Verónica Linares: Una relación es de dos
Verónica Linares: Una relación es de dos
Redacción EC

Estefanía me cuenta que se acaba de enterar de una nueva infidelidad de su ex pareja. “¿Otra más?”, me hago la sorprendida. Han pasado tantos años desde que se separaron que ya ni sé si le corresponde siquiera el título de ex y, menos aún, si valga la pena hablar de él. Pero intuyo que al darme detalles sobre la infidelidad pasada todavía intenta responder por qué nunca se dio cuenta de que la engañaba.

Desde que se separó comenzó a enterarse de varias sacadas de vuelta de su ex chico. Recuerdo que la primera vez estaba en shock, porque aseguraba que él nunca dio señales de que andaba con otra. Que los fines de semana estaban juntos, que casi no tenía amigos y que era recontra casero. Pero a veces no es necesario encontrar una marca de labial en una camisa o recibir la llamada de la ‘otra’ para saber que tu pareja ya no te quiere.

Una de las cosas que más me molestaba de su relación era la crítica constante a su trabajo. Estefanía vende las tortas de chocolate más ricas del mundo, pero para el ex nunca estaban en su punto y cada vez que podía la desanimaba de seguir “jugando a la comidita”.

Además, ella se aparecía sola en todas las reuniones sociales. No importaba si era miércoles o sábado, él siempre estaba cansado. Nosotros cuestionábamos tanta libertad, pero ella decía que eran una pareja moderna que se daba su espacio.

Por otro lado, su plan de cada fin de semana era ver películas solo los dos. No digo que siempre haya que ir a algún lado y en grupo, pero no salían ni al cine. Se quedaban en la casa porque, según ella, a él le gustaba disfrutar de su compañía. A veces parecía que él no quería que los vieran juntos.

Pero lo que más me molestaba de esa relación era que no asistía a los eventos familiares de Estefanía. Ni a la parrillada de su papá, ni al santo de su abuela, ni a la comida que hacía su mamá, ni a visitar a su hermano mayor a la clínica luego de una operación. No sé cómo hacía este chico para tener siempre algo impostergable y más importante que acompañar a su chica en esos momentos. 

Estefanía demoró muchos meses en asimilar que su relación ya había terminado mucho antes de que él la dejara. Y que esas sacadas de vuelta, de las que se enteró después, eran una consecuencia: qué puedes esperar de alguien que ya no te quiere. Estoy segura de que en el fondo de su corazón ella sabía que esas ausencias no obedecían a la superrecargada agenda de su ex. Una relación es de dos y no de uno.

A veces, preferimos no mirar las señales y volteamos la cara para seguir adelante en algo que no da para más. Así que eso de que las mujeres somos las últimas en enterarnos de una infidelidad no es del todo cierto. Más bien yo diría que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

 

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