IÑIGO MANEIRO LABAYEN
Al frente se encuentra el Pacífico, intervenido en su flanco sur por cerros y peñas que hacen las delicias de los amantes de la pesca. A su espalda está el valle más rico en agricultura y arqueología del departamento de Lima y cuna de la civilización de América. En él se levanta el complejo de Caral y todos los sitios, que desde hace varios miles de años formaban una compleja red de contactos y comercio entre ellos, como Áspero o Vichama.
En ese valle generoso en comida se encuentran las huellas de un pasado marcado por las haciendas y las grandes migraciones chinas y japonesas, que llegaron para trabajar en el cultivo de la caña de azúcar. De aquella época resisten en pie antiguas casonas y el cementerio japonés de San Nicolás.
BARCAS DE COLORES EN LA ARENA El océano y el valle delimitan una de las playas más bellas y apacibles del norte chico de Lima: Caleta Vidal. Se encuentra en Puerto Supe, a unos 180 kilómetros de la capital, entre la ciudad de Supe y Barranca, y toma su nombre en honor al patriota supano que destacó en la guerra del Pacífico: Don Francisco Vidal.
La playa tiene una pequeña localidad de pescadores que dejan sus barcas de colores en la arena. Acá todo es apacible y sereno. Cuando llegan de sus faenas de pesca, es posible comprarles pescado fresco para preparar una delicia en la playa o hablar con alguna familia que nos cocine el producto recién extraído del mar.
También hay un hotel junto a la playa que ofrece todos los servicios y comodidades, para dejar la ciudad y perderse unos días contemplando los atardeceres, pasear por la playa sin fin, recorrer los lugares cercanos o conversar con las señoras del lugar, que todas las tardes sacan sus sillas a la calle junto a puestos de comida para hacer sus labores de costura o simplemente para compartir las incidencias del día.
Para llegar a Caleta Vidal primero debemos acceder a Puerto Supe, uno de los más importantes de la costa peruana en el siglo XX con el ‘boom’ de la harina de pescado. Después recorremos una corta distancia de unos cuatro kilómetros por una pista afirmada entre campos de cultivo y arenales.
Caleta Vidal forma parte de un conjunto de playas cercanas que destacan por su especial belleza como Quita Calzón, La Isla y Lampay, escondida entre cerros y a la que se accede en bote o por una trocha entre las lomas de arena que sale desde el lugar por donde estamos viajando.
En los meses de verano, alguna de ella se llena de gente de Huacho, Supe y Pativilca, pero Vidal siempre permanece caleta.