Por Karina Villalba

El piano suena en el aula 301 del Conservatorio Nacional de Música. Los acordes del “Vals del Minuto”, de Frederic Chopin, envuelven el ambiente y los tres afortunados que apreciamos la maestría de la ejecución, nos emocionamos. Afuera se han ido sumando los conocedores y curiosos que quieren admirar y escuchar a Carmen Escobedo, la maestra, la directora del Conservatorio Nacional de Música.

Carmen es la tercera mujer que dirige el conservatorio y la última de cinco hermanos. Toca el piano desde los 3 años. Su padre, formado también en el conservatorio, profesor de música y de coros en el colegio Leoncio Prado, y autor de textos de música para libros escolares –cuando la música estaba incluida como curso en la malla curricular–, le inculcó el arte desde pequeña. En casa escuchaba todo tipo de música, básicamente clásica. Eso, dice, la marcó.

Toda la familia Escobedo estaba vinculada a la música: asistían juntos a los conciertos que la Orquesta Sinfónica Nacional ofrecía los domingos en el Campo de Marte; su madre –fotógrafa de laboratorio de la Facultad de Medicina San Fernando de la Universidad Mayor de San Marcos– fue el pilar fundamental en su formación, porque llevaba a sus hijos a las clases de música; y sus hermanos se encargaron de hacerle entrenamiento auditivo cuando notaron que ella tenía oído absoluto. «Como era la quinta de los cinco, un poco la payasita, me hacían tocar de todo. “Toca el Himno Nacional en ritmo de merengue”, y yo tocaba. Mi abuelita decía “¡Ay!, qué falta de respeto”, (sonríe), pero eso me ha ayudado mucho».

- ¿Qué significa tener “oído absoluto”?

Que puedo distinguir todos los sonidos. Si me tocas 10 notas, las 10 las puedo discriminar. Es un don que muchos tienen, pero que a veces no se descubre. Cuando en mi casa descubrieron que yo lo tenía, mi papá dijo: «ella va a estudiar música, ella va a aprender».

- ¿Aprendió a leer música al mismo tiempo que textos?

Sí, bueno, casi a la vez. Mi abuelita, que se quedaba conmigo (y que tocaba el arpa y la mandolina), me enseñó las notas a la par. En mi casa siempre hubo ambiente musical, pero lo bueno es que me enseñaron a leer música desde chiquita. Las partituras son parte de mi existencia.

- ¿Por qué el piano y no otro instrumento?

Porque tocaba con las dos manos. En el piano sentí que estaba todo completo, tenía la melodía y el acompañamiento. Nunca puse en duda esa elección. De muy chica, escuchaba los conciertos que mi papá ponía en casa y soñaba con eso, iba al Campo de Marte y veía a los solistas de piano que acompañaban a la Orquesta Sinfónica Nacional y quería estar ahí, quería tocar. Siempre fue mi meta, mi ideal y a Dios gracias lo he podido hacer.

- Siempre se habla de lo bien que le hace la música a las personas. ¿Es así?

Realmente es así. Yo creo que la música es un arte con el que podemos expresarnos, es un fenómeno pasajero. Escuchar música nos permite sentir toda clase de música, nos hace felices o nos causa melancolía y esa es una manera de ser más humanos.

- Esta edición está dedicada a remendar un corazón roto. ¿Ha sufrido mal de amores, maestra?

Sí, como todos los adolescentes. A veces parece que estamos un poco más enamorados del amor que de la persona.

- ¿Qué música recomienda para estas situaciones?

Si uno está atravesando una dificultad, debe escuchar música para alegrarse, no para sufrir. Pero esto depende porque hay determinadas canciones que a veces uno escucha en la radio y te recuerdan pasajes de tu vida y te ponen melancólica.

- ¿Qué suele escuchar en casa?

Música clásica, pero como voy mucho al centro del país, porque mi esposo es de Oxapampa, escucho ahí música de la selva, chicha... me divierto igual, ¡ah!

- ¿Escucha rock?

Bueno, sí. En los tres últimos años de la secundaria y en la universidad fui fanática de los conjuntos de rock, especialmente de The Beatles. ¡Fanática! La vez que vino Paul McCartney estuve primerita en el concierto (sonríe divertida). Además, yo tocaba en la universidad –porque estudié arquitectura, soy arquitecta colegiada– y en esa época compartía el gusto con mis amigos universitarios. También cuando estudié en Estados Unidos, asistí a un concierto de Carole King. Siempre he estado abierta a toda clase de música. Hay música que verdaderamente está tan bien tocada y es tan linda que a veces derramo mis lágrimas.

- ¿Arquitectura?

Bueno, es arte, pues. En mi casa si bien todos estudiaron música de niños, después se inclinaron hacia la ingeniería. Yo estoy convencida de que la música está relacionada con las matemáticas. Yo les inculqué la música a mis hijas y ellas fueron excelente alumnas y son excelentes profesionales.

- ¿Está de acuerdo con el dicho “del arte no se puede vivir”?

Yo sí he vivido y feliz. No con grandes riquezas, pero sí con grandes satisfacciones. Las veces que he tocado con la Orquesta Sinfónica o con la Filarmónica son realmente inolvidables. Me siento realizada, plena como ser humano. Esto no lo cambio por nada.

- ¿Ejerció alguna vez la arquitectura?

Únicamente cuando estaba en la universidad. Practiqué en talleres para arquitectos, pero seguía la música a la par. Tuve una con ella sentí que no podía ser otra cosa que pianista.

- Fue becada por la Comisión Fullbright.

