ANDREA CASTILLO El valle de Majes es uno de los más cálidos, fértiles y acogedores del departamento de Arequipa. Delineado por un ancho y caprichoso río del mismo nombre, Majes se ubica en la provincia de Castilla, a tres horas de viaje por carretera desde la Ciudad Blanca.

La llanura, rodeada de cerros escarpados y verdes campos, ofrece al visitante mucho más que una aventura campestre y gastronómica (salvo que haya veda, entre enero y marzo, no deje de probar platos a base de camarón de río).

Los espíritus aventureros encontrarán en este valle dos lugares fuera de lo común: el Parque Jurásico de Querullpa, en el distrito de Aplao, y el Complejo de Petroglifos de Toro Muerto, en el distrito de Corire.

Para llegar allí puede contratar un servicio de transporte turístico o usar el servicio de buses que sale de Arequipa.

El recorrido por Toro Muerto demanda unas tres horas y al mediodía el calor es realmente agobiante. Salga de Arequipa a las 4:00 a. m. para llegar a Majes al despuntar el día, tomar desayuno e iniciar la visita. Otra opción es pernoctar en el valle.

En Aplao hay hermosas casas hacienda con hospedaje (de reserva previa), y en Corire encontrará un hotel.

Un sombrero de ala ancha y bloqueador solar son infaltables.

MENSAJES EN PIEDRA Toro Muerto está a una hora de camino desde la plaza de armas de Corire. Se toma un desvío que conduce a La Candelaria, un pueblo ubicado en la margen derecha del río Majes formado por migrantes.

El repositorio de arte rupestre más grande del mundo fue descubierto en 1951 por el arqueólogo arequipeño Eloy Linares y desde el 2002 es, aunque no se vea el beneficio, Patrimonio Cultural de la Nación.

Sorteadas las viviendas se llega al puesto de control de la Dirección Regional de Cultura. A partir de allí se avanza a pie. Luego de caminar unos metros aparece ante los ojos del visitante lo que parece una quebrada con grandes rocas.

Se trata en realidad de bloques de sillar (ignimbrítica), desprendidos de los farallones volcánicos de las partes altas que rodean el lugar, como proponen en un reciente trabajo la arqueóloga Lucy Linares y el geólogo Miguel Manrique.

Sobre estos bloques, los antiguos pobladores de las culturas Huari y Chuquibamba (800 a 1000 d.C.), incluso Inca, realizaron grabados.

Estos muestran seres antropomórficos propios de la cosmovisión andina y aves (como el cóndor), tropas de llamas, felinos, serpientes y cuadrúpedos. Hay una imagen recurrente en Toro Muerto: los danzantes con tocados y máscaras que parecen llorar y clamar a los apus. También son recurrentes las líneas aserradas, que representarían la cordillera, y las líneas que describirían los meandros del río Majes durante su recorrido por la cuenca. Para algunos investigadores, los petroglifos codifican las esperanzas, anhelos y deseos de la gente que vivió o transitó por estos lares. Se necesitan realizar más estudios para develar su significado.

QUERULLPA A 20 minutos del sobrecogedor silencio de Toro Muerto se encuentra Querullpa. Allí la naturaleza ha dejado al descubierto algunas huellas de dinosaurios, el principal atractivo del Parque Jurásico de Querullpa. Dos maquetas de dinosaurios lo ayudarán a imaginar la dimensión de los gigantes que pisaron estas tierras. Para terminar su visita, almuerce en Punta Colorada y regrese a Arequipa. Hora estimada de llegada: 7 p.m.