El funeral tenía todo lo que necesita un sepelio común: una caravana de carros negros, cientos de invitados compungidos, flores, una lápida Solo faltaba el muerto.

Hace dos meses fue enterrado en el cementerio de Albuquerque Walter White, el personaje ficticio protagonista de Breaking Bad, la serie de televisión que ha puesto en el mapa a una pequeña ciudad.

El éxito de la producción, que acabó en setiembre tras cinco temporadas, ha servido para ensalzar al director y los actores, pero también para que todo el mundo conozca Albuquerque, en el estado de Nuevo México, donde se desarrolla la acción.

Walter White era interpretado por el actor Bryan Cranston, elogiado por todos por su papel de profesor anodino de química devenido en cruento señor de las drogas en cuanto conoce que sufre una enfermedad terminal. La serie es innovadora, emocionante, brutal. Y nada mejor que el desierto de Albuquerque, junto a la frontera con México, como escenario.

UN ÉXITO EN VISITAS Sí, Breaking Bad nos ha dado un notable impulso turístico. Viene gente de todo el mundo para visitar los lugares de la grabación, dice Megan Mayo Ryan, empleada del Ayuntamiento de una ciudad que recibe al año 5,6 millones de visitantes, la mayoría de Estados Unidos.

Nuestros socios turísticos nos cuentan que cada vez más gente de todo el mundo viene por la serie. Por supuesto que además quieren ver otras cosas que ofrecemos, pero el motivo principal es por Breaking Bad.

Entre los lugares de peregrinación está la casa de Walter White, diferentes bares, el puesto de comida rápida y el cuartel general del rey de las drogas. Cada día vienen decenas de personas y en fin de semana, más de cien, cuenta Melissa, que vive en la misma calle en la que lo hacía el personaje de White. Me parecía divertido. Cada año el equipo de grabación hacía una gran fiesta con los habitantes, como una disculpa por los inconvenientes, recuerda.

Melissa es médico en el hospital University of New Mexico, donde está tratando a una mujer que lleva una camiseta con la imagen de Heisenberg, el seudónimo de White. La serie nos ha hecho famosos, por eso es divertido, pero no todos opinan igual. La mujer que vivía junto a la casa la ha vendido porque no podía más, revela.

‘LLUVIA’ DE DIRECTORES A otros les molesta que la serie presente Albuquerque como una ciudad provinciana dominada por el crimen. Dale Lockett, director de la oficina de turismo, lo ve, sin embargo, de otra forma. La gente sabe que es una historia inventada y no compara nuestra ciudad con esa imagen. Si así fuera, no vendrían aquí a pasar las vacaciones.

Precisamente los paisajes en torno a la ciudad han sido la mejor promoción para la llegada de un tipo de turistas muy especial. Directores de cine de todo el mundo nos han descubierto, afirma Lockett.

LA LÁPIDA, UN OBJETO DE DESEO Michael Baird fue el hombre que organizó el entierro de Walter White cuando concluyó la serie. Mi portero es un gran fan de la serie, cuenta el propietario de restaurante. Me dijo que había que aprovechar la popularidad de algún modo para una buena causa, agregó. Y por ello decidió encargar una lápida y organizar un sepelio en el cementerio de Albuqerque, para lo que no ahorró en utilería.

La iniciativa sirvió para que Baird recaudara 30.000 dólares para los sin techo de la ciudad, tal y como le recomendó el sheriff. La lápida de White está ahora en su oficina tras ver en Internet que había gente que pretendía robarla.

Ahora todo el mundo está enfadado. Unos no me perdonan que pusiera una lápida falsa en un cementerio real. Los otros no toleran que la haya desenterrado. ¡Y lo peor de todo es que nunca he visto Breaking Bad!.