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San Blas: el paraíso escondido - 3
Redacción EC

Alberto Revoredo

Llegar hasta allá es sin duda parte de la experiencia. Nos levantamos muy temprano a esperar la camioneta 4x4 que nos llevará hasta el punto de embarque, en Ciudad de Panamá. Otro tipo de vehículo puede quedar atascado en la última parte de la ruta. La noche anterior compramos provisiones en el centro, ya que las islas donde vamos son casi desérticas. Un cooler con agua, cerveza y enlatados, cual campamento adolescente, será de gran ayuda.

La carretera asfaltada está bastante bien hasta el ingreso al territorio de los indios guna. Lo más seguro es contratar un vehículo de agencia, que tiene un precio de alrededor de US$30 por persona. El clima se vuelve húmedo y templado conforme se atraviesa la cordillera hasta la costa de Cartí. El viaje hasta este punto toma tres horas aproximadamente. Desde allí subimos a un bote hasta el archipiélago de San Blas, un conjunto de 365 pequeñas islas e islotes, salpicados a los largo de 200 kilómetros de la costa panameña. El ingreso a la comarca Guna Yala cuesta US$10, y el bote entre US$25 y US$30, dependiendo de la isla a la que se escoja ir. La otra opción es tomar un vuelo de 30 minutos desde el aeropuerto local de Albrook hasta la isla “El Porvenir”. Y claro, si el dinero no es problema, puedes llegar también por mar, a bordo de una embarcación con permiso para surcar las costas caribeñas de este país.

Nosotros surcamos el mar en nuestro pequeño bote y, tras solo unos minutos, comenzamos a divisar las islas pequeñas. Es mejor armarse de paciencia y disfrutar del paisaje, del viento en la cara, y del poder hipnótico del océano.

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