La meditación es una experiencia de plenitud y conexión que todas las personas somos capaces de poder vivenciar.
La meditación es una experiencia de plenitud y conexión que todas las personas somos capaces de poder vivenciar.
Milenka Duarte

Es probable que más de una vez hayas escuchado hablar sobre la y su importancia, y que inclusive hayas tratado de ponerlo en práctica, pero simplemente dejaste de intentarlo porque “no lograste” los mismo beneficios que las demás personas. Alguna vez, te has cuestionado sobre el por qué crees que no eres suficiente para meditar.

En primer lugar, debemos comprender que la meditación es un concepto complejo de poder definir, ya que existen diversos tipos, pero puede entenderse como una experiencia de plenitud y conexión que todas las personas somos capaces de poder vivenciar.

“Nosotros somos cuerpo, mente y alma. Nuestro ser está conectado con la divinidad, es decir, con la paz y calma, lo cual es nuestro estado natural; sin embargo, este se ve influenciado por diversas creencias, ideas, prejuicios y pensamientos que alteran ese estado de plenitud. Por esta razón, se habla sobre lo enriquecedor que puede ser la meditación, ya que gracias a ella, podemos recuperar esa paz y calma”, asegura Viviana De Ferrari, Coach holística y ontológica.

Es bastante común que cuando tratamos de meditar, suelen aparecer miles de pensamientos que invaden nuestra mente. Como refiere De Ferrari, cuando empezamos a meditar nuestra mente tiende a proyectar todo el material que tenía guardado en forma pensamientos, sensaciones y emociones que empiezan a surgir porque han estado en caos. Sin embargo, cuando tratamos de empujarlos y cerrarnos a ellos, tienden a regresar con más fuerza, generándonos frustración porque nos conectamos con emociones que muchas veces no nos gustan. Por ende, dejamos de intentar, porque creemos que no somos capaces de realizar esta práctica, y es ahí donde entran a tallar nuestras creencias limitantes, las cuales son creadas por nosotros mismos y determinan la manera en cómo observamos la vida.

“Con la meditación nos volvemos observadores de nuestros propios pensamientos, lo importante es que permitamos que estos fluyan y no aferrarnos a ellos, solo dejar que se expresen y sigan su curso. Y en caso nos enganchemos con estos pensamientos, no debemos criticarnos ni te juzgarnos, ya que nosotros tenemos el poder de regresar a ese estado de consciencia”, afirma la especialista.

Además, es importante tener en cuenta que tenemos entre 50 y 80 mil pensamientos diarios, por lo que la meditación nos permite poder escucharnos, conectar con nosotros mismos, conocernos a profundidad y poder determinar qué pensamientos queremos seguir manteniendo y cuáles deseamos eliminar. Por esta razón, la meditación es un elemento clave para el crecimiento personal.

-UNA NUEVA PERSPECTIVA-

Con el transcurso del tiempo, nos han hecho creer que la meditación puede solucionar todos nuestros problemas y que inmediatamente nos transforma la vida. En ocasiones, la mayoría de personas no logran alcanzar ese mágico resultado del que muchas veces se habla. En efecto, hemos idealizado lo que es y lo que podemos lograr con ella.

Si bien es cierto, la meditación tiene infinidad de beneficios, para De Ferrari, esta técnica nos permite abordar nuestros problemas desde un estado de consciencia más calmado, lo que no significa que no experimentemos ansiedad, ira o tristeza, sino que ahora, ya no nos aferrarnos tanto a esas emociones negativas.

En definitiva, estamos condicionados a querer alcanzar los beneficios de manera inmediata; sin embargo, la meditación es un proceso y son pequeños cambios los que vamos a ir observando en el transcurso del tiempo.

Asimismo, en occidente se tiene la creencia de que hay una sola metodología de meditación, a pesar de que existen infinitos tipos, lo más importante es encontrar lo que nos permita conectarnos con nuestra esencia.

“Busca tu propia experiencia. Absorbe lo que te sea útil y deja ir lo que no te sirve, y agrega lo que es específicamente tuyo”. Esta frase de Bruce Lee es fundamental, ya que la clave del éxito en la meditación es intentarlo, ser constante y tener mucha paciencia con uno mismo, sin juzgarnos o trazarnos metas, simplemente inténtalo y permitirnos fluir. Lo ideal es probar diferentes metodologías o incluso cada uno de nosotros tenemos el poder de crear nuestra propia manera de meditar. De manera que, es esencial determinar qué es lo que nos funciona para poder disfrutar al máximo ese espacio de calma, paz, amor y plenitud”, recomienda De Ferrari.

¡Si no resuenas con ninguna de estas metodologías que te presentaremos a continuación o con alguna otra que conozcas, si realmente quieres practicar esta técnica, no tienes excusas para no intentarlo, las excusas están en tu mente!

-MEDITACIÓN ANALÍTICA-

Este tipo de meditación nace de la tradición budista tibetana, también denominada Vipassana, la cual se emplea para cambiar actitudes destructivas por positivas, a través de un proceso de razonamiento o interiorización. Asimismo, esta favorece a la armonía interior y promueve la trascendencia espiritual.

