Milagros Vera Colens

¿Imaginas hacer un campamento, pero sin armar tu carpa?, ¿que tenga cama y baño privado con agua caliente?, ¿vivir una experiencia de turismo vivencial y despertar entre más de 40 alpacas? Todo eso es posible en Qhispikay , un campamento de lujo ubicado en la comunidad de Viacha, a 90 minutos de la ciudad de , que propone una estancia en medio de la naturaleza, pero sin sacrificar las comodidades de un hotel.

La familia Maqque posa en su glamping, a casi 4000 m.s.n.m.
La familia Maqque posa en su glamping, a casi 4000 m.s.n.m.
/ María Fe Gamarra

Cerca a los 4.000 metros sobre el nivel del mar encontramos a Julián Maqque, su esposa Cirila y sus hijos, Noé y Waldir, nuestros anfitriones en esta experiencia auténtica. A nuestra llegada tocan el pututo, un instrumento de viento andino que antiguamente se usaba para convocar a la población a eventos importantes y que hoy, marca el inicio de un viaje al corazón de los andes cusqueños.

Carpa cinco estrellas en Cusco

Noé se ha encargado del armado de la carpa. Es de lona y algodón, gruesa e impermeable, ideal para protegernos de las temperaturas y la lluvia del clima andino. Está implementada con un colchón de resortes, vestido con un cubrecama de pluma y cojines tejidos. Al interior hay luz eléctrica, enchufes y un calefactor, que garantiza que dormiremos calentitos, pese a los 5 °C que se siente por las noches en Viacha.

Qhispikay Glamping cuenta con carpas bien equipadas.
Qhispikay Glamping cuenta con carpas bien equipadas.
/ Qhispikay Glamping

A unos pasos se encuentra el baño, diseñado y construido íntegramente por Julián, el padre de los Maqque. Destaca el lavadero puesto sobre un tablero de piedra y sostenido por un tronco, una amplia ducha con vista al exterior, una secadora de pelo y agua caliente las 24 horas. Como para complacer al huésped más exigente.

Julián nos explica que se trata de una construcción 100 % sostenible: “Lo hice con piedras de la cantera, paja y adobe. Prefiero trabajar con insumos naturales que con cemento, calaminas o materiales que rompan con nuestro entorno”. Pura sabiduría ancestral.

Anfitrión tiktoker

Mientras Cirila prepara la cena en su cocina mejorada, su hijo Waldir nos cuenta cómo se convirtió en un influencer gracias a su talento culinario. “Abrí una cuenta en TikTok para inspirarme en la decoración de nuestra propuesta turística. Hasta que un día me animé a publicar paisajes, la pesca de trucha, el trabajo en la tierra. Pero fue la gastronomía lo que atrajo a la gente”, nos comenta este joven de 25 años que tiene más de un millón de seguidores en las redes sociales.

Compartir con los anfitriones es lo mejor de la experiencia.
Compartir con los anfitriones es lo mejor de la experiencia.
/ Milagros Vera Colens

Para nuestra sorpresa, Waldir cocina desde los 6 años, cuando sus papás salían a trabajar y se hacía cargo de sus hermanos menores. Pero antes aprendió sobre las plantas curativas y las hierbas. Por eso, nos explica la utilidad de las que acaba de recoger para tomar un mate mientras cenamos.

Como plato fuerte nos ofrecen un delicioso ch’api (puré) de olluco, con verduras cocidas y pollo. De postre sirven kiwicha con miel. Un delicioso menú que varía según la estación y la producción en las parcelas de la familia que, por tener diferentes pisos altitudinales, son una despensa variadísima. Imagínate que, solo ellos, cultivan 200 variedades de papa. Toda la comunidad supera las 1.200.

Las comidas son un buen momento para el intercambio.
Las comidas son un buen momento para el intercambio.
/ Milagros Vera Colens

Comer sano y llevar una vida sostenible parece lo natural en esta comunidad donde cada familia sale adelante, pero sin perder sus tradiciones. Esta iniciativa turística es una muestra de ello.

Despertar entre alpacas

Qhispikay Glamping te da la oportunidad de vivir un intercambio cultural y conocer las costumbres de los Maqque es, también, compartir con sus animales. Ellos cuentan con más de 40 alpacas que pasan por la carpa, para alimentarse, a las 5:30 de la mañana. Si bien cuesta estar en pie a esa hora, sobre todo si no eres madrugador, cada minuto frente a estos ejemplares lo vale.

Inmóviles y emocionados las observamos, escuchamos sus ruidos semejantes a los de un bebé y vemos cómo se relacionan. Sin acercarnos ni hacer movimientos bruscos porque son temerosas. Solo acompañamos su rutina mientras en Viacha amanece y se origina otro espectáculo frente a nuestros ojos.

Los Maqque tienen más de 40 alpacas que ven al amanecer.
Los Maqque tienen más de 40 alpacas que ven al amanecer.
/ Milagros Vera Colens

Experiencias a la carta

Tanto la cena como el desayuno están incluidos en el precio del alojamiento. Qhispikay es una palabra quechua que significa libertad. Por esa razón, los huéspedes del glamping tienen la oportunidad de elegir entre un menú de actividades para realizar junto a sus anfitriones. En Viacha se puede aprender sobre textiles, plantas nativas y medicinales, caminar un tramo del Camino Inca, visitar lagunas cercanas y más.

Pero Viacha no es el único lugar donde puedes vivir estas experiencias. También han instalado carpas de lujo en Misminay, muy cerca a las salineras de Maras y al complejo arqueológico de Moray, así como en Huilloc, en Ollantaytambo. En todas te reciben familias locales, que junto con preservar sus costumbres generan ingresos para mejorar su calidad de vida.

Si quieres saber más sobre esta propuesta y quedarte en algún glamping ingresa a su web:

Cirila nos enseña sobre textiles andinos y tintes naturales.
Cirila nos enseña sobre textiles andinos y tintes naturales.
/ Elizabeth Benites



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