerdo que los archivos de la Universidad de Lima nos prestaban muchas de nuestras películas de las que teníamos que extraer escenas, pero el proceso era laborioso porque a veces teníamos que borrar los logos y eso no solo implicaba más trabajo, sino también una pérdida de calidad.”

Cinema Paradiso

Si bien el primer amor de Samantha es la fotografía, el cine la sedujo. Una relación alimentada por el local de alquiler de VHS frente a su casa cuando era niña, cuyo catálogo logró consumir en un par de meses.

He sido una preadolescente un poco solitaria, entonces el cine era la fantasía máxima. Veía todo, desde las comedias más simplonas hasta las películas más raras”, indicó. A las películas en casa se le unieron luego visitas a las salas de cine y también la lectura de las columnas de Ricardo Bedoya, quien se convirtió en su mentor cinéfilo incluso antes de conocerlo.

Son estas experiencias las que en cierto modo “El placer de los ojos” buscaba replicar para sus miles de televidentes, llevándolos por un viaje a lugares recónditos del séptimo arte. Es así, que según Samantha el show buscaba “que de pronto escuches de una película que no tienes a tu alcance o que la mayoría de los medios no hablan”.

Lo genial de ‘El placer de los ojos’ es que siempre hemos intentado apreciar todo el cine”, señala. “En el caso de Ricardo, si bien hay filmes que le gustan más, él es una persona que no le hace asco a ningún género cinematográfico.”

Encontrando tu voz

Una de las labores más reconocidas de Samantha en “El placer de los ojos” era ser la narradora de los reportajes que Ricardo Bedoya escribía para el programa, donde su voz clara y calmada nos visitaba cada semana para hablarnos de diversos temas sobre cine. “Estuvimos buscando una locutora, porque siempre pensamos que debía ser una mujer, para que tenga una presencia diferente de Ricardo”, rememoró Chau.

Sin embargo, todas las candidatas que probaron no se ajustaban a lo que quería el programa. “Eran locuciones que te querían inducir a una emoción, lo que no nos gustaba porque sentíamos que la locución debía acompañar a los reportajes y no estar en primer plano”, señaló.

Al final, lo que empezó como un rol temporal se convirtió en un trabajo permanente, aunque ‘encontrar su voz’ le tomó más tiempo. “De hecho que aprendí mucho en el camino. Recuerdo que me dijeron que cuando hagas locución en off no te puedes cortar, aunque termines escupiendo”, afirmó. “Y, si bien no parece, hay una intencionalidad en mi voz, aunque de repente esta sea no tener mucha intención”.

Si bien Samantha Chau no quería destacar con su voz, al final terminó ganándose algunos fans por su locución, como queda demostrado con una visita a los foros donde se discute el programa. “Sí, eso ha sido como contradictorio, ¿no?”, opinó sobre el tema la productora. “Nunca quisimos que la voz tuviera algún papel, pero terminó teniéndolo”.

No todos eran fan de su voz en off, relató Samantha, rememorando cómo cuando ya tenía unos años en el rol, unos directivos del canal buscaron reemplazarla por considerar que “su voz era muy plana”. “Justo nosotros considerábamos que eso era lo atractivo de la locución, el contraste y que la voz no saltara a primer plano, que solo sirviera como una especie de guía para que la imagen sea la que diga realmente las cosas”, reiteró.

Recuerdos

Con más de dos décadas en el aire, “El placer de los ojos” tuvo oportunidad de entrevistar a importantes directores, actores y guionistas de cine, encuentros que se convirtieron también en parte de la memoria de los que hacían el programa.

Una de las más memorables fue una extensa entrevista con la actriz argentina Cecilia Roth en 2005 gracias a su visita al Perú por el Festival de Cine de Lima. “Creo que fue el único medio que la pudo entrevistar además de El Comercio, quienes eran patrocinadores del evento”, dijo. “Nos dio una entrevista muy amable. Estaba planeada para solo quince minutos y terminó quedándose 40. Al día siguiente se iba al Cuzco, pero se enfermó, así que se regresó directamente a Madrid”.

Pero el que recuerda con más cariño fue la de Werner Herzog, director de clásicos como “Aguirre, la ira de Dios” y “Fitzcarraldo”. “Era una cátedra, no solamente de director sino de una calidad humana increíble”, señaló.

Samantha Chau y Ricardo Bedoya junto al director Werner Herzog. (Foto: Cortesía de Samantha Chau)
Samantha Chau y Ricardo Bedoya junto al director Werner Herzog. (Foto: Cortesía de Samantha Chau)

Otra entrevista memorable fue la que le hicieron al premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, aunque en este caso por motivos algo traumáticos. “Fue la primera entrevista que yo hice como asistente de producción y la fregué, porque yo tenía que hacer de cámara de apoyo grabando el contraplano de Ricardo, pero me quedé tan fascinada por la presencia de Vargas Llosa que me olvidé de su existencia”.

En consecuencia, cuando llegó a la mesa de edición no tenían ningunas tomas de Ricardo Bedoya realizando sus preguntas en la entrevista. “Tuvimos que hacer unas movidas, unas maromas de edición para que se vea decente”, rememoró entre risas. “Nunca más volví a olvidarme del contra plano, sin importar quien estuviera frente a las cámaras.”

El secreto del cine

Lanzado en diciembre del 2000, “El placer de los ojos” fue uno de los programas que lanzó TV Perú - entonces Televisión Nacional del Perú - como parte de un bloque cultural que incluía shows de teatro (“Memorias del teatro” de Luis Peirano), literatura (“Vano oficio” de Iván Thays) e historia (“Visiones” de Javier Protzel), entre otros, aunque fue uno de los únicos que sobrevivió hasta la actualidad.

¿Cuál es el secreto de esta longevidad? Para Samantha Chau las dos décadas del programa se deben a la popularidad de su materia del estudio, el cine, así como las continuas novedades que llegan a la pantalla grande. “El cine se está reinventando todo el tiempo. Por ejemplo, el género del terror debe ser del que más hemos hablado en 22 años y siempre está cambiando, siempre hay cosas nuevas. Entonces siempre hay algo nuevo de qué hablar y a quién no le gusta conversar de cine”, señaló.

Incluso ahora que el show entra en una etapa tan diferente, Samantha Chau considera que habrá un futuro para este en la televisión abierta. “Creo que se tienen que adaptar a las nuevas tendencias en los formatos de hacer televisión, pero sigue habiendo un espacio para un programa como ‘El placer de los ojos’”

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