Definitivamente, en algún momento de nuestras vidas tenemos que conocer Egipto. Una de las civilizaciones con el arte más refinado y mejor conservado de la humanidad. ¿Qué nos separa de Egipto?, pues solo un extenso océano y una parada técnica en alguna ciudad de Europa que puede ser París, Fráncfort o Ámsterdam. Una vez en El Cairo todo cambia. En la capital egipcia el calor es todo un tema. Tanto así que la gente vive de noche en las temporadas de verano y primavera.

LA PUERTA DE ENTRADA Apenas se llega a El Cairo es posible recorrer las pirámides de Giza, este inolvidable complejo se visita a pie o en camello.

Las monumentales pirámides construidas hace 4.600 años durante la cuarta dinastía son una parada fija. Solo en la de Keops se demoraron más de 23 años en su construcción. Una vez que el faraón estaba en el poder comenzaban a edificar su mausoleo, ya que este tardaba años en su construcción. Frente a Keops se encuentra el Museo de la Barca, que alberga un impresionante barco de madera que se tardó 14 años en reconstruirse, pues está formado por 1.200 piezas de madera ensambladas por un sistema de cuerdas. Esta barca formaba parte importante del ritual funerario, porque sería la encargada de llevar a Keops en su viaje a través del más allá.

La pirámide de Kefrén es la única que conserva el recubrimiento original de piedra caliza. LLeva el nombre helénico del faraón Jafra y se construyó encima de una roca para que estuviera a la misma altura de la de su padre, Keops. En la meseta de Giza, donde están las pirámides, se han descubierto hasta ahora alrededor de 400 tumbas o mastabas, que se van abriendo y cerrando de forma alternativa para protegerlas y restaurarlas.

La tumba de Meresankh (cuyo nombre significa, literalmente, la que ama la vida) está esculpida en la roca, a unos 200 metros de la pirámide de Keops, y contiene un conjunto de estatuas de gran belleza, incluida una que reproduce a la princesa con su madre. Además, los frescos en la pared de la mastaba muestran escenas cotidianas del Egipto faraónico, como la caza o los trabajos domésticos.

La enigmática Esfinge también es posible verla de cerca. Esta magnífica escultura monumental es símbolo de la realeza que conjuga la fuerza y el poder del león y la vida después de la muerte, motivo por el que aparecen también en muchas tumbas en forma de relieve. Por ello, en los últimos períodos fue habitual situar esfinges a ambos lados de las avenidas que conducían a los templos. Entre el recinto del templo de Amón en Karnak y el de Amón en Luxor, existe una avenida flanqueada por esfinges.

Recuerde reservar la mañana o la tarde para visitar Giza, porque cuando se acerca el mediodía el calor es insoportable.

Cerca a las pirámides de Giza está la pirámide escalonada de Zoser, que es considerada la primera de piedra del mundo. A sus lados hay varias mastabas de dinastías posteriores abiertas al público. Una de las más famosas es la de Mereruka y la de Kagemni que muestran espectaculares escenas en relieves. Solo la de Mereruka tiene 32 salas decoradas íntegramente con relieves polícromos. Otra parada imprescindible en el Bajo Egipto es el Museo de El Cairo que conserva la mayor colección de arte egipcio del mundo y es donde se exhibe la tumba de Tutankamón.

ENTRE LOS ACANTILADOS La otra parte del viaje continúa hacia el Alto Egipto, llamado así porque es una zona donde se empiezan a levantar las montañas a diferencia de las tierras bajas del norte. Aquí los templos y las obras están muy bien conservadas por el clima y la geografía del lugar. Desde El Cairo es posible trasladarse en tren o vía aérea a Luxor para comenzar a recorrer esta parte de Egipto. El Museo de Luxor merece una parada. Es pequeño, pero conserva una selecta colección de piezas en piedra, así como joyas y relieves.

TEMPLOS DEL SUR Para el lado este se encuentra el Templo de Luxor, situado en el corazón de la antigua Tebas, fue construido esencialmente bajo las dinastías XVIII y XIX. Estaba consagrado al dios Amón-Ra Situado a poco más de dos kilómetros del de Karnak, los dos templos estaban unidos por un camino bordeado de esfinges.

El Templo de Karnak, el complejo más importante del antiguo Egipto, tiene una gran sala hipóstila con 134 monumentales columnas de 23 metros de altura. Este templo es uno de los mejor conservados y los relieves polícromos aún lucen sus relucientes tonalidades y enfatizan el carácter sagrado y grandioso de este gran templo.

Para cruzar hacia el Valle de los Reyes, por el río Nilo hacia el oeste, se pasa por los colosos de Memnón que son unas esculturas gigantes de 18 metros de alto de Amenophis III. Esta región se caracteriza por lo entierros hipogeos, debajo de la tierra. Ahí se hallan los de Tutmosis III y Ramsés II, además de la momia de Tutankamón, que es la única que se mantiene en su lugar de origen. Cerca al Valle de los Reyes está también el templo funerario de Hatshepsut que se encuentra en el complejo de Deir el-Bahari con una magnífica arquitectura debajo de imponentes acantilados.

Una vez en el Valle de los Reyes hay que elegir entre varias posibilidades. Podemos orientarnos hacia el templo funerario de Ramsés II y por el de Ramsés III que después de Karnak es uno de los que mejor se conservan. Aquí una parada fija es en Medinet Habu donde hay impresionantes pinturas murales en relieves.

El destino más al sur es Abu Simbel que está a tres horas y media en helicóptero desde Luxor. Este es el templo funerario de Ramsés II y se destaca por su colosal fachada con esculturas en honor al faraón y a su esposa Nefertari. Este fue reubicado íntegramente por la construcción de la represa de Asuán.