Natalia Parodi: "La caja de la nada"
Natalia Parodi: "La caja de la nada"
Natalia Parodi

“¿En qué piensas?”, pregunta ella. “En nada”, responde él. “Ya, pues, dime. ¿En qué piensas?”, insiste ella. “En nada”, reafirma él. “Tienes que estar pensando en algo. ¿O no me quieres decir?”. Él se defiende: “¡Es que no estoy pensando en nada!”. Ella se queda fastidiada, o incómoda, o desconfiada, con la idea de que hay algo que él le oculta o que no quiere compartir con ella.

Yo era una de esas mujeres convencidas de que uno siempre está pensando en algo.

De que no hay posibilidad de que por la mente no pase ninguna idea. Puede ser un recuerdo, un pensamiento privado, hasta uno zonzo. Puede ser incluso que estés pensando en que no te gusta el color de la pintura de la pared o sacando cuentas de tus gastos del día. ¿Pero en nada de nada? No lo creía posible.

Un buen día un amigo me mostró un espectáculo de stand up comedy titulado “Tale of two brains”, que en español sería “Historia de dos cerebros “. Viejo, lento, mal grabado y visible solo por pedazos en You Tube. Pero aun así, me quedé pegada y no pude parar de reírme con cada una de las afirmaciones y ejemplos que allí se  muestran.

“Historia de dos cerebros” es una muy divertida puesta en escena sobre las diferencias entre los hombres y las mujeres, desde la perspectiva del funcionamiento de la mente de unos y otros. Para mí lo más revelador fue “La caja de la nada”, donde el comediante postula que una diferencia fundamental entre la mente femenina y la masculina es que en la de ellos está todo como compartimentalizado en temas no relacionados entre sí; mientras que en la femenina está todo interconectado y que el elemento unificador era la emoción. Las mujeres y los hombres del público reían a carcajadas. Sin duda se reconocían en estas afirmaciones.

Esto significaría que ellos cuando piensan en una cosa, no se enfocan en ninguna otra. Si por ejemplo ven fútbol, no están pensando en las cuentas. Si piensan en las cuentas, no están pensando en sexo. Y si están teniendo sexo, no están pensando en la fiesta del viernes. Un tema a la vez, como si abrieran las cajitas solo una por una. Y que así como habría una para cada tema, en este esquema de cajas y compartimentos cerebrales, hay según el autor una caja especial, muy especial y querida por los hombres, donde no hay NADA. El comediante, Mark Gungor, propone mientras la audiencia se desternilla de risa, que esta es la caja favorita de los hombres, un lugar donde les encanta refugiarse. Entonces, cuando dicen que no están pensando en nada no solo es absolutamente cierto sino además algo que necesitan y valoran mucho.  

Esta idea de la caja de la nada es un concepto difícil de entender para algunas de nosotras. Nos parece tan extraña que no podemos soportar que esté vacía. Lo cotejé con mis amigos y lo confirmaron. Incluso al hablarlo con mi entonces novio me dijo que realmente era cierto y yo empecé a detectar momentos en que él estaba “descansando” en su caja de la nada.

Este compartimiento mental me causa gracia e incluso hasta lo envidio un poco. Pero lo bueno es que desde que entendí que pensar en nada era posible (aunque para mí sea imposible hasta el día de hoy) todo ha sido más fácil y más feliz en mi relación.

Ya no cuestiono la caja de la nada. Tampoco me asusta ni me enerva. Ahora la acepto. Yo no la tengo pero hombres y mujeres no somos iguales y no tenemos que serlo.

Mientras él descansa su mente metido en su caja, yo aprovecho para repasar en la cabeza todos mis pendientes, recuerdos y emociones sin que me interrumpa. Cada uno en lo suyo, felices los dos.

 

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