IGOR GALO

Conocer Lisboa a través del estudio del portugués, el quinto idioma más hablado del mundo, es la mejor forma para descubrir su alma.

Un idioma que se habla en los cinco continentes, y que llega al resto de países a través del fado – expresión de la música portuguesa– y de escritores como Saramago, Camoes o Pessoa.

Por eso, cada vez más viajeros deciden descubrir la ciudad al mismo tiempo que aprenden su idioma. Una experiencia inolvidable que, además, ayudará a entender mejor la ciudad y su espíritu, y a conocer lugares que el turismo rápido no suele permitir.

Una de las escuelas de idiomas que ofrecen esta posibilidad es CIAL, quizá la más tradicional y conocida y que cada año recibe cientos de estudiantes de todo el mundo. Con varias aulas en la céntrica zona lisboeta de la Avenida da República y Saldanha, ofrece todo tipo de cursos y gran flexibilidad, de forma que resulta fácil encontrar un grupo o curso de interés.

Permite también realizar cursos desde solo una semana de duración, incluso para viajeros con ningún conocimiento de portugués. De esta forma es posible combinar una semana de vacaciones en Lisboa con tres horas con todo tipo de actividades turísticas.

Son cientos los profesionales (entre 20 y 50 años) que cada año combinan estudio y turismo en la ciudad. Por supuesto es posible contratar cursos de más semanas y de niveles superiores, así como clases particulares.

Además, la escuela suele ofrecer visitas acompañadas con profesores a los principales museos y lugares de interés de la ciudad. Y en verano también la opción de combinar las clases de portugués con clases de surf en las maravillosas playas que hay a 45 minutos del centro de Lisboa, Caparica o Playa de Gincho. También facilita alojamiento en casas de familias lisboetas con precios asequible, desde 150 euros por semana. Los cursos semanales cuestan alrededor de 200 euros por 15 horas, tres al día.

LA RUTA DEL PORTUGUÉS Y aunque la oferta de museos, miradores y lugares de interés de Lisboa no tiene fin, los viajeros que quieran descubrir Portugal y su capital a través de su idioma no deben dejar de visitar ciertos lugares. Por ejemplo, a los pies del popular barrio de Alfama, cuna del fado, y mirando al río Tajo se encuentra la Casa de los Bicos, que ahora alberga al Museo y Fundación Saramago, el premio Nobel de Literatura portuguesa que todo turista, y más si se trata de un visitante lingüístico, debe conocer. Tiene una programación de actividades y exposiciones muy interesante que ayudarán a los interesados no solo a aprender portugués, sino a amarlo.

Otra parada es la cafetería A Brasileña, que es la más antigua y famosa de Lisboa. Ubicada en la calle Garret, en pleno barrio del Chiado, en ella se solía sentar el poeta luso más famoso, Pessoa, que hoy tiene una estatua justo en su terraza. Tomar “uma bica” o café expreso en su interior o en su terraza, mientras se lee la prensa lisboeta (“Público”, “Diario Económico” o “Diario de Noticias”) es una forma de comenzar a convertirse en Õ de pro.

Además, se encuentra mirando a la plaza de Camoes, el otro gran escritor portugués. También la Casa de Pessoa, ubicada en la calle Coelho da Rocha, en uno de lo barrios céntricos, aquí pasó el poeta sus últimos años de vida. Hoy casa-museo y biblioteca pública dedicada a la poesía, tiene también una gran actividad cultural. Poesía y lengua en un lugar que no se puede dejar de pasar.

Siga su recorrido por el Museo del Fado a los pies del Alfama, como los locales más famosos también situados generalmente en el barrio de Alfama o en el Barrio Alto, es una forma de vivir el portugués oral, además de una experiencia casi mística si se combina con un buen vino portugués.

El nuevo Story Lisboa es un pequeño museo que, en 45 minutos, sirve para conocer en profundidad y de forma sencilla y dinámica la historia de la capital lusa. Toda la visita se realiza mediante una audioguía, que por supuesto, es mejor escucharla en portugués.

Lisboa es una ciudad para disfrutar de la lectura y sus miradores. Ya sea en el mirador de Graça, el de Santa Luzía, o el de San Pedro Alcántara, bien con un café o con una cerveza, las horas pasan sin darse cuenta con buena lectura bajo los árboles con vistas al mar.

Una buena opción para lecturas interesantes es la librería Bertrand de la calle Garret, abierta en 1732, es la más antigua del mundo. Y como sugerencia de lectura, “Lisboa: lo que el turista debe ver”, de Fernando Pessoa.