Postulé a la beca y gracias a que yo tenía el grado de bachiller en arquitectura, pude acceder a ella. Me aceptaron porque tenía un currículum en piano y me enviaron a la Escuela de Música de Indiana, en Estados Unidos.  Actualmente se llama Jacobs School of Music y es una de las mejores universidades de música del mundo. Estuve allá casi dos años.

- ¿No pensó en probar suerte por esos lares?

Sí, pero estaba enamorada y mi novio no quería irse. Trabajaba acá y con él me casé.

- ¿Es músico?

No, pero siempre me ha apoyado.

- ¿Qué pieza le recuerda a él?

A él le encanta el , un compositor noruego.

- Entonces, volvió al Perú.

Regresé y aquí tuve mi familia. Tengo dos hijas que ahora están en el extranjero, una es economista, Sandra, y la otra periodista, Carolina. Y en noviembre nacerá mi primera nieta.

- ¿Y a qué se dedicó cuando regresó?

Fui profesora. También he hecho una actividad pianística importante y desde enero de este año tengo el honor de dirigir el conservatorio. Estoy feliz de trabajar aquí, a pesar de todas las limitaciones. Haber ganado el rango universitario es un gran logro, muchas gestiones hemos hecho para conseguirlo (hace cuatro años). Mi sueño ahora es que el Conservatorio Nacional de Música se convierta en Universidad Nacional de Música. Creo que es una aspiración justa.

- ¿De qué depende?

De las autoridades. Nosotros estamos preparados, hemos adecuado la malla curricular al bachiller universitario y otorgamos el título de licenciado. También queremos tener la escuela de posgrado y nos estamos preparando para ello, queremos que nuestros alumnos tengan la oportunidad de hacer su maestría acá y no irse al extranjero.

Otra meta es tener la especialidad de dirección de orquesta, que se da cuando se termina el pregrado y se tiene toda la formación y el dominio de la música. Entonces pasas a hacer, a nivel de maestría, la dirección de orquesta. Podemos hacerlo.

- ¿Cree que los chicos que escuchan reggaetón son menos inteligentes que los que prefieren la música clásica?

Puedes divertirte igual con la música clásica y con el reggaetón, pero es importante señalar que la música académica es una ciencia de combinar los sonidos, es preparación y coordinación, es música elaborada, por eso no pasa de moda. Si uno la conoce, va a apreciarla. Por eso es loable lo que está haciendo el Ministerio de Cultura en la formación de nuevos públicos.

- ¿Qué es lo que más disfruta de su labor?

Ver el talento de los alumnos y su progreso. Ver que empezaron de la nada y que ya están tocando piezas de envergadura, que se gradúan y se titulan…

- ¿Qué es lo que más les cuesta?

Cada alumno es un mundo aparte, cada uno trae su propia carga, su mochila puesta y hay que tratar de aliviarlos, de enfocarlos. Algunos son más talentosos que otros, pero lo que yo siempre me encargo de decirles es que esto es disciplina, esto es esfuerzo y algo importante, esto es pasión. De ninguna otra manera van a salir adelante. Y si verdaderamente no la sienten, pues que la dejen. Felizmente, mis alumnos han continuado.

- ¿Cuántos alumnos egresan cada año?

En el mejor de los casos 30, en todas las especialidades que tiene el conservatorio y en todos los instrumentos que tiene la orquesta: violín, viola, violonchelo, en vientos... En el conservatorio tenemos tres bandas, tres coros, una Orquesta Sinfónica, y la actividad es diaria.

- ¿Hay más población masculina o femenina?

Ahora hay menos damas, la población femenina ha disminuido, tanto así que existe un coro especial de varones. Como que las mujeres de las artes se han mudado a las ciencias, porque en la época que yo estudiaba había más mujeres. Interesante, ¿no?

- ¿Cuál es su nota musical preferida?

Una tonalidad bonita es do menor.

- ¿Por qué?

No sé. Me siento muy a gusto en do menor. Las tonalidades menores son un poco tristes, melancólicas, dramáticas... como las mujeres (se ríe). Creo que se puede expresar mucho ahí.

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BONUS TRACK

- ¿De qué manera podemos saber si nuestros hijos tienen talento?

Si son entonados, si se les canta una canción y ellos la repiten imitando, estamos hablando de un niño con buen oído. No necesariamente tendrá oído absoluto (este atributo, don que Dios me dio), pero sí es un indicio de que puede tener un talento musical.

- ¿Llevar bien el ritmo también nos da una pista de que tienen aptitud?

El ritmo generalmente lo llevan todos desde bebes, es natural, ellos se mueven con una canción. Pero entonar melodías bien significa que tienen buen oído.

- ¿A partir de qué edad es recomendable que los niños toquen un instrumento? Piano, por ejemplo.

El piano es un instrumento complejo que hay que empezar a estudiar y a practicar desde pequeño, a los 5 años. Pero quiero enfatizar que a los niños se les debe dar educación musical desde chiquitos porque ayuda mucho en su desarrollo. El piano, por ejemplo, les da una idea muy natural de las matemáticas (de la división, del doble, la mitad o la cuarta parte de las cosas), además, ayuda a la –motricidad fina y a la motricidad gruesa, a saber cuál es su derecha y cuál su izquierda.

- Mencione cinco películas que le hayan gustado.

El arca rusa, me parece fabulosa. Tiene una parte en que una orquesta toca una mazurca que es increíble. Se la recomiendo a todos mis alumnos, véala porque es exactamente el ritmo que uno necesita en la mazurca, que tiene el mismo compás que el vals, pero suena distinto. Otra de mis favoritas es Cinema Paradiso, La Cena y me gustó mucho El artista, esta película muda. De Truffaut, La noche americana.

 

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