El mayor jardín floral de Holanda, el Keukenhof, abrió hoy sus puertas con expectativas de mantener su afluencia de visitantes anuales, convirtiéndose en un evento que con el colorido de sus flores sobrevive a los efectos de la crisis económica internaciona.
El Keukenhof sigue siendo una visita muy atractiva porque las flores, con su color, su olor, son elementos que gustan y alegran a la gente, que experimenta el final definitivo del invierno, indicó a Efe la responsable de ventas de ese evento, Karin Hoogland.
El parque que este año llega a su 64 edición y abre con el tema Reino Unido: Tierra de Jardines recibe anualmente una media de 800.000 visitantes en sus más de 32 hectáreas salpicadas con 7 millones de bulbos de jacintos, tulipanes y narcisos.
ATRACCIÓN ENTRE EXTRANJEROS Un 25% de los visitantes son holandeses y el 75% restante viene del extranjero, especialmente de Alemania, Reino Unido o Francia, señaló Hoogland.
Turistas de Estados Unidos, Japón, Rusia y China son asiduos en los últimos años, así como cada vez más visitantes de Latinoamérica, especialmente los que desde Brasil y México, acuden a Holanda para verlo, puntualizó la gestora.
La visita al Keukenhof es además una oportunidad para contemplar los campos de tulipanes holandeses que se ubican en las inmediaciones del parque y que, con sus llamativos trazos paralelos de color, son el ícono con el que Holanda se ha ganado su merecida fama de país de las flores.
Los campos de tulipanes del entorno al parque son únicos en el mundo, señaló la portavoz como otro elemento que contribuye al éxito del Keukenhof.
El evento floral, cuyo nombre significa jardín de cocina, fue concebido en un principio como jardín de hierbas aromáticas por la aristócrata holandesa Jackeline de Baviera (1401-1436) y no fue hasta 1840 cuando los arquitectos paisajísticos Zocher diseñaron la actual distribución del parque.
La mayor atracción este año es un mosaico de bulbos en flor que representa el Big Ben, el emblemático reloj de la torre del palacio de Westminster en Londres y la londinense torre Tower Bridge.
Para el mosaico, de 13 por 22 metros, se han plantado casi 60.000 bulbos, aunque a causa de las bajas temperaturas de las últimas semanas en Holanda no mostrarán su máximo esplendor hasta que suban los termómetros en el país.
Somos muy dependientes del tiempo meteorológico, reconoció la portavoz, que agregó que si la primavera empieza con temperaturas bajas, los bulbos florecen más tarde y si hace mucho calor al final de la estación, se marchitan antes.
DOS MESES DE COLOR Una vez que el próximo 20 de mayo se cierren las puertas del parque, un equipo de 45 personas, entre organizadores y jardineros (estos son 30) volverán a poner en marcha todo el engranaje para que la siguiente primavera repita el espectáculo floral.
Durante los dos meses que estamos abiertos trabajan aquí 600 personas en el parque, pero luego, un equipo de 45 es el encargado de los preparativos para el año siguiente, declaró Hoogland, quien señaló que lo primero que hacen es retirar los bulbos de la tierra para dibujar los patrones venideros.
Entre setiembre y diciembre se plantarán los nuevos bulbos, se cortará el césped y por último le llegará el turno a los invernaderos, que se salvan de los efectos del clima, ofreciendo a los madrugadores visitantes en las primaveras heladas los primeros atisbos del espectáculo de las flores.