Mónica Sánchez: "Me he vuelto una persona menos densa"

Por Rosa Chávez Yacila  

Mónica Sánchez dice que de pequeña quería ser un niño. Uno más entre los cinco hermanos mayores que poblaban la casa familiar. A Mónica le gustaba ponerse sus camisas, usar sus botines, jugar sus juegos. Su universo primigenio fue el de los hombres. Tal vez por eso cuando creció la femineidad fue para ella todo un descubrimiento. Un aspecto de su identidad que poco a poco tuvo que aprender. Y que pronto empezó a disfrutar tanto como chocar un par de carritos.

Pero en la vida, Mónica Sánchez ha tenido varios aprendizajes aparte de su encuentro con el mundo femenino. Por ejemplo, con los años ha dejado de juzgar tan duramente sus errores. Es capaz de decir que no, sin sentirse culpable. Se ríe más a menudo de sí misma. Y sobre todo: ahora puede hacer solo lo que realmente desea. Pero no fue al azar que ha elegido sus causas y ocupaciones: hace siete años dejó de hacer teatro porque decidió dedicarse solo a “Al fondo hay sitio”. En cambio se hizo embajadora de Unicef y es directora de la campaña contra la violencia hacia las mujeres y la niñas: “Un billón de pie”. Dice Mónica Sánchez que a través de ese trabajo social, también puede confrontar la complejidad humana, como en el teatro. Hoy está por estrenar un papel en una cinta que satiriza la política tradicional.

¿Sueles reírte de ti misma?
Yo me río todo el tiempo, me río bastante. La risa es algo que siempre me acompaña. Me parece linda la idea de reírse de uno, no del otro. Ahí es donde la broma se vuelve un poco chocante. El humor es chévere y puede ser empático, algo que hermana, que genera complicidad, por eso me parece necesario. Pero me gustaría que riésemos más con el otro que del otro.

Es un lado tuyo que quizá no conocemos mucho, siempre te vemos como una actriz que hace activismo y en la serie cómica donde trabajas no interpretas un rol humorístico.
La risa y el humor no tendrían por qué oponerse a tomarse la vida muy en serio. Son parte de un balance. Me importa mucho la vida política y por eso me ven dando mi opinión en momentos álgidos o decisivos para el país, pero eso no mella en absoluto mis otras facultades como ser humano: la ternura, la melancolía, la niña exploradora y juguetona que también soy. Si no, no podría ser actriz. El actor tiende a tener muchas emociones a flor de piel, porque son nuestra herramienta de trabajo.

¿Has ido aprendiendo el humor con el tiempo?
Sí, efectivamente a los 20 me tomaba la vida mucho más en serio, tenía el ceño más fruncido, me bronqueaba de verdad. Era más intensa, más grave. Pero con los años, sin que me dejen de importar las mismas cosas que antes, me he ido volviendo una persona menos densa. Incluso te diría que ahora vivo más feliz y más plenamente que hace unos años atrás. El día de hoy me agradezco mucho más quien soy y qué puedo hacer.

¿Cómo te animaste a participar en “El Candidato”?
Un día me llamó Álvaro Velarde (el director de la película) para convocarme a un cásting. Yo había visto su trabajo, me encantaba, así que acepté. Además hacer cine en nuestro país no es una oportunidad que se presenta todos los días. Leí y el guion evidentemente es un guiño a la clase política no de los últimos tiempos, sino a la más tradicional. Me pareció divertido hacer algo más tipo sátira, comedia que nunca he hecho en el cine y que he hecho muy poco en mi carrera. Desde ese lugar acepté el reto porque es algo distinto a lo que he realizado antes. Esa ha sido mi principal motivación.


“El Candidato”
Mónica protagoniza una sátira inspirada en la política nacional.

Cuatro candidatos a la presidencia de Perú se encuentran empatados en las encuestas en plena campaña electoral. De allí parte la historia de “El Candidato”, la más reciente película del cineasta Álvaro Velarde. Allí Mónica Sánchez interpreta a Francine la dominante y castradora esposa de uno de los contendores, un militar retirado hijo de una pareja de padres radicales. La película se estrena en todos los cines este 21 de julio.

 Lee la entrevista completa este domingo en nuestra edición impresa.

Fotos: Erik Andia  Styling: José Antonio Rivera
Agradecimientos:
Ropa: GAP; BANANA REPUBLIC ;  
Zapatos: UGG 
Accesorios: CALLA Joyas  
Peinado y maquillaje: Alexander Casas