Las grúas que sacan gigantescos hierros retorcidos y escombros oxidados ofrecen la promesa de un nuevo amanecer para el puerto de La Habana, convertido desde hace tiempo en una sucesión de muelles carcomidos con una refinería que vomita humo las 24 horas del día.
La Bahía de La Habana tendrá un nuevo rostro cuando culmine el proyecto de rehabilitación de esta zona otrora portuaria, industrial y contaminada. Ya no será el principal puerto del país pero en cambio se convertirá en una zona atractiva y de gran desarrollo turístico, según los planes.
La bahía es simbólica, fue lo que le dio origen a la ciudad y es parte de lo que somos hoy, explicó a la AP el arquitecto Orlando Inclán, de la Dirección de Proyectos de Oficina del Historiador, la dependencia gubernamental que tiene a cargo la iniciativa. Ahora le toca redefinirse.
El proyecto es una continuación de un remozamiento que comenzó en la década de 1990 en La Habana Vieja, el casco histórico, en la entrada de la bahía y el sur de la misma, donde se ubicaba la infraestructura portuaria había quedado rezagada.
CAMBIO DE CARA El plan, esperan las autoridades, revitalizará la economía, cambiará la imagen de barriada deprimida y atraerá más turistas, mientras las actividades comerciales e industriales tradicionales de la zona se mudarán al nuevo Puerto del Mariel, 45 kilómetros al oeste.
Inclán sueña con un espejo de agua recreativo lleno de gaviotas, pelícanos y veleros, con cubanos disfrutando del fresco salitroso al atardecer, niños jugando y turistas tomando una cerveza en espacios de sofisticado diseño.
Los deseos del arquitecto comenzaron a hacerse posibles luego de que en 2009 las autoridades reconocieron que la infraestructura de la Bahía de La Habana, en forma de bolsa con un pequeño canal de entrada poco profundo por debajo del cual pasa un túnel, no podría ser ampliada.
Desde entonces, sus días como el puerto industrial más importante del país estaban contados.
UN PROYECTO EN MARCHA Ahora, el proyecto rehabilitador se encuentra ejecutado en un 50% y se espera para las semanas venideras la inauguración, como parte de este, de una cervecería artesanal en lo que fuera un galpón de depósito de tabaco.
Se contempla asimismo la creación de un paseo marítimo flotante de madera, el rescate de una antigua estructura para terminal de ferris y la construcción de parques que se conectarán con un mercado de artesanos remozado en años anteriores.
Esto se integraría con estructuras ya existentes como el atracadero de cruceros o la Aduana.
Arturo López-Levy, un economista cubano que se desempeña en la Universidad de Denver, calculó que un proyecto semejante podría superar los 100 millones de dólares, teniendo en cuenta la limpieza ambiental y el costo de trasladar la actividad industrial.
Hay una apuesta por reanimar la inversión y el desarrollo en el turismo como una de las industrias más importantes, comentó a la AP López-Levy.
Proyectada y supervisada por la Oficina del Historiador de la Ciudad, desde los 90 al frente de la exitosa restauración y gestión patrimonial de La Habana Vieja, la rehabilitación de la Bahía es también una apuesta a un futuro sin sanciones económicas de Estados Unidos.
APUNTA A ESTADOS UNIDOS Cuba recibió en 2012 unos 2,8 millones de turistas, que generaron ingresos del orden de los 2.600 millones de dólares un motor de las finanzas isleñas; pero el gobierno de Estados Unidos prohíbe a sus ciudadanos visitar la isla so pena de ser sancionados.
El puerto de Mariel modernizado y el de La Habana, acondicionado para más viajes, sería un catalizador para acelerar las relaciones comerciales ya permitidas o por permitir en Washington, agregó López-Levy, avizorando una invasión de estadounidenses si se les permite venir a la isla sin restricciones.
Junto con la popular playa de Varadero, La Habana Vieja es actualmente el principal destino de los turistas y el levantamiento de las sanciones contra Cuba significaría, según analistas, una avalancha de entre uno y cinco millones de estadounidense anualmente, deseosos de conocer la fruta prohibida por décadas.
La Habana está lista para un cambio sensible, dijo a la AP el urbanista cubano Julio César Pérez, quien se desempeña como profesor visitante en la Universidad de Harvard.
NO A EDIFICIOS ALTOS Los arquitectos del proyecto dicen que el plan de rehabilitación en marcha constituirá un cambio en la calidad de vida al sur de La Habana Vieja, la parte menos agraciada debido al viejo puerto en comparación con la entrada de la Bahía en la cual se concentró hasta ahora la labor de la Oficina del Historiador y el turismo.
Tal como pasa con muchas ciudades que transformaron su zona marítima, La Habana está teniendo esta oportunidad y precisamente en el mismo centro de la ciudad, dijo a la AP la arquitecta Claudia Castillo, quien como Inclán trabaja para la Oficina del Historiador.
Ambos arquitectos destacaron las facilidades que ofrece el hecho de que el suelo sea de propiedad pública.
Todo el espacio alrededor de la Bahía pertenece al Estado. Es una de las grandes herramientas que tiene como controlador del suelo urbano, explicó Castillo.
Para los especialistas La Habana y su Bahía, con su altura acotada y su estilo ecléctico, deben cuidarse del empuje ascendente.
No creo que la construcción de edificios altos beneficie a La Habana No sirve de nada parecerse a Hong Kong, ni a Toronto, ni a Nueva York, expresó el urbanista Pérez.