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Zaña, un pueblo con gente cálida y buenas costumbres - 3
Redacción EC

Mylene d’Auriol

Hay destinos que parecen escondidos pero cuando uno los encuentra, lo atrapan y lo dejan encantado. Zaña es uno de ellos. No solo sorprende por la historia que se yergue detrás de los vestigios arquitectónicos de la que fue una de las urbes más importantes del Perú, sino porque esta ciudad con atmósfera fantasmal, ha sabido preservar sus tradiciones a pesar de la adversidad y el avance del tiempo.

UN POCO DE HISTORIA

Cuando los españoles arribaron al Perú, buscaron lugares apropiados para la fundación de ciudades. Es así como fue creada la Villa Santiago de Miraflores de Zaña en 1563.La prosperidad no se hizo esperar. Tal fue su crecimiento y desarrollo que en el siglo XVII parecía que rivalizaría en importancia con la ciudad de Trujillo. Se construyeron grandes recintos religiosos y al poco tiempo se le conocería como “La Sevilla de Perú” o “La Potosí pequeña”.

Hasta que la fama llegó a oídos del pirata inglés Edward Davis quien el 4 de marzo de 1686 desembarcó en Chérrepe para luego entrar a Zaña y devastarla. Fue saqueada e incendiada, por lo que muchos de sus pobladores optaron por migrar a Lambayeque, Ferreñafe y Túcume. Pero la estocada fi nal vendría el 15 de marzo de 1720, cuando las aguas del río Zaña se desbordaron y arrasaron con todo lo que tenían a su paso. No quedó una vivienda en pie. Solo se salvaron algunos arcos y muros de las iglesias. Esta tragedia no amilanó a los esclavos negros que habían sido traídos desde África. Luego vendría una inmigración grande de chinos para trabajar en las haciendas azucareras que se fueron quedando después de cumplir sus contratos, para abrir pequeñas bodegas y pulperías.

LO QUE ENCONTRARÁS

Es así que en Zaña hay una mezcla intercultural muy particular, pues sus descendientes tienen orígenes de cuatro continentes: americano, africano, asiático y europeo. No en vano, en la ciudad hay un Museo Afro Peruano donde podrá ver cómo vivieron los esclavos negros así Guía del viajero como de los castigos que padecieron.

También apreciarás diversos instrumentos musicales como el Checo (calabaza a la que se le hace una abertura rectangular en uno de los costados y sirve como instrumento de percusión) o la pintoresca quijada de burro.

En la época colonial existieron siete templos. Hoy, solo quedan los restos de cuatro de ellos: La Merced, San Agustín, San Francisco y la Iglesia Matriz, y vale la pena visitarlos. Hay que destacar entre ellos a la Iglesia y Convento de San Agustín, que representan unos de los pocos ejemplos de arquitectura gótica que subsisten en el Perú.

Eso sí, no te vayas de Zaña, sin probar los  dulces típicos que prepara la familia Andonayre liderados por Doña Grimanesa, quien a sus 91 años sigue manteniendo la tradición de los dulces que se hacían desde la colonia: chancaquitas, acuñas, naranja rellena, huevito de manjar, rosquitas y dulce de membrillo. ¡Todo un placer!

GUÍA DEL VIAJERO

Vía terrestre: Si cuentas con movilidad propia tomar la Panamericana Sur. En Mocupe Nuevo, deberás tomar la dirección del cruce a Zaña. Con transporte público, deberás ir al terminal terrestre Epsel. Tiempo aproximado desde Chiclayo: 45 minutos. Precio: S/.5 

Qué hacer: Museo Afro Peruano: Calle Independencia no. 645
Dulces: Casa de Doña Grimanesa, en la calle Sto Toribio 324 (frente al Convento
de San Agustín) Info:

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