Lorena Salmón: "Trabajo de moda"
Lorena Salmón: "Trabajo de moda"
Lorena Salmón

Cuando comencé a escribir el blog de moda tenía, cual adolescente en película para adolescentes, muchos sueños. Recuerdo que uno de ellos, superlejano, era ir a una semana de la moda de cualquier ciudad, y si fuera la de Nueva York, mejor. Nunca fui de creer en el poder de la mente y la atracción. Y no: jamás leí «El Secreto». Luego de que lancé el blog insistí e insistí como loca, toqué puertas, se abrieron y fui a mi primera semana de la moda.

Nunca me imaginé tampoco tener un programa ni de radio, pero conseguí uno en el cable [algo que hasta ahora no lo creo]. Era esa clase de sueños lejanos por su improbabilidad que luego comenzaron a volverse más tangibles, hasta ser reales. Una magia increíble. La emoción que se siente al cumplirlos es difícil de explicar. 

Tengo y he tenido otro tipo de sueños: unos han durado segundos, algunos parecían funcionar y se cayeron, otros se han cumplido y me han hecho absolutamente feliz. Lo que quiero decirles es que –parece increíble– pero la mayoría de metas que me he propuesto se han cumplido y aquí viene una buena noticia para ustedes.

Desde que comencé a escribir sobre moda, hace varios años, la industria de la moda ha ido creciendo a la par que las chicas interesadas en moverse en este amplísimo camino. Ahora hay mayores oportunidades: antes, estudiar algo relacionado a moda era un antojo caprichoso a los ojos de papá. 

Hoy, una carrera en esta área es una oportunidad con numerosas aristas. Por poner un ejemplo: cuando comencé en este camino, trabajaba con el Jockey Plaza. En ese entonces, la cantidad de personas del área de márketing se contaba con las manos; ahora, tienen que mudarse de oficina porque literalmente ya no entran. Y un gran número de puestos los ocupan jovencitas que no llegan a los 30. 

Para quienes quieren viajar por el mundo pueden dedicarse a manejar una marca, tener la decisión de la compra y trabajar para un ‘retail’, donde la mayoría son mujeres, todas se sienten amigas y el trabajo les fascina. Para ser ‘buyer’ necesitan manejar números, presupuesto, desprenderse por un tiempo de la idea de ser mamá y si lo son, hacer de tripas corazón para viajar a las ciudades de moda y ver cuáles son las tendencias aplicables a su mercado.

Pueden también, ¿por qué no?, convertirse en chicas de referencia, influenciadoras, personajes. Una de las redes con mayor crecimiento es Instagram. ¿Sabían que existen dos peruanas que tienen más de un millón de seguidores en redes sociales? ¿Sabían lo que pueden capitalizar con ese poder? Solo una foto luciendo una prenda de una marca global puede pagarte otro sueño. 

Existe la alternativa de ser estilista o productora y encargarse de la realización de las campañas de marcas como Cyzone o Sybilla. Generalmente, una marca se casa con una si el trabajo les convence y, aun en Lima, son contadas con las manos las personas que dominan ambos territorios. ¿La diferencia entre ambas ocupaciones? Las primeras se encargan de encontrar el vestuario y accesorios, mientras que las segundas de todo lo que sea necesario para que se realice la campaña publicitaria.

Otra opción es el periodismo y la publicidad de moda: cada vez hay más interés en contenido editorial en el área. Y las marcas necesitan también de estrategias. ¿Cuántas comunity managers (son las voces de las marcas en las redes) hay y cuántas más en el camino?

En realidad, si les interesa este universo pueden ser lo que se propongan, solo hay una condición: aunque el mundo de la moda parezca feroz, pierdan el miedo, que el escenario es amplio y para todos hay.

 

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