MDN
Elsa Olivero
romina herrán

Son las diez de la mañana. Elsa me ofrece un té con canela de Sri Lanka y unas galletas de anís y avena. Se sienta sobre la alfombra negra de la sala de su casa, mientras la música del pianista George Winston se escucha de fondo. Lleva una chompa holgada, unos jeans con lazos, botas altas y una sonrisa, amplia, muy amplia.

¿Qué quieres ser de grande? Actriz de Hollywood, respondía Elsa Olivero. Tenía cinco años y esa era su mayor ilusión. Sí, ella era la niña que en el colegio, el Pío XII, recitaba poemas, cantaba en el coro, tocaba la guitarra y participaba en las actuaciones. “Soy privilegiada. Soy aquello a lo que jugaba de pequeña. Amo lo que hago”, sentencia.

Su vida es lo más normal que puede ser la de una artista. Lleva a su hija menor Fátima, de 12 años, a la escuela. Colabora en el cuidado de Noah, el bebé de Brisa, su hija mayor. Practica yoga y meditación regularmente. Y cuatro días a la semana se convierte en Irene, su personaje en “El Tiempo de los anhelos”, obra que se presenta en el teatro El Olivar hasta el domingo 1 de julio.

¿Cómo reaccionó tu familia cuando anunciaste que querías ser actriz?
Mis padres no me la pusieron difícil. Mi mamá me dijo: “¿Te gusta esa carrera? ¡Bueno!” Deseaba que yo sea feliz. Me inscribí en el Club de Teatro de Lima. Las clases eran tres veces a la semana y duraban dos horas, pero yo vivía allí. Nunca me planteé la posibilidad de hacer otra cosa. Todos tenemos un llamado del alma y, cuando lo escuchas, no hay marcha atrás.

¿Recuerdas la primera vez que pisaste un escenario?
Llevaba seis meses en el Club de Teatro y la promoción que me antecedía estrenó una obra dirigida por Reynaldo D´amore. Tenía 17 o 18 años, participé haciendo los coros y bailando flamenco. Allí, en el escenario, supe que estaba donde debía estar. Es lo mismo que siento ahora.

En los 90 integraste la banda de reggae-fusión “Jericó y los nuevos predicadores”...
En la película “Alias La Gringa” conocí a Gabriel Gallegos. Él era el cantante de este grupo que mezclaba el reggae con ritmos andinos y árabes. Nos hicimos muy amigos y comencé a interpretar los coros. El último concierto en el que estuve fue dos semanas antes de que naciera mi hija Brisa.

Eres mamá soltera. Tienes dos hijas: Brisa, de 21 años, y Fátima, de 12 años.
Con el papá de Brisa salimos un tiempo, él vivía en Argentina y fui a visitarlo a por su cumpleaños, pero me di cuenta de que no funcionaría. Cuando regresé, sospeché que estaba embarazada, me hice un examen y lo confirmé. Mi reacción fue reírme de nervios. Con el papá de Fátima, la relación no duró mucho. Siempre tuve el mejor soporte del mundo: mamá, abuela, tías y tíos. Ser madre soltera no es terrible, puede ser maravilloso. En mi caso, lo fue y lo sigue siendo.

¿Sentiste culpa por no poder estar cada momento con tus hijas debido a tu profesión?
No. Lo mejor que le puedo dar a mis hijas es mi felicidad y realización. Una persona feliz, hace felices a los demás. Es una ecuación sencilla, como 2 + 2 = 4. La gente que genera conflictos, en la familia o en el trabajo, no es feliz. Cuando lo eres, quieres que los otros también lo sean.

Eres abuela de Noah, de un año, hijo de Brisa. ¿Cómo recibiste la noticia?
Tardé unos minutos en darme cuenta de que hablaba en serio. Su novio estaba a su lado. Cuando reaccioné, les pregunté: “¿Cómo están?”. Contestaron: “¡Felices!”. Y nació Noah, que es una luz. La vida y la maternidad son regalos, y así hay que tomarlos. Claro, no es que todo sea perfecto ni fácil. A pesar de eso, estoy convencida de que la actitud con la que recibes las cosas que te pasan es lo más importante. A su edad, 19 años, me pareció que era muy valiente. Y allí está, junto a Diego, luchándola.

¿Crees en el amor?
Siempre hay que creer en el amor, incluso en el romántico. A mis 49 años, no tengo la misma expectativa, tolerancia ni paciencia que a los 20. Pero sí las cosas claras. Deseo un compañero para compartir lo que hemos aprendido y logrado. Es indispensable que sea emocionalmente sano y que posea sentido del humor. 

En una sociedad que rinde culto a la belleza, ¿qué rol juega esta en ti?
Para bien o para mal, mi imagen nunca fue prioridad. Ahora, un especialista en medicina estética está desapareciendo las manchas de mi cutis. Y regresé al yoga. Esto, por mi bienestar y para obtener mi mejor versión. Cuando te sientes bien, hay una luz a tu alrededor. La belleza física tiene que ver con el brillo de tus ojos.

Además, meditas. ¿Qué te aporta esta práctica?
Permite ser consciente de que eres más de lo que ves y que existes con todo tu potencial. Es un masajito al alma, que te enseña a decir gracias, porque hay mucho por agradecer.

En el 2015 fuiste reconocida como “Mejor actriz de reparto” por el filme “La Deuda” en el Festival de Málaga. En el 2016 participaste en la novela “El regreso de Lucas”; el 2017 en “Solo una madre”, y hasta este año en “Colorina”. ¿Qué es el éxito para ti?
El éxito se relaciona con la paz que tengas contigo misma. Las experiencias, positivas o negativas, son parte de tu vida. Si no te alegran, te hacen más fuerte o sabia. Debes sacar lecciones de lo que te ocurre. Hay situaciones muy difíciles, pero es casi una obligación intentar ser feliz.

“Con errores y todo, estoy haciendo mi vida a mi manera”, asegura Elsa Olivero. Hoy, su carrera puede resumirse en una sola palabra: imparable. Recién terminó de grabar para la película “Contactado”, dirigida y producida por Mariana Rondón y Marité Ugás, que se estrenará el próximo año. Pronto empezará un nuevo proyecto de televisión (del que no puede dar mayores detalles) que le entusiasma. Y está planeando llevar clases de tango y flamenco por puro placer y algo de nostalgia familiar. ¿Qué espera ella del futuro? Que la siga sorprendiendo bonito. Tan bonito como hasta ahora.

Contenido Sugerido

Contenido GEC