Los hijos adoptivos: Ellos son los frutos del corazón
Los hijos adoptivos: Ellos son los frutos del corazón
Redacción EC

Andrea Castillo

Comencemos por revisar el diccionario de la Real Academia: «Adopción: Acción de adoptar». «Adoptar: Recibir como hijo, con los requisitos y solemnidades que establecen las leyes, al que no lo es naturalmente».

Estos términos siempre le resultaron familiares a Verónica Manrique. Ella solía visitar a su hermana mayor, una religiosa a cargo de un orfelinato en Apurímac. «Por ella sabía de historias felices de niños adoptados; pero la idea de hacerlo yo misma recién surgió cuando leí un artículo en el suplemento El Dominical de El Comercio. Se refería a la campaña de adopciones “Ángeles que aguardan”.

Entonces pensé ¿por qué no? Ya había cumplido 40 años y no tenía pareja, pero quería ser madre», recuerda Verónica, una enfermera del Seguro Social que vive con sus padres y uno de sus abuelos. La primera en saber de sus intenciones fue su hermana, la religiosa. Se lo dijo cuando estuvo de paso por Lima. «El 6 de febrero del 2005 la acompañé a realizar compras para el albergue cuando me dice: “¿por qué no aprovechamos y pasamos por la Secretaría de Adopciones? Estamos en la ruta”. La oficina en ese entonces funcionaba en la avenida Arequipa. Así que nos dirigimos para allá y ese día presenté mi solicitud», cuenta Verónica.

Cuando ya estaba plenamente decidida, se lo contó a sus padres. Todos pasaron el proceso de evaluación psicosocial y Verónica fue declarada apta para ser madre adoptiva. Nueve meses después de iniciar el proceso, recibe la noticia que tanto esperaba: conocer a la niña que podía convertirse en su hija. El encuentro sería el 18 de octubre en un albergue en el Cusco.

«Pilar había cumplido dos años tres días antes y por consejo de una señora con tres hijos adoptivos, le llevé una mochila con juguetes. Ella me los recibía encantada, pero no me miraba.

Aunque se mostraba contenta se resistía a entregarse emocionalmente. Eso fue en la mañana. En la tarde regresé al albergue con mi padre. Y con él todo fue diferente. Hicieron migas de inmediato. Solo entonces me miró a los ojos y me tomó de la mano. Nunca olvidaré esos momentos».

Pilar era parte de un grupo de niños de adopción prioritaria (“Ángeles que aguardan”) por presentar discapacidad física (su pierna derecha es más corta que la izquierda). Verónica sabía del problema y no le importó. Ahora la niña tiene 8 años y ha sido operada cinco veces de la pierna.

Tiene mirada y sonrisa pícaras. No se pierde sus clases de educación física y quiere conocer Cusco y el albergue donde vivió. Su madre ha prometido llevarla el 2015.

ADOPCIÓN

Los requisitos para adoptar son tener de 25 a 52 años, ser casados o solteros, peruanos o extranjeros, gozar de buena salud mental y física, y acreditar solvencia moral y económica.

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