IÑIGO MANEIRO

Hay tres formas para viajar al hermoso valle del río Mantaro, uno de los grandes destinos para los limeños. La más convencional es la Carretera Central que cruza la provincia de Huarochirí, el abra de Ticlio, a casi 4.900 m.s.n.m. y los paisajes semilunares de Pasco. La más diferente es la que nos lleva en tren desde Lima, en un largo y hermoso recorrido que se hace en salidas fijas y que atraviesa 69 túneles y 58 puentes. Y quizá la más bella sea la que va por Lunahuaná y atraviesa la Reserva Paisajística de Nor Yauyos.

Al final, todos los caminos conducen a Huancayo. Antes de esta frenética ciudad, eje comercial de la sierra y selva central, se encuentran Jauja y Concepción. La primera toma su nombre de los xauxas que habitaban estos lugares y que fueron conquistados por los incas. Fue proclamada por Pizarro como capital del Perú, y posee varios sitios arqueológicos en sus alrededores, como el de Huajlasmarca. Jauja es el punto de entrada a la laguna de Paca, que se encuentra a unos 5 km de la ciudad y es un excelente destino para los amantes de la bicicleta de montaña.

NATURALEZA Y ARTE POPULAR Concepción es, quizá, el mejor lugar para quedarse en nuestro viaje a las alturas. Tranquilo y rodeado de verde y de las amplias y fértiles orillas del río Mantaro, como se contempla desde el hotel Loma Verde. Concepción es un buen punto de entrada al Monasterio de Ocopa, a la planta lechera, el molino de San José o, simplemente, a su hermosa Plaza de Armas.

Desde ahí también podemos llegar a Chongos Bajo y poner nuestras velas a la Cruz del Señor de Cani, que dicen que es la cruz de piedra más antigua del país, visitar su iglesia que data de mediados del siglo XVI, o ir a Huayucachi y contemplar su extravagante plaza principal adornada con dos gigantescos sombreros de piedra.

La ciudad de Huancayo, la Incontrastable, como reza su cartel de bienvenida, nos recibe intensa y comercial. En su mercado dominical podemos encontrar una buena oferta de las artesanías que se producen en esta región como mates burilados de Cochas, orfebrería proveniente de la cercana localidad de San Jerónimo de Tunán, tejidos y cerámica, además de las frutas, tubérculos y verduras que se cultivan en su generoso valle. Dos de los atractivos más reconocidos de Huancayo son la plaza de Huamanmarca, donde se fundó la ciudad en 1572; y su catedral, rica en lienzos de la escuela cusqueña.

El valle del Mantaro, uno de los afluentes del río Apurímac, tiene atractivos para todos los gustos. Naturaleza, cultura, arte y aventura se unen a una altura y un clima idóneos para escaparnos de nuestras urbes cada vez más congestionadas.

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