El monte Fuji, icono de Japón, entró hoy a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El Comité del Patrimonio Mundial reunido en Phnom Penh alabó este cono volcánico con una cumbre de 3.776 metros de altura y valoró su significado espiritual: los peregrinos no sólo acuden allí a visitar templos, sino por la recompensa espiritual que supone coronarlo. Además ha sido fuente de inspiración para numerosos artistas.
Los japoneses consideran sagrado el Fujiyama (monte Fuyi en japonés), el punto más alto del país, y miles viajan todos los veranos allí para subir a la cumbre, porque es la única época del año que el tiempo lo permite.
Los expertos de la Unesco también inscribieron en el Patrimonio de la Humanidad hoy las terrazas de arroz de Honghe Hani, en China, y el Parque Nacional Sehlabathebe, en Lesoto.
Las terrazas de arroz de Hongye Hani cubren 16.603 hectáreas en la provincia de Yunnan y presentan desde hace 1.300 años un paisaje espectacular de arrozales que descienden de manera escalonada desde las montañas Ailao hasta la ribera del río Hong.
La Unesco incorporó en la lista 6.550 hectáreas del Parque Nacional Sehlabathebe, en Lesoto, como una extensión de la reserva uKhahlamba Drakensberg, en Sudáfrica.
El Comité del Patrimonio Mundial comenzó el pasado día 16 una serie de sesiones en Phnom Penh para examinar 32 candidaturas y clausurará las reuniones el próximo día 27 en el marco de los templos de Angkor, joya arquitectónica del imperio Jemer, en el norte de Camboya.