Verónica Linares: "¿Quieres ser madre? Primero lee esto"
Verónica Linares: "¿Quieres ser madre? Primero lee esto"
Redacción EC

Dicen que las madres somos unas abnegadas. Que desde que damos a luz solo pensamos en nuestros hijos. Bueno, hoy en nuestro día, haré el esfuerzo por ser un poco egoísta. Ese será mi regalo. De paso podré advertir a las futuras mamás lo que a mí nunca me dijeron. Porque, les adelanto, que eso de las malas noches, es chancay de 20 céntimos.

Subir 20 kilos en nueve meses es traumático. Cuando te ves en el espejo no te reconoces. Te ves gigante. La ropa que más te gusta se va quedando en el clóset y debes comprarte la especial de maternidad, que no es precisamente la más fashion del mercado. Sí, estás feliz de llevar dentro de ti a tu bebe, pero la desesperación de pensar que nunca regresarás a tus medidas nunca se quita.

Durante toda esa época, personalmente, me sentí inútil. Llega un momento en el que no te puedes mover sola. No te puedes agachar, ni doblar. Es incómodo ponerte panties, se te hinchan las manos, los pies. No puedes cargar peso, no puedes usar tacos, no puedes echarte boca abajo, tampoco estar sentada en una misma posición. Llega un momento en el que caminas como pato. Como el bebe se va preparando para salir, la vagina empieza a dilatarse unos dos meses antes del parto. Constantemente sientes que algo te empuja.

Mi familia me obligó a dejar de manejar. Como voy a trabajar a las 4.00 a.m., me decían que las contracciones podían agarrarme en el camino y a esa hora, nadie podría socorrerme. Yo luché para que no fuera así. Puse de ejemplo a los millones de mujeres que van en combi solas. Pero recibí un «irresponsable» de respuesta. Manejo desde que tengo 18 años y esas dos semanas fueron estresantes. Depender de otro para hacer tus cosas es algo frustrante. A la derecha, por allá, a esta hora hay tráfico, mejor anda por aquí. De locos.

Nace el bebe, emoción total, lágrimas. Pero si te hicieron cesárea, los primeros días no puedes ni reír porque sientes que los puntos van a soltarse. A algunas mujeres eso les dura días; a otras, semanas.

Llegas a casa y tratas de recordar las recomendaciones de las enfermeras para dar de lactar y nada sirve. Luego de unos días, los pezones te están sangrando. No soportas ni el agua de la ducha. Que te coja bien, que abra la boca, nada funciona. El bebe llora de hambre y con dolor le metes la teta. No te olvides del dolor de la cesárea. Si no te sale leche –he escuchado– es aun más complicado. Para evitar las heridas abiertas opté por usar el sacaleche, pero ahí no acabó el sufrimiento. Me dio mastitis tres veces. Los conductos por donde sale la leche se obstruyeron, mis mamas se pusieron como piedras, me dio fiebre. Les cuento que la ciencia aún no ha podido hacer nada para solucionar eso. Usé un rodillo de repostería para sacarme la leche. Las tres veces hice lo mismo. Hay mujeres que dicen disfrutar la lactancia, pero muchas otras, como yo, que la pasan mal. ¡Ah!, la leche sale todo el día. ¿Tú crees que así vas a tener sexo?

Hoy confieso que amo tanto a Fabio que no quiero que esté solo en la vida. ¿En quién se va apoyar cuando yo muera? Así que ahora ya no importa nada y estoy pensando en darle un compañero ¡Feliz Día de las Madres!

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