Siete taxistas con los que todas nos hemos cruzado alguna vez
Siete taxistas con los que todas nos hemos cruzado alguna vez

Tomar un taxi es inevitable en ocasiones, ya sea que estemoss tarde para llegar a una reunión o salgamos un fin de semana. Y con la gran cantidad de taxis que circulan por la ciudad, no es extraño encontrarse con singulares personajes detrás del volante.

No importa si es un taxi de aplicación o uno que tomemos en la esquina de nuestra casa, por una buena cantidad de minutos estaremos compartiendo vehículo con un extraño. Algunos conductores pasarán desapercibidos, mientras que otros podrían alegrar (o estropear) nuestra ruta.

Estos son siete tipos de conductores con los que nos hemos cruzado alguna vez, ¿reconoces alguno?

1. El parlanchín

Nunca falta en conductor que le gusta conversar. Preguntará sobre ti, sobre tu opinión sobre una noticia que suena en la radio o comentará lo complicado del tráfico. La respuesta a esas preguntas depende mucho de nuestro estado de ánimo: si estamos con ganas de socializar o si, simplemente, queremos dormir o soñar despiertas mirando por la ventana.

2. El artista

Este conductor disfruta cada momento de su día tras el volante mientras escucha música. Puede tocarnos uno que canta su canción preferida o, el que para “empilar” el camino hacia la discoteca, pone su disco de salsa o cambia a la estación bailable.

3. El “waze” humano

Este taxista sabe exactamente el camino para llevarte a tu destino lo más rápido posible y sin la ayuda de un GPS. Usualmente son los que tienen muchos años conduciendo, bien dicen que la experiencia hace al maestro.

4. El que no te lleva

Tal vez no logremos conocerlos personalmente pero siempre quedará grabado en nuestra memoria como el que nos dejó paradas bajo la llovizna mientras se nos hacía tarde. O también lo recordaremos como el que paró y, sin pensarlo dos veces, arrancó cuando escuchó nuestro destino.

5. El “Meteoro”

A veces en su afán de llegar rápido, el taxista nos hace sentir en una pista de carreras. Acelera, toca la bocina a cada minuto y esquiva autos como en videojuego. En estos casos, una buena llamada de atención de nuestra parte no está de más. La seguridad vale más que unos minutos tarde.

6. El servicial

“¿Quiere caramelos?”, “¿Desea agua?”, “¿Está bien la ventana?”, “¿Le gusta la radio?”. Siempre está ese conductor que quiere que nuestro viaje sea de película. Agradecemos sus atenciones, pero en exceso llegan a ser algo incómodas.

7. El perdido

A diferencia del “waze” humano, este señor no tiene ni idea de donde está parado. Da vueltas, no conoce las calles, toma las peores rutas y tiene el peor sentido de orientación del mundo. Paciencia y buen humor… o mejor que nos preste al carro y manejamos nosotras.

 

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