Muchas veces en el trayecto de la casa a la oficina, que hago a diario en mi bicicleta, me toca rodar detrás de un autobús por una calle congestionada de tránsito.
Cada vez que el conductor pisa el acelerador y los vehículos se mueven, quedo expuesto ante una nube negra de gases que inevitablemente tengo que atravesar.
Si no es el autobús es un taxi, o un camión o simplemente un vehículo particular.
Eso sin tomar en cuenta las partículas contaminantes que quedan en el aire generadas por las fábricas o los hogares.
En esos momentos suelo recordarme de las advertencias que me ha hecho gente cercana, en varias ocasiones durante los últimos años, sobre los riesgos para la salud de hacer ejercicio en lugares con altos niveles de contaminación, un mal al que estamos expuestos todos los que habitamos en grandes ciudades.
Mi primer pensamiento es sobre lo dañino que debe ser para mi organismo el aire que estoy respirando, pero también me pregunto hasta qué punto debo preocuparme.
(Foto:Shutterstock)¿Realmente sería mejor que no anduviera en mi bicicleta y me abstuviera de hacer ejercicio? La respuesta es no, como le dijo a BBC Mundo la doctora Sandra Mahecha, especialista de medicina deportiva de la Clínica MEDS en Santiago de Chile.
"Siempre lo peor es no hacer ejercicio", dijo enfáticamente.
"La mayoría de los trabajos científicos existentes en ciudades contaminadas y el riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNTs) evidencia que el beneficio de la actividad física y el ejercicio regular en ambientes contaminados supera los riesgos de la práctica".
Para explicarlo de una forma gráfica la doctora alertó que "se mueren más personas por ser sedentarias que por hacer actividad física en ambientes contaminados".
Riesgo menor
Un amplio estudio que se publicó este año, elaborado por investigadores de Reino Unido, Suiza, España y Brasil, demostró que los efectos del transporte activo (pedalear y caminar) en las ciudades, incluso en aquellas con altos niveles de contaminación, producen más beneficios a las personas que los riesgos que se corren por estar expuestos a las partículas en el aire.
(Foto:Shutterstock)Los investigadores analizaron los puntos a partir de los cuales la actividad física como medio de transporte comenzaban a tener efectos negativos para la salud y la conclusión fue que en la mayoría de las ciudades estudiadas eran necesarias más de siete horas pedaleando o 16 horas caminando al día para que los perjuicios contrarrestaran los efectos positivos.
"Incluso en Nueva Dehli, una de las más contaminadas del mundo, la gente tendría que andar en bicicleta más de cinco horas a la semana para que las personas sufran un efecto negativo con la actividad física", comentó el doctor Marko Tainio, líder de la investigación que se publicó en la revista Preventive Medicine.
Una de las urbes con más niveles de contaminación en América Latina es la capital de Chile, Santiago, en donde las autoridades elaboraron una guía de recomendaciones de actividad física dependiendo de la calidad del aire existente en un momento determinado.
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