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Wendy Ramos y Cristina Vallarino cuentan cómo dejaron de fumar - 1
Andrea Castillo

¿Decidiste dejar de fumar? ¡Felicitaciones! Has dado el primer paso para asumir el gran reto -difícil pero no imposible- de liberarte de la dependencia por la nicotina, un químico presente en el tabaco.

Pero las buenas intenciones por sí solas no bastan. Quizá deberás librar varias batallas antes de alcanzar la victoria, pero si persistes en tus esfuerzos lograrás ganarle la guerra al tabaquismo.  Algo sí necesitas tener claro: no existe un método único ni una fórmula mágica para superar el problema. La actriz Wendy Ramos, quien dejó de fumar hace 9 años, y la enóloga Cristina Vallarino, que lleva 6 meses libre del tabaco, comparten su experiencia.

Wendy Ramos, actriz

«Fumaba dos cajetillas y media de cigarros por día. Había encontrado todas las justificaciones y respuestas, serias y graciosas para responder a los que me decían que dejara de hacerlo. Un día me di cuenta de que las personas a mi alrededor fumaban más; otras empezaron a hacerlo y algunos alumnos me regalaban cajetillas de cigarros por mi cumpleaños. Me pareció terrible ser un ejemplo de algo así. Ese fue uno de los motivos para dejarlo, y el otro, un poco más banal, fue por el olor.  ¿Cómo dejé de hacerlo? La Colat [Comisión Nacional Permanente de Lucha Antitabáquica] me ofreció un tratamiento completo con unas pastillas (champix), y  un psicólogo de Cedro y un neumólogo me acompañarían en el proceso. Aun pensando que no lo lograría, decidí intentarlo. Pedí ayuda a todos para que no fumaran cerca de mí y me compré un libro sobre el tema. Lo tomé muy en serio y es una de las cosas de la que me siento más orgullosa».

Cristina Vallarino, enóloga

«Empecé a fumar a los 14 años. Cuando me inicié como enóloga, ya era fumadora y nunca tuve problemas con mi olfato; pero un día, a los 39 años, decidí que era momento de dejar el hábito: mi pelo, que siempre lo llevo largo, olía horrible. Durante dos años probé con la acupuntura, tres veces recurrí al láser y participaba en un grupo de ayuda mutua, pero eso no era para mí. Llevo seis meses sin fumar y debo reconocer que conseguí hacerlo con el cigarrillo electrónico. A mí me funcionó. También me fue útil pegar papelitos por toda mi casa con imágenes de Internet de gente enferma por causa del tabaco, y durante un mes evité la mayor parte de reuniones sociales. También me enfoqué en conocer los beneficios de dejar de fumar, lo que pasa luego de 7 horas, de 14 horas, de dos días, de un mes. Dejarlo me ha costado Dios y su ayuda».

 

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