Verónica Linares: "No es no"
Verónica Linares: "No es no"
Redacción EC

Hace meses arrastro un cargo de culpa que me perturba. En el noticiero que conduzco entrevistamos a una adolescente. La escena era la siguiente: la joven lloraba, su madre la cogía de la mano. Contar lo que le había sucedido no era fácil. Las dos estaban temblando. La madre trabajaba todo el día para mantenerla. Vivían solas. Uno de tantos hogares que tiene como jefe de familia a una mujer.

La menor había visitado a un vecino que le gustaba. Él estaba con unos amigos y propusieron jugar a la «botella borracha». Ya saben, esa dinámica en la que los participantes se reúnen en un círculo alrededor de una botella que gira. Según a dónde apunte cuando deja de girar, se hacen preguntas, respuestas y se asignan castigos. En este caso, uno de ellos era tomar cerveza. Lo último que recordaba la menor, de 15 años, es que pidió que la llevaran a dormir. En lugar de eso habían abusado sexualmente de ella. La madre pedía a las autoridades que creyeran en la palabra de su hija y en las pruebas del médico legista.

Durante la transmisión del programa recibí un mensaje por Whatsapp. Era uno de los mejores amigos de mi pareja. Estaba molesto y cuestionaba nuestra parcialidad a favor de la muchacha: «Pregúntale por qué pidió que la lleven a dormir. Mocosa, ¡qué se mete a hacer cosas de grandes!», decía el mensaje. Me puse furiosa. «Ojalá que no tengas hijas y si es así, que nunca tomen». También le deseé que, si tenía una hija, jamás se enamorara de un chico. Este año quiere ser padre.

Intercambiamos un par de mensajes acalorados pero nada más. Al final me dio la razón a regañadientes. Después de ese día nos hemos visto varias veces pero no volvimos a comentar lo ocurrido. Sinceramente pensé que era una batalla perdida explicarle mi posición. Creí que un hombre de casi 40 años no cambiaría su forma machista de ver las cosas. Así creció. Pero hoy me rectifico: hice mal. Él es una buena persona y reaccionó sin pensar. Y debí hacerle entender la situación. Aquella adolescente no dio su consentimiento para tener sexo. Lo que le hicieron es un delito. Nadie puede obligarte a tener relaciones sexuales si no quieres. El código penal es claro cuando se trata de menores de edad e incluso para adultos, se señala como un agravante si la víctima se encuentra en una «grave alteración de la conciencia». O si el agresor te pone «en estado de inconsciencia o en la imposibilidad de resistirte».

Si sales con alguien porque te gusta, no significa que quieres tener sexo con él. Si toman y accedes a que te lleve a tu casa, no quiere decir que en el carro esperas que te toque. Si se besan, no es una invitación a que se acueste contigo. Salir juntos, volver juntos, besarse, todo eso puede conducir al sexo. Pero no tiene que suceder si ambas partes no lo deciden así. Si tú no lo decidiste así.

Ni siquiera tu esposo ni tu conviviente tienen derecho a obligarte a tener relaciones sexuales. Si ocurre, tienes todo el derecho a denunciarlo e incluso mandarlo a la cárcel. No es no.

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