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Un promedio de 40 danzantes hay en cada cofradía de Negritos.
Rosa Aguilar

Un desborde cultural ocurrirá en la zona nororiental de nuestro país. La festividad de Los Negritos de Huánuco se apodera de las calles por 27 días y produce un estallido de baile, música y color. Pero, sobre todo, de mucho sentimiento y veneración al niño Jesús. Si hablamos de su historia, debemos remontarnos a la Colonia. A finales del siglo XVI, los españoles decidieron mudar la ciudad de al valle del Huallaga. Por aquel entonces, decenas de africanos llegaron a esa área y empezaron a trabajar en las haciendas españolas como esclavos. Al pasar de los años, los nobles acordaron darles un día de libertad, el 25 de diciembre, para que afianzaran su fe católica. Los esclavos armaban jaranas en las calles. Luciendo trajes elegantes que habían sido obsequiados por sus amos, visitaban los nacimientos ubicados en las fincas para adorar a Jesús con cánticos y danzas.

Así, hace más de cuatro siglos, echó raíces esta fiesta que empieza el 24 de diciembre y acaba el 19 de enero. Hoy, se presentan cerca de 200 cuadrillas; entre ellas, las cofradías de Huallayco, Miguel Guerra, Juana Moreno y Jesús Justo Juez. El jolgorio se inicia a las 6 a.m. cuando las bandas de músicos y los bailarines se concentran en la casa del mayordomo. De allí parten a la catedral y a las parroquias para asistir a la misa. A la salida, colocan al niño sobre un anda y regresan en procesión hacia la casa del mayordomo donde desayunan. Finalmente, toman las vías para danzar sin cesar.

La dama y el turco representan a los hacendados.
La dama y el turco representan a los hacendados.

Otro aspecto grandioso es la vestimenta de cada personaje. Los pampas, por ejemplo, utilizan una máscara de cuero negro con labios gruesos y ojos saltones que simboliza a los esclavos. También llevan una chaqueta de terciopelo con piedras brillantes y bordados dorados, así como un sombrero con abundantes plumas. Ahora, la danza. Se forman dos filas, una frente a la otra. Una vez en posición, se desplazan marcando el paso principal: apoyan el talón y luego la punta de un pie al ritmo de la música. Después repiten la acción con el otro pie.

ESCENARIO PRIVILEGIADO

Uno de los atractivos huanuqueños más llamativos es la Cueva de las Lechuzas, situada en el Parque Nacional de Tingo María, a dos horas de la capital. En su interior, sorprende escuchar cómo retumba el canto de las aves, al igual que las curiosas formas de las piedras. Mucho más cerca, a 15 minutos del centro de la urbe, está el Complejo Arqueológico de Kotosh. El sitio destaca por sus templos y esculturas de 4.000 años de antigüedad. ¿El boleto? S/11. Por último, a 2 km de allí se hallan las pinturas rupestres de Quillarumi que pertenecerían a la civilización de Kotosh.

La Cueva de las Lechuzas es de piedra caliza.
La Cueva de las Lechuzas es de piedra caliza.

GUÍA DEL VIAJERO

¿Cómo llegar?

Vía terrestre. Las empresas Turismo Armonía y GM Internacional tienen pasajes desde S/55 por tramo.

¿Qué comer?

Un plato tradicional es el locro de gallina: caldo concentrado con aderezo de cebolla. Pruébalo en Rinconcito Huanuqueño por S/22.

¿Dónde alojarte?

La habitación simple del Grand Hotel Huánuco vale S/210 e incluye desayuno continental. ¿Algo más económico? La Estancia. La noche cuesta S/128 y brinda el mismo tipo de desayuno.

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