Verónica Linares: "En caso de robo, ¿paciencia?"
Verónica Linares: "En caso de robo, ¿paciencia?"
Verónica Linares

Una vez más estamos en vivo desde una casa que ha sido robada y sus propietarios –como siempre– cuentan que han tenido que dormir en el piso de su sala para no tocar nada y así no dañar las huellas que podrían haber dejado los delincuentes. Veinticuatro horas después del robo, la policía no ha acudido a recoger las evidencias.

La casa estaba patas arriba: cajones abiertos, ropa revoloteada sobre las camas, cerraduras rotas, cajas fuertes vulneradas, joyeros vacíos, etc. Se habían llevado cerca de 30 mil dólares. El robo se produjo el mismo día de último debate presidencial, cerca al Trébol de Javier Prado, por donde se desarrolló la polémica electoral. Ahí sí había seguridad y extrema. 

Estuve en el lugar cubriendo la información y en los alrededores había policía montada, portatropas, calles enrejadas, policía de a pie. Eran mil efectivos destinados a resguardar la seguridad del futuro presidente (a) del Perú y sus respectivas portátiles. A solo unos metros, a las 9 de la mañana, los delincuentes se habían llevado de una casa lo que les dio la gana. Esta es una de las tantas paradojas que se repiten en nuestro país. 

Los vecinos de San Borja habían logrado apuntar la placa del auto en el que huyeron los malhechores, pero cuando llevaron los datos a la comisaría, un técnico les dijo que esa información era por gusto, pues normalmente los delincuentes usan placas clonadas. Les indicaron que debían esperar a que llegue la policía. Pero esa espera puede durar semanas o tal vez nunca se concrete dicho peritaje. 

Entonces uno se indigna y despotrica contra la policía por una dejadez que a veces llega a confundirse con complicidad. Pero resulta que esta no es función de la comisaría. Ellos no son los llamados a levantar las pruebas, tomar las huellas dactilares, reconstruir la escena del crimen e iniciar las investigaciones. No, aunque usted no lo crea.

Como todo en Perú, la cosa es más compleja. Las comisarías no tienen investigadores ni peritos, ellos solo reciben la denuncia de un robo y deben llamar a la DIRINCRI que tampoco es  la encargada de recoger las huellas a lo CSI [Crime Scene Investigation], deben llamar a la Dirección de Criminalística, que queda en la avenida Aramburú. 

Dicen que toda esta comunicación puede ser telefónica, pero dudo de que sea así. Démosles el beneficio de la duda e imaginemos que todos están interesados en capturar a los robacasas de San Borja y se logra que los peritos lleguen al lugar del robo al cabo de 24 horas. Ellos no investigan, solo analizan la escena y preparan un informe para la DIRINCRI. Mientras tanto, los delincuentes podrían entrar  otra vez a robar a la misma casa como ha ocurrido en otros casos. Esta es una de las razones por la que la delincuencia avanza sin control. 

Se imaginarán que a la DIRINCRI llegan a diario decenas de casos, entre los más conocidos: el ajuste de cuentas entre bandas en San Martín de Porres, la muerte de un delincuente en una pollería en Chorrillos, la captura del Loco Harry, el robo de celulares con consecuencia de muerte, asaltos a mano armada en los micros.

Entonces, ¿la solución es aumentar la cantidad de peritos y descentralizarlos? Cuando se lo pregunté al jefe de la DIRINCRI, su escueta respuesta me hizo entender que falta mucho para combatir la inseguridad. Me dijo que estaban contratando personal.

¿Recién? y cuántos peritos trabajan en la Dirección de Criminalística de Aramburú? Respuesta: Se están capacitando más. Pero cuántos están trabajando –en estos momentos– en los casos que hay solo en Lima. El general dijo, “No sé”.

¿Será verdad que no tiene ese dato? o prefiere no responder. Tal vez apenas son diez y prefiere quedar como poco informado que generar alarma en la población, al dejar en evidencia las carencias policiales. Si a esto se suma la corrupción policial, en el Ministerio Público y el Poder Judicial, el desmadre al interior de las cárceles se entiende por qué la delincuencia nos está ganando la batalla. Hoy tenemos la oportunidad de hacer un cambio. ¿Cuál de los dos candidatos tiene la solución? Bueno, eso es lo que está en sus manos, amigo elector. 

 

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