Para poner en práctica dicha técnica, se debe relajar el cuerpo y descansar todos los pensamientos que estén transitando por la mente. Posteriormente, empieza haciendo respiraciones largas y profundas, y trata de concentrarte con la forma en la que entra y sale el aire por las fosas nasales.

La postura ideal para meditar consiste en estar sentado con la espalda recta y las manos sobre las rodillas, de manera que la respiración pueda fluir sin ningún problema. Lo fundamental es que te sientas cómodo.

Se recomienda realizar este tipo de meditación un par de veces al día. Además, es importante el lugar que elijas para esta práctica, ya que te ayudará con la relajación.

-SUN GAZING-

Se trata de una técnica milenaria, también conocida como el arte de mirar el sol. Actualmente es una excelente opción de meditación, gracias a que esta permite que la mente se llene de pensamientos positivos y se fortalezca, aumenta el nivel de energía, activa la glándula pineal, reestablece los niveles normales de melatonina y la salud del sistema endocrino, contribuye al mejoramiento del uso de los hemisferios cerebrales, entre otros.

Básicamente, su práctica requiere de la contemplación del sol una vez al día, ya sea al amanecer o atardecer durante 10 segundos, debido a que en estos horarios se ha constatado científicamente que la radiación infrarroja y ultravioleta es mínima, evitando así posibles daños oculares o corporales.

Lo recomendable es ir aumentando cada día 10 segundos más hasta llegar a 15 minutos observando el sol, lo que podría tomarte 3 meses aproximadamente.

-MINDFULNESS-

Esta práctica nos permite ser conscientes del momento presente y dejar fluir nuestros pensamientos sin poner resistencia o juzgarlos, simplemente hay que observarlos como vienen y van.

Es importante focalizar nuestra atención en un elemento, por ejemplo podría ser la respiración. En este caso, debemos ser conscientes de todas las sensaciones que de ella se desprenden, sin intentar modificarla.

Igualmente, podemos aplicarla durante nuestras actividades cotidianas como al cepillarnos los dientes, bañarnos, de camino al trabajo, etc.

Al principio no será fácil, te contará poder centrar la atención más de 10 segundos, pero como todo, mejorará con la práctica. Lo ideal es comenzar con 5 minutos e ir aumentando el tiempo de manera progresiva. Una vez adquirido el hábito, puedes meditar durante 20 a 30 minutos diarios.

-NIÑO INTERIOR-

Es una metodología que está enfocada en la conexión con los sentimientos y vivencias de nuestra infancia. A través de un ejercicio de visualización, podemos imaginar que nuestro “yo” adulto entra en contacto con nuestro niño interior. Gracias a ello, somos capaces de entablar un diálogo con él, abrázalo, y pregúntale qué necesita para ser feliz, y que a partir de ahora estará a salvo y será aceptado tal y como es.

Asimismo, tenemos la oportunidad de llevar a ese niño a cualquier lugar que queramos. Tal vez preguntarnos, ¿Dónde nos hubiese gustado ir cuando éramos niños? ¿Qué caprichos deseábamos y no pudimos tener? ¿Qué afectos nos faltaron? ¿Cuáles tuvimos? Este es un excelente momento, para experimentar lo que nosotros deseamos. Una vez que este niño interior se sienta motivado y alegre, debemos despedirnos de él y garantizarle que siempre recurriremos a él.

Este tipo de meditación, nos permite darnos cuenta que nuestras partes más inseguras, crueles y temerosas pueden provenir del niño que llevamos dentro. Por esta razón, es importante cuidarlo, quererlo y aceptarlo, y de manera progresiva podremos notar una mejora emocional y una autoestima más equilibrada.

-OSHO DYNAMIC MEDITATION-

Esta técnica, creada por el místico indio conocido como Osho, nos permite romper con viejos y arraigados hábitos en nuestro cuerpo-mente, para experimentar la libertad, la contemplación, el silencio y la paz a través de cinco fases.

Es importante mantener los ojos cerrados durante todo el proceso

En la primera fase (10 minutos) empezamos con una respiración intensa, profunda y rápida, concentrándonos siempre en la exhalación. Luego, en la segunda fase (10 minutos) debemos permitirle cierta libertad a nuestro cuerpo para que se exprese como quiera, podemos gritar, llorar, bailar, etc. Durante la tercera fase (10 minutos), con los brazos en alto todo el tiempo por encima de la cabeza, saltemos de arriba hacia abajo gritando el mantra “¡Ju!, Ju!, Ju!”. Inmediatamente después, en la cuarta fase (15 minutos), debemos quedarnos inmóvil en la posición en la que estamos, ya que el más mínimo movimiento podría disipar el flujo de energía. Simplemente debemos ser testigos de todo lo que nos está sucediendo. Por último, la quinta fase (15 minutos), a través de la música celebremos, bailemos y expresémonos como queramos.

Lo más recomendable es realizar este ejercicio durante las mañana y empleando la música específica de

VIDEO RECOMENDADO

Manejo de ansiedad: ¿Cómo gestionar mis preocupaciones?

Manejo de ansiedad:¿Cómo gestionar mis preocupaciones?

TE PUEDE INTERESAR

·

·

·

Contenido Sugerido

Contenido GEC