Obesidad infantil: Mejora los hábitos alimenticios de tus hijos
Obesidad infantil: Mejora los hábitos alimenticios de tus hijos
Redacción EC

Andrea Castillo C

La niñez es la edad del disfrute. Sin embargo, cada vez aumenta el número de chicos que no pasan nada bien esta etapa de la vida ¿La razón? Sus cuerpos resienten problemas de salud propios de la gente adulta. Diabetes mellitus (tipo 2), resistencia a la insulina, colesterol total elevado, entre otras formas, son solo algunas manifestaciones de una enfermedad no transmisible llamada obesidad.

Aunque no hay cifras nacionales definitivas, se estima que el 12% de menores de edad peruanos presenta este gran problema.

Enfrentarlo exige cambios en varios sectores. Pero mientras el Estado asume una política clara al respecto, el futuro de estos chicos depende del compromiso que nosotros, sus padres, asumamos por inculcarles estilos de vida saludables. Todo comienza con nuestra actitud frente a la comida.

El doctor Carlos del Águila, médico pediatra endocrinólogo, asegura que todos los tratamientos nutricionales pueden dar resultados en el corto plazo, pero el éxito a largo plazo depende de la educación nutricional de la familia. «Esta es la base fundamental para un cambio efectivo de conducta y de hábitos», subraya.

El tema es complejo, pero para ganar las muchas batallas por librar antes de triunfar sobre la obesidad, hay dos claves: Comprender que la obesidad es una enfermedad y no un problema estético; y asumir un compromiso familiar. «A veces la familia es el problema. Por eso, se habla de familia ‘obeso génica’», comenta Carlos del Águila.

Es hora de comenzar a cambiar. ¿Cómo? Aquí algunos consejos de los especialistas.

- Predica con el ejemplo. Toda la familia necesita consumir alimentos saludables. No utilices la alimentación como un premio o un castigo. Tampoco prepares alimentos especiales y fuera del menú familiar para el niño.

- El tratamiento nutricional de los niños con obesidad no es igual al de los adultos. No se trata de quitar alimentos, sino de graduar la comida de tal forma que los niños crezcan sin ganar peso.

- Si trabajas fuera de casa, lleva un diario de alimentación de tu hijo con problemas de peso. Instruye a quien lo supervisa para que anote todo lo que consume en el día. Si quiere saltarse las indicaciones nutricionales, pide que te lo hagan saber por mensaje de texto o un WhatsApp. Así podrás llamar a tu casa y poner orden.

- Busca alguna actividad física que sea del agrado de tu hijo. No porque al padre le encante el fútbol, el chico también debe practicarlo. Cualquiera sea la actividad física, al principio debe ser moderada y de acuerdo con sus posibilidades físicas. La idea es que no se asuste o se aburra. De preferencia que la practique acompañado.

PREVENCIÓN

- No acostumbres a tus hijos a comer cuando se les antoje. Tiene que haber una crianza responsable, con autoridad y firmeza.

- Sirve los alimentos en el comedor, sin televisores encendidos.

- Treinta minutos es el tiempo ideal para que un niño coma; si no quiere terminar, déjalo que siga con sus actividades cotidianas, pero no le des nada a cambio (golosinas, galletas, dulces).

- Recuerda a tus hijos comer despacio, sin prisas, masticando bien los alimentos.

- Permítele a tus hijos sentirse saciados sin haber terminado todo el plato. Olvídate de vociferar mensajes negativos como este: ¡No te levantas de la mesa hasta que no hayas acabado el último arroz! (¿te suena familiar?).

- Los niños menores de 2 años comen poco. Si un día amanecen con apetito, no les des platos a repetición. Todo lo poco que comen se gasta en crecer. Si eres de las mamás que insiste en ‘llenar’ la barriguita, corres dos riesgos: que tu hijo cierre la boca y presente problemas para comer; o que la abra y exija cada vez más.

- Ten presente que a los 5 años, cuando la velocidad de crecimiento ya no es tan rápida como en los primeros años de vida, todo el consumo en exceso se acumula. Por eso, la obesidad comienza a los 5 años por el desfase entre el incremento del peso y la velocidad de crecimiento.

- La pubertad y la adolescencia son etapas ideales para llevar a cabo una reeducación alimenticia. Si se mantienen los malos hábitos adquiridos en la infancia y la niñez, se gana peso y aparece la obesidad.

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