ESTEBAN SORIANO Colaborador de El Comercio

Gracias a la variedad de sus microclimas, Huánuco se ha convertido en una ciudad cada vez más visitada por los turistas que llegan a conocer sus diversos atractivos turísticos, entre ellos las lagunas del distrito de Amarilis, más de una decena de espejos de agua en medio de bellos entornos naturales.

Una de ellas es Mancapozo. Esta laguna ubicada a 30 kilómetros de Huánuco –a la que se llega después de un viaje de 1 hora y 40 minutos- y es de agua color oscuro. Aquí los visitantes pueden pasear en bote y pescar truchas de gran tamaño. La mejor época para visitarla es entre los meses de mayo a noviembre, antes de la fase de lluvias.

MITOS Y LEYENDAS Según cuentan las leyendas locales, bajo las aguas de Mancapozo se esconden grandes tesoros que son resguardados por una enorme serpiente.

En una de sus obras sobre Huánuco y sus riquezas, el científico huanuqueño Javier Pulgar Vidal habla de un ser mitológico llamado Huaracuy, el hijo del jirca en una mujer soltera, que aparece vivo dentro de las rocas y bajo el suelo y que habita dentro de la laguna de Mancapozo.

Esta serpiente aparece en la temporada de las lluvias y huaicos, y cuando se embalsa la laguna, arrasa con todo lo que encuentra a su paso. De uno de estos desbordes nació la quebrada de Llicua, que se formó hacen años y que hasta hoy tiene marcada la huella del paso del Huaracuy.